MEXICO: PRI abre nueva etapa desnudando contradicciones

El gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México abrió nuevas etapas en sus 76 años de historia desnudando intolerancia, diferencias entre lo que discute y aprueba y críticas a los postulados de un gobierno al que sin embargo alienta.

La fuerza política más antigua del mundo en el poder ya tiene "una esperanza firme, un sentido de futuro", dijo Santiago Oñate, presidente del PRI, al clausurar el domingo la XVII asamblea de su partido, considerada como la más importante desde 1990.

La cita se produjo cuando la mayoría de los miembros del PRI, según encuestas realizadas en la asamblea, reconoce que la crisis económica de fines de 1994 deterioró su imagen y consideran que hace falta mayor democracia interna.

Mientras, la oposición afirma que se acerca el momento en que este partido dejará de gobernar.

Entre los cambios aprobados destacó el que señala que los candidatos a la presidencia, antes designados por el mandatario saliente, serán ahora electos por un Consejo y deberán acreditar 10 años de militancia y antecedetenes de haber ejercido algún cargo de elección popular.

Los nuevos requisitos, que ninguno de los cinco últimos presidentes que gobernaron México ha cumplido, eran extensivos a candidatos a diputados, según se aprobó en la asamblea. Sin embargo, en la redacción final de los documentos, votados sin lectura previa, se excluyó ese punto.

"El partido oficialista no deja de dar muestras de inconsistencia, la importancia real de la última reunión y su promesa de democracia se verá con el tiempo", señaló el politólogo Jorge Castañeda.

Mientras el partido se comprometía a designar sus candidatos por consenso, paradójicamente en el estado de México, vecino a la capital, la dirigencia del PRI anunciaba en forma unilateral y entre protestas de sus bases, quiénes competirán por alcaldías y diputaciones en los comicios locales del 10 de noviembre.

Otro de los acuerdos eliminados sin explicaciones en el documento final fueron el rechazo a la privatización de las plantas petroquímicas de la estatal Pemex, plan que promueve el gobierno, y la amenaza de expulsar a los funcionarios del PRI que concerten sin autorización acuerdos políticos con la oposición.

"Es claro que hay un endurecimiento en la dirigencia del PRI por temor a perder la elección de 1997 y la presidencial en el 2000", dijo Felipe Calderón, líder del derechista Partido Acción Nacional (PAN), la primera fuerza de oposición.

En 1997 México renovará su Congreso federal y en el 2000 elegirá un nuevo presidente.

Golpes y gritos impidieron en la asamblea que una sector crítico del PRI, partido que gobierna México desde 1929, logre presentar una moción para expulsar de sus filas al ex presidente Carlos Salinas (1988-94), tema que la dirigencia calificó de "superficial" y evitó discutir.

"La timorata posición priísta hacia el ex presidente Salinas es una señal clara del desfasamiento, de la falta de sintonía entre ese partido y la sociedad", opinó el columnista y consejero ciudadano del Instituto Federal Electoral Miguel Angel Granados.

Pero el tema Salinas, a quien se responsabiliza de corrupto, no fue el único que la dirigencia y sus cercanos colaboradores evitaron abordar. También hubo otros como los cuestionamientos a varios gobernadores del PRI acusados de actos de autoritarismo y corrupción.

Al grito de "fuera los tecnócratas", los cerca de 5.000 militantes del PRI que participaron en la asamblea cuestionaron a quienes promueven el "neoliberalismo".

En ese tenor y por consenso eliminaron de los postulados del partido la frase que hablaba de la lucha por el "liberalismo social" y lo sustituyeron por "nacionalismo revolucionario".

Curiosamente prometieron todo su apoyo a la gestión del presidente Ernesto Zedillo, uno de los "tecnócratas" del partido – según sostienen los analistas- y a sus políticas económicas, calificadas de "neoliberales".

El gobierno ha prometido que continuará con la apertura comercial, las privatizaciones -incluida la de la industria petroquímica-, y la reducción del tamaño del Estado.

"La posición política priísta tendrá efectos en la política económica tanto en el interior como en el extranjero, ya que envía señales contradictorias a los inversionistas que siguen con detalle la relación PRI y Presidencia", señaló el columnista Juan Molinar.

Al cerrar la asamblea de tres días y en medio de la ovación de los militantes del PRI, el presidente Zedillo reiteró su promesa de que nunca intervendrá en las decisiones internas de su partido, una práctica de la que son acusados sus antecesores.

Las reformas adoptadas permitirán al PRI ser el mejor partido mexicano del siglo XXI, dijo el mandatario. (FIN/IPS/dc/dg/ip/96)

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