El Consejo de Seguridad de la ONU abandonó hoy sus esfuerzos por adoptar alguna resolución o declaración en relación con el ataque iraquí a la ciudad kurda de Irbil, en el norte de su territorio, con la posterior represalia de Estados Unidos, o con la suerte del pacto petrolero con Iraq.
La imposibilidad de alcanzar un consenso ofreció este viernes una imagen de las divisiones que durante tres días de intensas negociaciones paralizaron a los 15 miembros del Consejo.
El Consejo no logró condenar a Bagdad por su intervención del sábado contra Irbil, ni decir algo sobre los ataques con misiles de Washington contra Iraq esta semana, y tampoco decidir qué camino tomará la aplicación del reciente pacto humanitario entre la ONU y el gobierno iraquí para que éste pueda vender petróleo.
El representante de Gran Bretaña, Stephen Gomersall, que el martes presentó una moción de condena al ataque de Bagdad a Irbil, confirmó que no habrá ninguna resolución en este momento.
El diplomático dijo que no se condenó a Iraq pese a que "una clara mayoría del Consejo apoyaría una resolución de ese tipo".
Según fuentes consultadas por IPS, sólo Rusia hizo valer su condición de miembro permanente (con derecho a veto) para negarse a apoyar cualquier resolución que exigiera a Iraq el retiro de sus fuerzas de Irbil y pidiera la reanudación de las conversaciones entre las facciones kurdas.
Otra potencia con derecho de veto, China, puso objeciones a la moción británica y sugirió otra que significaba una crítica indirecta a Estados Unidos por sus ataques balísticos contra Iraq el martes y miércoles, lo cual no sería admitido por Washington.
Las corrientes contrarias al régimen de Bagdad juzgaron que la parálisis del Consejo parece decirle al presidente iraquí, Saddam Hussein, que podrá seguir burlándose del alto cuerpo de la ONU con aparente impunidad.
El ataque de Bagdad contra Irbil, la principal ciudad del Kurdistán, territorio que incluye el norte de Iraq, supone infringir la zona de seguridad impuesta por la ONU en esa zona para proteger al pueblo kurdo del gobierno árabe iraquí.
"Resulta desafortunado que en esta etapa el Consejo no haya sido capaz de pronunciarse sobre el asunto", comentó con visible enojo la delegada de Estados Unidos, Madeleine Albright, este mismo viernes.
"Esto demuestra que en algunas ocasiones el Consejo de Seguridad no es la vía más eficaz para lidiar con una crisis como ésta", añadió Albright.
Gomersall agregó que, aunque tanto los servicios de Estados Unidos como de la ONU han informado que las fuerzas de Bagdad se han retirado de Irbil, la crisis continúa dando motivo para una gran preocupación.
"Creemos que Iraq está comprometido en las ejecuciones de militantes del INC y de la PUK", dijo el delegado británico en referencia a los movimientos opositores al régimen de Bagdad, Congreso Nacional Iraquí y Unión Patriótica del Kurdistán, que hasta el último fin de semana operaban desde sus bases en Irbil.
El fracaso de Washington al no obtener una resolución contra Iraq sugiere que Bagdad puede todavía seguir adelante con su trato de "petróleo por alimentos" que le permitiría reanudar de forma limitada las ventas de petróleo que ha tenido suspendidas durante seis años en virtud de las sanciones de la ONU.
Los ingresos de esas exportaciones deberán ser aplicadas a la compra de ayuda humanitaria para la población de Iraq.
Pese a que la ejecución del acuerdo fue suspendida esta semana a causa del ataque lanzado contra el territorio kurdo, la Secretaría General de la ONU informó que la situación se ha calmado lo suficiente como para enviar observadores que confirmen que Bagdad cumple con los términos del acuerdo.
Ello significaría para Saddam Hussein la posibilidad de vender petróleo por valor de 1.000 millones de dólares cada tres meses, para comprar alimentos y otros artículos con fines humanitarios. (FIN/IPS/tra-en/fah/jl/arl/ip/96