Gobiernos y organismos internacionales conmemoraron el quinto centenario de la llegada de los europeos a América con premios, la entrega de tierras y la promulgación de leyes para favorecer a los indígenas. Pero cuatro años después, poco parece haber cambiado para la población aborigen.
Los 45 millones de indígenas de América Latina, 90 por ciento de los cuales viven en Bolivia, Ecuador, Guatemala, México y Perú, permanecen atrapados en la pobreza y la marginación.
Muchos de ellos recordarán este sábado el arribo de Cristobal Colón a América con marchas para celebrar su resistencia y denunciar la explotación que aún padecen.
Los aborígenes latinoamericanos obtuvieron en los últimos cuatro años algunas victorias políticas, incluso en elecciones. Lograron la aprobación de leyes para garantizar sus derechos, pero también enfrentaron represión y retrocesos, según un recuento de hechos realizado por las oficinas de IPS en la región.
"En el tema indígena hubo los últimos años mucho ruido y pocas nueces, y los nativos siguen tan pobres como siempre", dijo a IPS el etnólogo mexicano José del Val, director del Instituto Indigenista Interamericano, dependiente de la Organización de Estados Americano.
Todas las promesas y leyes promulgadas a propósito del quinto centenario se diluyen con el paso del tiempo y el retroceso es evidente en varios países, sostuvo Del Val.
En BOLIVIA, miles de campesinos realizaron largas marchas hacia la capital para oponerse a proyectos de ley y políticas oficiales que prevén la reversión de tierras al Estado. El tema, que generó una marcada inestabilidad social, terminó por dividir a los indígenas.
Bolivia, cuya población aborigen representa 60 por ciento del total, es uno de los pocos países del mundo donde un cargo de alto rango como la vicepresidencia es ocupado por un indígena.
Se trata de Victor Cárdenas, que lleva tres años en funciones y, según varios analistas, no ha logrado solucionar casi ninguno de los problemas que aquejan a sus hermanos de raza.
En el vecino PERU, donde un 30 por ciento de los habitantes son de origen indígena, el Congreso ratificó en 1994 el Convenio 164 de la Organización Internacional del Trabajo, que reconoce derechos de cultura y territorios a las etnias, pero no se avanzó hacia su aplicación.
En abril fue fundado en Perú Renacimiento Andino, un partido político que promueve el desarrollo nacional en base a la fusión "de la modernidad y de la ideología ancestral". El nuevo movimiento recolecta firmas para formalizar su inscripción en el registro de partidos.
Al norte de Perú, en ECUADOR, donde se cuentan las organizaciones indígenas más cohesionadas del continente, los nativos dieron un importante salto político este año.
Bajo la bandera del movimiento Nuevo País Pachakutik, lograron en las elecciones de mayo ocho escaños en el Congreso y 71 cargos seccionales.
"Pasamos de la lucha silenciosa y de la actitud dependiente a la acción política", dijo el diputado indígena ecuatoriano Luis Macas. A pesar de que los nuevos diputados prometieron trabajar juntos para superar los problemas de sus pueblos, en su bloque ya se manifiestan divisiones.
Los indígenas también lograron presencia electoral en BRASIL, donde persisten graves problemas de rezago agrario y de distribución de tierras. Este mes Joao Neves da Silva se transformó en el primer alcalde indígena electo en ese país.
Mientras, acciones represivas contra los indígenas contrastaron en los últimos meses en COLOMBIA con los amplios derechos de autogobierno concedidos a la población aborigen por la constitución de 1991.
El asesinato entre 1990 y 1996 de 200 indígenas, atribuido a terratenientes, y el otorgamiento de concesiones petroleras contra la opinión de las comunidades locales señalan a Colombia como "uno de los países donde mayores retrocesos se observan en relación al respeto por los nativos", afirmó Del Val.
Algo no muy diferente sucede en Mesoamérica. Los indígenas de GUATEMALA y MEXICO, pese a ocupar un puesto destacado en las agendas políticas nacionales, siguen enfrentando un "franco deterioro" de sus condiciones de vida, dijo el director del Instituto Indigenista Interamericano.
Organizaciones guerrilleras y los gobiernos de Guatemala y México firmaron entre 1995 y 1996 acuerdos sobre el tema indígena. Las autoridades se comprometieron a respetar y promover los derechos de los nativos, aunque las promesas aún no se han traducido en cambios constitucionales.
En CHILE, al sur del continente, donde los indígenas representan menos de uno por ciento de la población, se dictó hace tres años un ley de desarrollo que permitió restituir más de 50.000 hectáreas a unas 3.000 familias nativas y avanzar en programas de desarrollo bilingüe, de protección ambiental y de respeto a la mujer nativa.
También hubo en Chile conflictos, que incluso serán denunciados a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, como el caso de 141 mapuches sentenciados a 541 días de presidio y a multas de 180 dólares por intentar la recuperación en 1992 de tierras ancestrales
Según Del Val, los gobiernos y las organizaciones de los pueblos indígenas de América tienen por delante aún muchos retos, si desean evitar estallidos sociales. Los nativos han soportado 500 años de marginación, pero ya están llegando al límite", advirtió. (FIN/IPS/dc/ff/pr/96)