Un plan del Grupo de los Siete (G-7) países industrializados para aliviar la carga de la deuda de las naicones pobres severamente endeudadas superó su último bloqueo político, aunque están planteadas interrogantes sobre la financiación de la iniciativa.
Con la "Iniciativa para los países pobres severamente endeudados", según se denomina el plan, los integrantes del G-7 comprometieron el sábado al Club de París de donantes, del cual son miembros clave.
Aunque no se fijó la forma de solventar los costos, estimados entre 5.600 y 7.700 millones de dólares, se entiende que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), los otros grandes contribuyentes a la iniciativa, aprobarán los planes de financiación.
La decisión del G-7, anunciada por el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Robert Rubin, quien dirigió la reunión del sábado en Washington, no se refirió a la contribución del Club de París, sobre la cual sus miembros no se pusieron de acuerdo tras una reunión de una semana en la capital francesa.
Pero la iniciativa está muy por debajo de lo buscado por el Banco Mundial, el FMI y los países en desarrollo, y no ha respondido interrogantes sobre la viabilidad y el impacto del plan. La porción del Club de París en el plan se estima entre 2.000 y 3.000 millones de dólares.
"Alguien deberá hacerse cargo del margen para asegurar que los países más pobres puedan tener una salida y alcanzar la sustentabilidad", dijo Justin Forsyth, analista de deuda de la organización Oxfam International.
El plan procura ayudar a los países severamente endeudados a cumplir con los programas de ajuste estructural para "salir" del círculo vicioso de la refinanciación de la deuda mediante la reducción del monto total de la deuda a un nivel "sostenible", actualmente estimado entre 200 y 250 por ciento de las exportaciones.
El Club de París reducirá en 80 por ciento la deuda con sus miembros, dijo Rubin. La decisión puso fin a meses de desacuerdo sobre la mejora de los llamados "Términos de Nápoles", que fijaron un límite de 67 por ciento.
El Grupo Intergubernamental de los 24 sobre Asuntos Monetarios Internacionales (G-24), bloque del Sur presidido por Pakistán, había solicitado al Club de París "una reducción del monto de la deuda de hasta 90 por ciento".
El 80 por ciento se ofrece sólo en casos selectos, y resultará en una reducción de menos de 20 por ciento de la deuda bilateral de los países elegibles, según estimaciones del Banco Mundial.
Esto se debe a que los préstamos blandos ofrecidos como asistencia oficial al desarrollo (AOD) están excluidos de los términos de Nápoles, al igual que los préstamos acumulados después que un país refinancia su deuda con el Club de París. Muchos deudores no logran encontrar alivio para la deuda acumulada desde comienzos de 1980.
Japón, que controla alrededor de 26 por ciento de los préstamos bilaterales y 35 por ciento de los créditos blandos, y otros grandes acreedores no han cancelado la deuda de la AOD, aunque esto fue propuesto en 1978 por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), señaló la Red Europea sobre Deuda y Desarrollo (EURODAD), agrupación de unas 100 organizaciones no gubernamentales (ONG).
La contribución a la iniciativa será "una farsa" si los acreedores del Club de París no cambian de política en estos dos puntos clave, destacó un comunidado de EURODAD.
El director gerente del FMI, Michel Camdessus, ha insistido repetidamente en que la contribución de la insistución financiera a la iniciativa, según decidió la junta de directores ejecutivos el 18 de septiembre, es "un trato hecho".
Mientras, el Banco de Desarrollo Africano (AfDB), que tiene alrededor de 15 por ciento de la deuda multilateral, carece de recursos propios para financiar su contribución a la iniciativa.
ONG como EURODAD y la Red Crisis de la Deuda, con sede en Gran Bretaña, presionan a sus gobiernos para hacer algo más por reducir la deuda bilateral.
Si las contribuciones bilaterales serán utilizadas para el alivio de la deuda multilateral, afirman las ONG, el dinero debería ir al AfDB y no al FMI, cuyas condiciones sobre préstamos blandos son ampliamente consideradas como diseñadas para controlar el cumplimiento con los programas de ajuste estructural.
Funcionarios del Banco Mundial, cuya contribución general de 2.000 millones de dólares e inicial de 500 millones se encuentra entre los pocos aspectos del plan que pueden considerarse seguros, afirman en privado que están estudiando formas de ayudar al AfDB a cubrir la brecha de la financiación de la iniciativa. (FIN/IPS/tra-en/aa/jl/lp/if/96