Cientos de miles de personas expulsadas de su localidad de origen por las guerras de la antigua Yugoslavia se han resignado a la pérdida de su hogar, y la gran mayoría de los afectados ni siquiera intentan su retorno.
Unos 2,8 millones de los 4,3 millones de residentes con que contaba Bosnia-Herzegovina antes de la guerra fueron obligados a abandonar su lugar de origen por ejércitos empeñados en la llamada "limpieza" étnica.
Desde el cese del fuego, concertado a fines de 1995, la realidad es clara. Los promotores de la limpieza étnica han triunfado.
Los territorios que capturaron permanecen libres de opositores, y sus víctimas no se proponen regresar a su hogar, pese a que se trata de un derecho garantizado por los acuerdos de paz suscriptos en la ciudad estadounidense de Dayton.
Los musulmanes de Bosnia, los auténticos perdedores en la guerra, no quieren arriesgarse a volver a zonas aún bajo el completo control de los ultranacionalistas que condujeron el bando serbobosnio en la guerra.
Así mismo, sólo algunos centenares de serbobosnios han regresado a sus puntos de origen en Bosnia o Croacia.
"Es mayor la cantidad de bebés nacidos entre los refugiados que el número de personas que han retornado a su hogar", señaló Tina Anderson, de la oficina en Belgrado del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Las estadísticas han aplastado las esperanzas de la comunidad internacional de lograr la reconstrucción de la unidad multiétnica de Bosnia-Herzegovina. En efecto, menos de nueve por ciento de los refugiados se han incorporado a los programas de repatriación voluntaria elaborados por el ACNUR.
Sesenta por ciento de los 566.000 refugiados y 80.000 desplazados serbobosnios que se encuentran en la nueva Yugoslavia (Serbia y Montenegro) desean permanecer en su nuevo asentamiento, pese a la crisis económica de esa República Federal.
Otros, que representan 23 por ciento del total, aún no han decidido donde vivirán en el futuro.
Margaret O'Keefe, directora del ACNUR en Belgrado, se declaró "sorprendida" ante "la enorme cantidad" de refugiados que no están dispuestos a volver a su país.
De acuerdo con el informe divulgado, Serbia y Montenegro "deberán absorber más de 400.000 personas", y la cantidad "podría aumentar, si no mejoran las condiciones en Bosnia- Herzegovina y Croacia para recibir a refugiados y desplazados", observó O'Keefe.
El problema fue ilustrado cabalmente por las elecciones de septiembre en Bosnia-Herzegovina. Sólo 15.000 personas se arriesgaron a cruzar las llamadas Líneas Fronterizas entre Entidades, que dividen el país, para votar en sus localidades de origen.
La resistencia al regreso de los refugiados es más aguda en los territorios conquistados por los serbobosnios. Quienes pretenden volver allí enfrentan una combinación de amenazas y oposición burocrática.
El ACNUR y las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) encargadas de la seguridad en Bosnia- Herzegovina debieron negociar durante varios días con autoridades serbobosnias para lograr por fin, la semana última, el regreso a la aldea nororiental de Jusici de 60 musulmanes.
El grupo estaba conformado originalmente por 300 personas, pero las tropas de la OTAN disuadieron el retorno de la gran mayoría, por temor a que su presencia provocara una reacción violenta.
Un portavoz del ACNUR explicó que la mayoría tenían su documentación "incompleta" y sólo 57 personas recibieron el permiso para regresar. Los otros tres se instalaron en Jusici bajo responsabilidad de las fuerzas de la OTAN.
Unicamente 23 viviendas de la aldea pueden ser restauradas, sobre el total de 133 que se contaban antes de la guerra. Jusici fue volada en 1992, al empezar la guerra, y 48 de sus 233 residentes fueron muertos o dados por desaparecidos.
El caso de Jusici "sienta un precedente peligroso", señaló el portavoz de la OTAN en Sarajevo, mayor Simon Haselock. Según dijo, varios refugiados que regresaron al lugar tienen armas automáticas.
El viernes, una multitud de mujeres impidió a diez refugiados serbios visitar sus antiguos hogares en la occidental localidad de Kljuc, controlada por los musulmanes. Kris Janowski, del ACNUR, explicó que fue el primer incidente en su tipo en un área de la Federación Croata-Musulmana de Bosnia.
El grupo que cerró el paso a los refugiados serbios "fue organizado probablemente por el alcalde de Kljuc", dijo Janowski en conferencia de prensa. El episodio dio lugar a "una situación absurda", agregó.
"El retorno de los refugiados es más importante que la instalación de un régimen democrático. ¿Que democracia, o qué sociedad, pueden desarrollarse en la Bosnia de posguerra sin la población?", se preguntó el abogado Vehid Sehic, de Tuzla.
"Lo sorprendente es la baja proporción de solicitudes de retorno. Representa sólo nueve por ciento del total de refugiados. Confiamos en que el mejoramiente de la situación estimule a otros a volver", declaró O'Keefe.
Pero el ACNUR cree que sólo entre 15 y 30 por ciento de los refugiados que se registraron en sus oficinas volverán a su hogar, y la proporción dependerá en cada área de la intensidad de la división étnica.
"Es ilusorio creer que alguien aceptaría volver al lugar del que huyó a causa de persecuciones", advirtió en Zagreb Alex Braunwalder, de la Cruz Roja Internacional. (FIN/IPS/tra- en/vpz/ab/rj/ff/pr/96