Los Emiratos Arabes Unidos (EAU), que durante años fueron "el dorado" de migrantes asiáticos, ahora se han endurecido con los extranjeros que están ilegalmente en el país y tienen plazo hasta fin de mes para marcharse.
Muchas de las miles de personas que diariamente abandonan los emiratos antes que expire la amnistía concedida a los inmigrantes ilegales son mujeres, especialmente asistentes domésticas procedentes del Sudeste y el Sur de Asia.
Filipinas y Sri Lanka cuentan con 10.000 connacionales cada uno que trabajan en el país, la mayoría como empleadas domésticas, y no tienen ni permiso de trabajo ni documentación en regla.
Mientras un futuro incierto espera a esas mujeres cuando regresen a su patria, las cosas tampoco serán fáciles para aquellas que pueden seguir trabajando en los EAU.
Las nuevas normas de empleo, que tambien entran en vigor el primero de octubre, dificultarán la vida a asistentes domésticos de Bangladesh, India, Filipinas y Sri Lanka, que forman el núcleo de 200.000 extranjeros reclutados en este estado petrolero del Golfo.
Las autoridades de los EAU esperan que alrededor de 200.000 extranjeros ilegales dejen el país antes del 30 de septiembre. Los trabajadores expatriados integran más de la mitad de la población de los emiratos que totaliza 2,4 millones de personas.
"Una vez cumplido el plazo, adoptaremos las medidas apropiadas para expulsar a todos los trabajadores ilegales dejados atrás", declaró Hilal Saeed Al-Dhahiri, subsecretario del Departamento Federal de Inmigración de los EAU.
A partir de octubre, cualquiera que asuma un asistente doméstico prófugo de su empleador anterior arriesga tres años de cárcel y una multa de 8.000 dólares. Los trabajadores que rechacen la amnistía deberán pagar cuantiosas multas y serán encarcelados o deportados.
Los funcionarios tambien están considerando inspecciones hogareñas para comprobar si hay domésticas prófugas o reclutadas sin la documentación adecuada.
Con un empleado doméstico por cada cinco ciudadanos, cundió una creciente preocupación oficial últimamente que los naturales de los EAU se hayan hecho demasiado dependientes de la hogareña foránea.
Casi el 80 por ciento de las domésticas extranjeras en los EAU, que ganan entre 150 y 200 dólares mensuales, son oriundas de Sri Lanka. Más de la mitad trabaja para familias nativas. En algunos casos, las domésticas superan en número a miembros de la familia.
Las asistentes domésticas han sido acusadas a menudo de huir de sus patrones, pero un reciente estudio de la Administración de Inmigración y Naturalización de Dubai mostró que eso es inexacto.
Según el estudio, las domésticas a veces son alentadas por otras amas de casa para cambiar empleadores y luego resultan acusadas de marcharse a hurtadillas. Esas asistentes, por lo general, terminan haciendo tareas a tiempo parcial con familias de expatriados de bajos ingresos que no pueden ofrecerles pleno empleo.
Grupos que trabajan con migrantes señalaron que muchas mujeres escapan de sus patrones para evitar abusos. Asaltos sexuales por parte de empleadores son frecuentes. La doméstica filipina de 17 años, Sara Balabagan, fue declarada culpable de asesinato por un tribunal de los EAU porque mató a su patrón luego que la violó.
La joven pasó un año en la cárcel antes de ser deportada en agosto último a su país.
En defensa de trabajadoras que escapan, se indicó que muchas domésticas maltratadas temen informar del hecho a los agentes que las reclutaron. Esos agentes, por lo general, no atienden razones y culpan a las empleadas de esquivar sus obligaciones.
Tambien es difícil para mujeres que trabajan en un país extranjero y rara vez están fuera de la vista de sus patrones, registrarse en sus embajadas o formular alguna denuncia. (FIN/IPS/tra-en/am/js/mu/ego/hd)