MAURITANIA: Ex esclava en el Parlamento no es igual a libertad

Fatma Zeina mint Sbaghou, una mujer negra de 38 años, nacida en el seno de una casta esclava, ocupa ahora uno de los 79 escaños del Parlamento de Mauritania.

En este país desértico del noroeste africano, muchos moros de piel oscura aún se llaman a sí mismos "esclavos", y muchos de piel clara siguen diciéndose "amos".

Desde el 21 de octubre, no obstante, una mujer como Sbaghou – que ha subido desde lo más bajo de la escala social hasta la esfera del poder político- puede ejercer ese poder incluso sobre el jefe del clan de "piel clara" de Timbedra, su distrito natal.

Muy pocos elementos de su casta -conocida en el dialecto árabe local como "Haratin"- han llegado a una posición comparable en Mauritania, que es la única república islámica de Africa occidental. Y por cierto, nunca lo había logrado una mujer negra.

No es oro todo lo que reluce, sin embargo. Esta apariencia de igualdad que parece surgir de las arenas del Sáhara puede ser engañosa, tal como apuntan muchos observadores que afirman que Sbaghou no fue legítimamente elegida en los comicios de octubre.

Según esos observadores, tanto Sbaghou como otros candidatos gubernistas habrían conseguido sus escaños gracias a un complejo sistema de fraude y coacción.

Lo mismo que Níger y Gambia, Mauritania tiene un régimen tiránico disfrazado bajo la forma de una democracia pluralista, a cuyo frente se encuentra un militar -el coronel Maaouya Ould Sid'Ahmed Taya- convertido en presidente civil después de llegar al poder aupado por un golpe de Estado.

La elección de este mes fue la primera, desde que Taya tomó el poder en 1984, que no fue boicoteada por todos los partidos de la oposición, pero aun así éstos sólo consiguieron un escaño.

Muchas personas sostienen que el gobierno ha monopolizado de tal forma los mecanismos del poder, que no puede haber una esperanza de cambio a través del sistema político.

El reinado de Taya se caracteriza por la represión de cualquiera que pueda parecer un opositor. Muchas personas pertenecientes a grupos étnicos de la minoría negra fueron encarceladas o asesinadas en los años 1989 y 1990.

Miles de miembros de esa minoría de piel oscura sufrieron expropiación de sus bienes, perdieron su condición de ciudadanos y fueron expulsados al vecino Senegal.

Unos 500 soldados negros, sospechosos de apoyar a la oposición, fueron torturados hasta la muerte en los años 1990 y 1991, y lo mismo ha sido denunciado -según fuentes diplomáticas estadounidenses- en relación con elementos nacionalistas panárabes vinculados al partido Baath.

El gobierno también ha sido muy criticado, por parte de grupos internacionales defensores de los derechos humanos, por permitir la persistencia de la esclavitud, a pesar de que fue abolida en 1980.

Según el movimiento mauritano de emancipación llamado SOS Esclavos, el gobierno parece tener muy poco interés en cambiar el sistema de esclavitud aún imperante.

"Carente de un mandato popular, Taya detenta el poder que sustentan los adinerados amos de esclavos", expresó el secretario ejecutivo de SOS Esclavos, Habid Ould Nahfoudh.

La organización humanística sita en Washington, Africa Watch, sostiene que al menos 100.000 haratin permanecen esclavizados, la mayoría de ellos al servicio de moros de piel clara, y que esa cantidad puede estar en aumento.

La elección de Sbaghou -que fue esclava- para el Parlamento, según Hindou mint Ainina, editora jefa del diario independiente Calame, habría sido una jugada "concebida por Taya, en parte, para aplacar las protestas mundiales contra la esclavitud".

Pese a que el Departamento de Estado de Estados Unidos entiende que la esclavitud aún vigente en Mauritania ha sido mal comprendida por la opinión occidental, el Congreso de ese país suspendió a principios de octubre la ayuda no humanitaria a este país, hasta que el gobierno aplique leyes más severas.

No obstante, la política es mucho más compleja en Mauritania, donde el poder clánico desafía constantemente a la autoridad estatal y exige que el poder político negocie con sus jefes todos los actos importantes.

El propósito de Taya es debilitar a los jefes de los clanes, que ejercen gran influencia sobre el voto de los miembros de sus respectivas castas.

En ese contexto se explica la elección de Sbaghou, quien, para mayor humillación del jefe de su clan, es mujer. "Fue una advertencia a otros jefes clánicos para que no desafíen al Estado", comentó Ainina.

Sbaghou fue uno de los cuatro candidatos gubernistas que misteriosamente ganaron su escaño sin el apoyo de su clan. Según se informó, el ejército mantuvo una fuerte presencia en los centros de votación donde estos candidatos competían, controlando el voto.

Los observadores denunciaron la existencia de intimidación y fraude en gran escala, al extremo de que algunos votantes fueron forzados a probar que habían votado por el gobierno a la salida de los centros de votación.

Sin embargo, no pidieron que la votación fuera anulada. Incluso algunos miembros de la oposición admitieron que el gobierno hubiera ganado muchos de sus escaños sin hacer fraude.

La población no demostró tener muchas esperanzas en el juego de la democracia como vehículo para el cambio. La concurrencia a las urnas no alcanzó a 50 por ciento en todo el país, y en la capital, Nouakchott, sólo llegó a 30 por ciento. (FIN/IPS/tra-en/dh/kb/arl/ip-hd/96

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe