La anunciada participación de dirigentes zapatistas en un congreso indígena que se celebrará en la capital de México y la propuesta de un diálogo de paz a nivel nacional que sustituya al que se realiza en el sureño estado de Chiapas abrieron una nueva caja de Pandora.
"No hay afanes de provocación, los zapatistas estarán en la capital porque son actores fundamentales", dijo a IPS el diputado independiente Francisco Bolaños, quien participa en la preparación del congreso nacional indígena, que tendrá lugar del 8 al 12 de octubre.
Según el gobierno, que busca reactivar el diálogo suspendido a comienzos de este mes por decisión unilateral del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la ley, que desde abril de 1995 garantiza las negociaciones en Chiapas, impide que la dirigencia guerrillera salga de su zona de influencia.
Pero grupos sociales e indígenas que apoyan la propuesta de avanzar hacia la consolidación de un frente opositor promovido por el EZLN no están de acuerdo con esa interpretación y aseguran que la dirigencia guerrillera vendrá a la capital desarmada y bajo la protección de la sociedad civil.
"Es inaudito que los zapatistas no vengan al Congreso, cuando han sido ellos con su lucha los que han revalorado el tema indígena, además no hay impedimentos de ley", afirmó Bolaños.
El encuentro, convocada bajo el lema "nunca más un México sin nosotros", reunirá a unos 500 delegados de todo el país.
Más allá de la discrepancia legal, el sólo anuncio de que líderes del EZLN vijarán en la capital creó tensión en medios políticos.
El EZLN demanda a las autoridades voluntad para atender sus pedidos, detener la militarización, liberar a presuntos zapatistas detenidos desde febrero de 1995 e integrar una comisión que verifique el cumplimiento de los acuerdos.
La presencia del EZLN en la capital sólo crearía problemas y mayores dificultades al suspendido diálogo de paz, opinó el diputado José Narro, portavoz de la Comisión de Concordia y Pacificación del Congreso, que junto a la Comisión Nacional de Intermediación (Conai) media entre la guerrilla y el gobierno.
Atizando la polémica, la Conai, que preside el obispo Samuel Ruiz, pidió al gobierno y al EZLN que renuncien al diálogo bilateral y realicen un Congreso Nacional por la Paz, que incluya a la sociedad civil, los partidos políticos y otros grupos armados.
Respaldada por 185 organismos defensores de los derechos humanos y 477 intelectuales, la propuesta de la Conai sostiene que "no puede resolverse la candente cuestión de la paz si esta no se vincula con la dinámica de los necesarios cambios nacionales que la hagan realidad".
La Conai pide incluir en las negociaciones de paz al recientemente aparecido Ejército Popular Revolucionario (EPR).
La presencia del nuevo grupo armado, al que el gobierno del presidente Ernesto Zedillo califica de terrorista, propicia una creciente militarización "que vislumbra salidas autoritarias al asfixiar el tránsito pacífico a la democracia", advierte la Conai.
Los sectores que apoyan a la Conai sostienen en un comunicado publicado este miércoles que "ya no es suficiente un ajuste al modelo del diálogo ni una solución limitada al estado de Chiapas. El problema de la paz ha adquirido dimensión nacional".
Desde la irrupción del EZLN en enero de 1994, la dirigencia de ese grupo demandó incluir en el proceso de paz a otros sectores de la sociedad, pidió negociar temas de carácter nacional y demandó que se detenga la militarización en Chiapas.
Pero el gobierno se negó a todo esto. La presencia de la guerrilla zapatista se circunscribe a Chiapas, alegó, y en cuanto a las acciones militares aseguró que son "normales y de asistencia social".
En su propuesta de pacificación, la Conai afirmó que "a los avances de la negociación (en Chiapas) no ha correspondido un decrecimiento de los movimientos y acciones policiaco-militares, sino un acrecentamiento del cerco militar en torno a las comunidades" zapatistas.
"Tampoco ha habido un mayor avance de conjunto en el proceso de pacificación, al grado que la situación en el estado tiende a deteriorarse", agregó.
Documentos oficiales difundidos los últimos días por el diario la Jornada señalan que el gobierno considera que con la aparición del EPR, grupo que habría reclutado a ex zapatistas, el EZLN perdió fuerza y ahora pretende recuperarla con estrategias como su viaje a la capital.
El EPR "aparece como una instancia de sólida coordinación político-militar y al mismo tiempo orgánica y dispersa", mientras los zapatistas están sujetos a un estricto control geográfico y su influencia nacional ha disminuido, según los documentos. (FIN/IPS/dc/ag/ip/96