El campeonato de la Liga de Fútbol Profesional de España, cuya primera jornada se completó hoy, es considerado el más caro y uno de los más atractivos del mundo.
Los clubes están inmersos en una gigantesca operación financiera, con la esperana puesta en que los derechos para televisar los encuentros les permitan enjugar sus deudas.
Detrás, encima o mezclados con los clubes, convertidos en sociedades anónimas, libran una feroz batalla dos poderosos grupos de comunicación, Prisa y Zeta, comandados respectivamente por Jesús de Polanco y Antonio Asensio.
Ambos conglomerados poseen diarios, revistas, editoriales, radios y dos cadenas de televisión: Prisa el Canal+, codificado y de pago, y Zeta cana Antena3 TV, gratuito y de emisión abierta, ambos también en sociedad con terceros.
Hasta ahora Canal+, asociado a las públicas Televisiones Autonómicas (Vasca, Catalana, Madrileña, Gallega y Valenciana), tenía la exclusividad para transmitir los partidos de Liga. Una oferta de Asensio, por 2.000 millones de dólares, cambió el panorama y abrió la polémica.
Los clubes de mayor peso aceptaron la propuesta de Asensio y rompieron su acuerdo con Canal+, tema que ahora está planteado en los tribunales de justicia, mientras se busca un acuerdo.
En tanto, la disputa por el mercado televisivo del fútbol hará que al menos en las próximas cinco semanas – – plazo dado por la Federación de Fútbol para que lleguen a un acuerdo las emisoras- se televisarán partidos todos los días de la semana, con excepción de los viernes.
Esa situación originó la ira de los sectores de la hostelería, restauración y espectáculos, que advierten una gran pérdida de clientes que prefieren ver los encuentros instalados con comodidad en sus domicilios.
La expansión del mercado televisivo también llevó a los clubes a una carrera desenfrenada para contratar estrellas. El Barcelona compró a los brasileños Ronaldo y Giovanni, por 20 y nueve millones de dólares respectivamente.
El Real Madrid adquirió a sy vez al serbio Mijatovic por diez millones, al croata Suker por ocho y al nigeriano Seedorf por cinco, mientras el Valencia compró al sueco Karpin por nueve y al brasileño Romario por ocho millones de dólares.
Casi ninguno de los demás grandes clubes se quedó sin fichar a una estrella extranjera, que, en su gran mayoría llegan de América Latina y Africa.
La Federación de Fútbol abrió plazo de un mes para resolver el conflicto entre clubes y televisiones, entre los que se verifican las alianzas más extrañas.
Se llega a mencionar, incluso, la intervención del gobierno español y del catalán, de manera indirecta y callada, para disminuir el poder de Polanco y su grupo Prisa.
Pero lo que más llama la atención es el baile de millones de dólares en torno a las estrellas y los entrenadores, todos ellos brillando con fulgor algún tiempo y pasando después a ser los culpables de las derrotas.
El escritor Jesús Ferrero, quien califica de "tenebroso" lo que está ocurriendo, identifica a los jugadores modernos con los antiguos gladiadores. Para la mayoría de los futbolistas el dominio del balón es una manera "dura, durísima", de salir de la miseria, dice.
Como los antiguos gladiadores, los jugadores "tan pronto son ensalzados por las masas, sus entrenadores y sus empresarios, como literalmente aniquilados". Y todo, ahora, sin necesidad de ir al circo, junto a la plebe, sino presenciándolo desde la sala de estar, en pijama y pantuflas. (FIN/IPS/td/dg/sp/96