El miedo generalizado al retorno de los apagones fue la primera reacción en la calles de la capital de Cuba a informaciones oficiales sobre el alza del petróleo en el mercado mundial.
Ni la escasez de gasolina, ni el corte abrupto de la cuota normada de keroseno para las familias que cocinan con ese combustible causan tanta preocupación como someterse nuevamente a los largos e inesperados cortes de electricidad.
Investigaciones del Centro de Estudios Sociológicos y Psicológicos de la Academia de Ciencias de Cuba aseguran que la escasez de alimentos y los apagones fueron los elementos de la crisis económica de los últimos seis años que más agobiaron a la población de la isla.
Los 11 millones de cubanos enfrentan desde 1990 la peor crisis económica de la segunda mitad de este siglo como consecuencia de los efectos de la desaparición del socialismo en Europa, del bloqueo estadounidense y de errores de la dirección económica nacional.
La recuperación comenzó a finales de 1994, pareció consolidarse en el primer semestre de este año, con 9,6 por ciento de crecimiento, pero podría verse nuevamente afectada por la falta de recursos para comprar el petróleo necesario con los nuevos precios.
Según fuentes oficiales Cuba gasta unos 1.000 millones de dólares en la compra de petróleo, pero la cuenta podría elevarse este año en 100 millones a consecuencia del aumento en siete por ciento de los precios del petróleo después del inicio de la represalias estadounidenses contra Iraq.
Juventud Rebelde, órgano de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), señaló en su última edición que según expertos locales los precios del petróleo para 1996 debían mantenerse alrededor de 135 dólares la toneladas, pero en menos de un mes ascendieron a 175 dólares.
El vicepresidente Carlos Lage reconoció el día 17 que el alza en los precios del petróleo y los alimentos y el descenso de los productos de exportación cubanos como el níquel, arrojaron pérdidas por 170 millones de dólares.
En dependencia de la utilización de diesel, fuel oil, gasolina o keroseno, los costos de las principales producciones se elevarán en los próximos meses y, según las autoridades, sólo en el níquel y el turismo se prevé aumentos de 10 y 15 por ciento, respectivamente.
Cuba no podrá optar por elevar el precio de sus exportaciones. En casos como el del acero un aumento de precios no estaría avalado por la calidad, el azúcar y el níquel tienen valores ya conveniados y en cuanto al tabaco, aunque con más libertad para fijar precios, las autoridades no desean desestimular la demanda.
"Hay que prepararse para que los precios sigan siendo altos, y hacer proyecciones para el próximo año sobre esa base", alertó el viceministro de Economía y Planificación José González Francés.
Contrario a lo que pueda pensarse, el consumo total de combustible será similar al previsto pues se garantizará con el crecimiento del producto interno bruto, estimado en cinco por ciento, indicó.
Aunque no aclaró si se prevé una ampliación del horario de apagones planificados, González aseguró que en años anteriores los apagones se debieron a escasez de petróleo pero, sobre todo, al bajo nivel de recursos para mantener las plantas generadoras.
La tranquilidad se asomó a los hogares cubanos, en febrero, cuando el Ministerio de la Industria Básica aseguró que se esperaba elevar la eficiencia del sistema electroenergético nacional y, por ende, aumentar la oferta de fluido eléctrico.
La capacidad de generación en las centrales eléctricas bajó a 40 por ciento en 1994, uno de los peores años de la crisis, se elevó a 57,1 en diciembre del pasado año y en la actualidad funciona a 60 por ciento.
Expertos del Centro de Estudios de la Economía Cubana estiman que los cortes de fluido eléctrico al sector residencial, que llegaron a promediar hasta más de diez horas diarias en los peores momentos de la crisis, disminuyeron a unas cuatro horas a fines de 1995.
"Este año casi no me han quitado la luz", dijo Nadia Sánchez, ingeniera en comunicación, para la cual no hay nada peor que llegar a la casa, tras ocho horas de trabajo, y encontrar la "agradable sorpresa" del refrigerador descongelado.
Mientras los apagones amenazan pero aún no llegan, las afectaciones directas a la población parecen resumirse a la disminución de las entregas de keroseno, combustible doméstico utilizado por 75 por ciento de las, y la venta normada de gasolina.
El viceministro de Economía y Planificación reveló a Juventud Rebelde que de una demanda de 1.800 toneladas diarias de keroseno, el gobierno sólo ha satisfecho este año entre 650 y 700 toneladas.
La cuota mensual normada de gasolina, unos 15 o 20 litros que se debería vender a cada dueño de auto mensualmente en pesos cubanos, sólo se ha cumplido en cuatro ocasiones en los últimos nueve meses y, probablemente, no exista otra entrega antes de fin de año.
El dólar se cotiza a 19 pesos cubanos en las casas de cambio y la mayoría de los habitantes de la isla que tienen auto y pueden afrontar los gastos acuden a las gasolineras que venden sólo en dólares, a 60 centavos el litro de gasolina regular y 95 centavos la especial.
Según González la situación de los cortes eléctricos y de los combustibles domésticos se mantendrá igual en los próximos meses, pero podrá esperarse una revaluación de los precios de venta de gasolina a la población. (FIN/IPS/da/dg/if/96