/DROGAS Y NARCOTRAFICO/ AFRICA: Saqueo y drogas, medios de financiación de ejércitos

El pillaje y el tráfico de drogas o de diamantes se imponen en Africa como fuente de financiación de ejércitos regulares y de fuerzas rebeldes abandonados por las potencias extranjeras que los sostuvieron durante la guerra fría.

La desaparición de la Unión Soviética, la democratización de Sudáfrica y el cese del respaldo estadounidense obligan a gobernantes e insurgentes africanos a hallar nuevos medios de financiar sus tropas, señalaron en Londres varios analistas.

La autoridad militar se fragmenta y los soldados se vuelcan al saqueo de la población rural. Roban ganado, asaltan viviendas, se apropian de ayuda humanitaria y cobran falsos impuestos.

Las fuerzas mejor organizadas recurren al comercio y luchan por el control del tráfico de diamantes, marfil, madera y drogas.

"Casi todos los ejércitos africanos participan en negocios de algún tipo", destacó Alex de Waal, coordinador del grupo African Rights.

"Aún oficiales del rígidamente centralizado ejército del presidente etíope Mengistu Haile Mariam (derrocado en 1991) vendieron armas y municiones en los últimos años de la guerra" de Eritrea, observó De Waal.

Los movimientos insurgentes también han buscado oportunidades en el comercio, como señaló De Waal en el último boletín del Instituto de Estudios para el Desarrollo, del sureño condado de Sussex.

Charles Taylor, líder del Frente Nacional Patriótico de Liberia, financia sus tropas mediante la venta de productos forestales. En Somalia, el tráfico de drogas fue un recurso financiero fundamental del ya fallecido general Mohamed Aidid para mantener su milicia.

Mientras, la ex insurgente Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) canjea diamantes por armas aún dos años después de acordada la paz, según Simon Higdon, investigador de Saferworld, un grupo de estudios para la resolución de conflictos radicado en Londres.

"Una de las razones de la fragilidad del proceso de paz de Angola consiste en que UNITA controla minas de diamantes y cambia su producto por armas. Ese tráfico se calcula en un millón de dólares por día", advirtió Higdon.

UNITA exporta diamantes a través de Zaire e importa armamento por la misma vía, pese a que la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha prohibido la venta de armas a Angola, explicó el especialista.

"La ONU no controla la frontera (de Angola) con Zaire por temor a que la presión sobre las autoridades zaireñas pueda paralizar la repatriación de refugiados ruandeses", agregó.

De Waal cree que esas prácticas comerciales han determinado, al menos parcialmente, la tendencia hacia la descentralización y fragmentación de los ejércitos y de las organizaciones rebeldes. "La necesidad de suministros puede asegurar lealtades, que se pagan con apoyo material", explicó.

"La desorganización económica descompone la estructura del mando y las unidades militares luchan sólo para subsistir", indicó David Lord, codirector de Conciliation Resources, una organización no gubernamental de Londres que participa en la mediación en conflictos en Africa.

"En Sierra Leona no hay alternativa viable. Algunos comandantes están ocupados enriqueciéndose, pero en el caso de otros militares, está en juego su supervivencia", dijo Lord.

Así mismo, algunos ejércitos fueron deliberadamente divididos, para enfrentar una facción a otra y reducir la amenaza de golpe.

El presidente de Zaire, Mobutu Sese Seko, que se mantiene en el poder desde hace más de 30 años, reformó el ejército, compuesto de 20.000 hombres, para crear una serie de fuerzas de asalto destinadas a enfrentar amenazas internas.

El mismo Mobutu encabeza seis unidades especializadas de seguridad, entre las que se cuenta la Guardia Civil, de 10.000 hombres, para asegurarse su lealtad.

Mientras, varios soldados no perciben paga y en su lugar, administran comercios privados, cobran peaje en caminos o se dedican al saqueo.

Soldados angoleños desmovlizados venden las herramientas y las semillas que la ONU les entregó para favorecer su reasentamiento en el medio rural y compran armas, para dedicarse al pillaje, del obtienen más recursos que de la vida de granjero, informó Higdon

La descentralización de los ejércitos ha conducido en algunos países a la identificación de mandos militares con el medio local en que actúan al punto de crear peligrosas tensiones étnicas. Así mismo, militares autoritarios utilizan las rivalidades étnicas para dividir y reinar en su feudo.

"Hay una cuidadosa y deliberada estrategia detrás de situaciones de violencia aparentemente patológica", dijo Higdon.

"No se trata de estrategias de manual, sino que los comandantes analizan en el terreno las tácticas más adecuadas, e improvisan", explicó Lord.

Los teóricos militares africanos pronto comprendieron que bastan unos pocos actos de violencia contra un grupo étnico para crear un clima de desconfianza y temor y volver una comunidad contra la otra.

La desestabilización es sencilla y de bajo costo y muy difícil de contener, señaló De Waal. (FIN/IPS/tra-en/sl/rj/ff/ip/96

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