La muerte de una anciana de 77 años y de su hijo inválido puso de relieve la enormidad de la crisis de prevision social en Japón, porque ambos perecieron de hambre en un departamento de esta capital.
Orgullo y dignidad evitaron que la familia apelara a una indiferente burocracia para pedir ayuda. Todavía más perturbadoras fueron las noticias que 122 personas, la mayoría ancianas, murieron de hambre en Tokio en los últimos ocho años. Solo 29 de las víctimas no tenían casa y vivían en la calle.
Como Japón va a las urnas el mes proximo, sera la política tradicional paternalista y de clientelismo que dominará la escena.
Sin embargo, hay un partido que quiere cambiar las cosas. El nuevo Partido Demócrata encabezado por Naoto Khan, el actual ministro de Salud y Bienestar Social, y Yukio Hatoyama, miembro del Nuevo Partido Sakigake, entre otras cosas quiere reformar la burocracia y revisar el subdesarrollado sistema de prevision.
"El sistema japonés de previsión social es la tarea más urgente que debe enfrentar el país", sentenció Khan.
Por generaciones, los japoneses se han basado en el sistema de previsión "estilo propio", que tutela ancianos, recién nacidos, inválidos y desempleados, apelando al cuidado familiar y la ayuda comunitaria tradicional, prevaleciente en la sociedad nipona.
La política funcionó razonablemente bien y, lo que es más importante, minimizó el gasto público para bienestar porque dejó el costo de atender enfermos y niños en manos de las familias.
Sin embargo, la mayoría de los nacidos despues de la Guerra del Pacífico (1941-1945), que crecieron en ciudades y cortaron los lazos familiares porque dejaron la casa natal, no tienen dinero, tiempo ni lazos sentimentales para cuidar a sus padres o abuelos.
Mela Tachikawa una mujer oriunda de Singapur y casada con un japonés, que trabaja como voluntaria en un centro de atención diaria en Saginomiya, un suburbio de Tokio, tiene una lúcida noción del problema. "El sistema de previsión al estilo nipón crea una sociedad de gente sola, aunque viva con familiares", dijo.
"Se sienten indeseables y tratan de pasar el mayor tiempo posible fuera de la casa. Muchos se suicidan así libran a sus familias del peso de mantenerlos. El gobierno nipón debería comprobar qué insegura e irreal es ahora la política familiar de bienestar social", señaló.
En 1994, el Ministerio de Salud y publicó su "Vision del Siglo XXI sobre Bienestar Social", destinada a restructurar el sistema de seguridad social en Japón y en respuesta a cambios como la disminución de nacimientos y la edad de la población.
Desde 1920, la proporcion de la población nipona con edades entre 15 y 64 años aumentó el 11 por ciento. En el mismo período, la proporción de la población con edades entre cero y 14 años decreció 20 por ciento y la componente sobre 65 años se elevó el 10 por ciento.
El número de personas con edades superiores a 100 años ha crecido asombrosamente 39 veces en las últimas tres décadas. En 1996, la cantidad de japoneses centenarios sobrepasó las 7.000 unidades por primera vez y ascenderá a 11.000 en el 2025.
Ya en marzo de 1996 el ministerio planificó introducir una nueva "Visión de Bienestar Social". Sin embargo, la enormidad del problema es tal que hasta un país próspero como Japón no puede permitírselo sin que las familias compartan las obligaciones.
Expertos del Instituto de Investigaciones de Salud Física dijeron que el ministerio se verá obligado a elegir entre aumentar los impuestos o cortar los gastos se seguridad social en el presupuesto.
Naoto Kan admitió que el sistema de previsión social será uno de los principales problemas que deberá resolver el país en un futuro inmediato. Apuntó que un sistema ideal de previsión debería tener "un pequeño gobierno central y una bien desarrollada burocracia regional" para ponerlo en marcha.
Kan pretende que los jóvenes japoneses se ocupen de bienestar social y acrediten puntos que les sirvan para ingresar a las universidades u obtener posiciones más altas en las empresas. Ese Servicio de Bienestar Social "cortaría costos, ayudaría a mantener valores familiares y brindaría un sentido de comunidad", dijo.
La pensiones en Japón, así como el seguro de salud y otros pagos de seguridad social alcanzaron el record de 60 billones de yen (110 yen por dólar) en el período fiscal 1994, equivalente al 16,2 por ciento del ingreso nacional, según el Ministerio de Salud.
El total puso en evidencia un aumento de 367.000 yen (6,5 por ciento) respecto al año anterior.
Los pagos de seguridad social por persona subieron la cifra record de 483.600 yen. Los pagos por ancianidad incluyen pensiones así como servicios médicos y de previsión que alcanzaron 37,31 billones de yen con un aumento del ocho por ciento respecto a 1993.
El Ministerio de Salud estimó que para el año 2025, los gastos de servicio social llegarán a la astronómica cifra de 375 billones de yen por año.
No obstante, según hábitos consuetudinarias, la tutela de los ancianos es más responsabilidad de la familia que del gobierno. Los postulantes a las pensiones son rigurosamente controlados para comprobar que no posean autos, acondicionadores de aire y lavadoras, y no reciban ayuda de terceros.
"El sistema es pagado por los contribuyentes y por eso es tan estricto", declaró Yoko Sakamoto, un empleado de la sección previsión social de la oficina Nakano, en Tokio.
Sin embargo, si los ancianos comienzan a morir de inanición en sus departamtos, algo no funciona. El voluntario social Kentaro Katayama cree que la causa es el primitivo sistema nipón de previsión social y la hostilidad burocrática.
Además, existe un arraigado sentimiento japonés de orgullo y autosuficiencia que inhibe a los necesitados de pedir ayuda.
Algunas de las leyes que necesitan cambios son aquellas que no dan beneficios a las madres solteras porque tienen padres que ayudan, o gente anciana que no reune las condiciones porque vive en mas de 35 metros cuadrados o poseen un acondicionador de aire. (FIN/IPS/tra-en/mkz/kd/ego/he-pr).
= 09231451 DAP005