El Departamento de Estado de Estados Unidos afirmó hoy que Washington permanece neutral con respecto a las elecciones del 20 de octubre en Nicaragua, pero señaló que el ex presidente Daniel Ortega "no es un buen demócrata".
"El hecho es que tenemos una opinión formada sobre varios líderes del mundo, no sólo nicaragüenses, y no dudamos en hacerla saber cuando es beneficioso para Estados Unidos", declaró el portavoz Nicholas Burns.
Probablemente "99,8 por ciento de la población estadounidense no lo describiría como un buen demócrata; no con amigos como (el líder libio) Muammar Gadafi o (el presidente iraquí) Saddam Hussein", agregó.
Las declaraciones de Burns -las últimas de una serie de ataques contra Ortega- sorprendieron a otros altos funcionarios, quienes expresaron su preocupación por la contradicción de los ataques con la política oficial de neutralidad.
"Esto es ridículo" y "contradice abiertamente nuestras declaraciones de imparcialidad", afirmó un funcionario del Departamento de Estado que solicitó no ser identificado.
Ortega, líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional, fue presidente de Nicaragua desde 1984 hasta su derrota por Violeta Chamorro en las elecciones de 1990, y competirá contra otros doce candidatos en los próximos comicios.
Las últimas encuestas de opinión indican que el líder sandinista se encuentra dos puntos porcentuales por debajo de su principal rival, el ex alcalde de Managua Arnaldo Alemán.
Si ningún candidato recibe más de 45 por ciento de los votos, los dos finalistas -casi con certeza Ortega y Alemán- se enfrentarán en una segunda vuelta a fines de noviembre o a principios de diciembre.
Ortega fue un blanco favorito del ex presidente estadounidense Ronald Reagan, quien, desde que asumió el gobierno en 1981, comenzó secretamente a armar, entrenar y financiar a los "contras" nicaragüenses.
Durante el sangriento conflicto de ocho años de duración, la administración Reagan acusó a Ortega y a los sandinistas de tranformar a Nicaragua en una cabeza de playa soviética y cubana sobre el continente americano.
Sin embargo, desde que Chamorro asumió la presidencia en 1990, Nicaragua desapareció de los titulares de los periódicos estadounidenses, y la campaña presidencial de este año casi no recibió atención de la prensa de Washington.
Pero a medida que las elecciones se acercaron, Burns, quien goza de una mayor libertad para comentar asuntos de política exterior que la mayoría de sus predecesores, parece haberse desviado de su camino atacando a Ortega.
Estos ataques causaron sorpresa en Washington. Varios altos funcionarios señalaron que la historia de intervención de Estados Unidos en Nicaragua, especialmente durante los años 80, exige un mayor cuidado por parte del portavoz del Departamento de Estado.
"La política de Estados Unidos será escrupulosamente imparcial y no se involucrará en elecciones libres y justas", dijo a IPS un alto funcionario de la Casa Blanca.
Este viernes, el propio Burns firmó una declaración oficial según la cual Washington "no ha tomado ni tomará parte en las elecciones de Nicaragua".
"Estamos preparados para reconocer a cualquier candidato que el pueblo nicaragüense elija como presidente en forma democrática, y a trabajar con él", agrega la declaración. (FIN/IPS/tra-en/jl/aa/ml/ip/96