La eliminación del monopolio del Estado sobre el petróleo, las telecomunicaciones y la electricidad abre en Brasil una nueva etapa de crecimiento basado en inversiones extranjeras, aunque por mecanismos distintos a los observados en la década del 70.
Las empresas extranjeras representan 40 por ciento de las 350 firmas presentes en la feria petrolera bianual Rio Oil & Gas, que tiene lugar esta semana en Rio de Janeiro, informó el Instituto Brasileño del Petroleo (IBP), uno de los organizadores del acontecimiento.
Ese interés fué despertado por la enmienda constitucional aprobada el año pasado que flexibiliza el monopolio, permitiendo al capital privado y extranjero participar en la exploración, producción, importación y refinación de petróleo.
Pero la implementación de la medida depende aún de una ley de reglamentación, que se tramita en la Cámara de Diputados. Hasta su aprobación, las empresas privadas del sector están limitadas a la distribución de derivados.
Una vez concretada la apertura sectorial, las inversiones anuales se duplicarán, hasta llegar a 6.000 millones de dólares, calculó la IBP, considerando que el mercado petrolero brasileño factura 30.000 millones de dólares al año.
La Petrobrás, compañía estatal que administra el monopolio petrolero hace más de 40 años, informó disponer ya de 200 proyectos, que ejecutaría en asociación con otras empresas y que suman inversiones por 15.000 millones de dólares.
Entre las empresas atraídas por el nuevo mercado se cuentan algunas de carácter oficial, como Petróleos de Venezuela, que por primera vez participa en la feria de Rio. La empresa venezolana se asoció a Petrobrás en varios proyectos y pretende construir una refinería en Brasil.
En los años 70, el capital extranjero tuvo papel decisivo en el llamado "milagro brasileño", de crecimiento anual de más de siete por ciento en promedio. Pero su participación se canalizó principalmente a través de préstamos al sector público para obras de infraestructura y dio lugar a la crisis de la deuda externa.
El modelo de desarrollo brasileño de entonces se basaba en el trípode de capitales estatales, extranjeros y privados nacionales. Agotadas esa fórmula y la capacidad del Estado para invertir, la privatización, que hasta ahora se cumplió en siderurgía y petroquímica, llega a los antiguos "sectores estratégicos".
Como petróleo, energía y telecomunicaciones requieren grandes capitales y capacidad tecnológica, las transnacionales y las empresas estatales extranjeras están en condiciones de lograr implantación en el nuevo mercado que se les ofrece, como se comprobó en otros países. Las compañías nacionales sólo pueden competir mediante su asociación con las primeras.
Además de los negocios del petróleo en Brasil, la feria Rio Oil & Gas comprende discusiones sobre areas afines, que se desarrollan en varios congresos paralelos, como el Latinoamericano de Hidrocarburos y el Brasileño de Petroquímica. (FIN/IPS/mo/ff/en/96
