Los campos de Cuba muestran los primeros signos de recuperación luego una crisis económica de más de cinco años, pero siguen sin responder a la demanda de alimentos de la población del país caribeño.
Fuentes del Ministerio de Economía y Planificación aseguran que en el primer semestre de este año la producción de tubérculos y hortalizas se elevó en 25,7 por ciento en relación con igual período de 1995.
El viceministro de Agricultura, Eduardo Chao Trujillo, reveló que todas las ramas de la agricultura muestran despegues alentadores con excepción del café, la avicultura y la ganadería.
La recuperación parece haber llegado definitivamente a la caña de azúcar, el tabaco y los cítricos, principales productos de exportación, que crecieron más de 30 por ciento respecto del año pasado.
Sin embargo, la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), única organización sindical de la isla, afirmó este lunes que esto no supone "un aumento significativo en el consumo de algunos productos básicos, principalmente de la carne vacuna y de cerdo, de la leche y de sus derivados".
"Si quieres tener viandas (tubérculos) y vegetales ve a buscarlas al noticiero", dice una de las bromas callejeras que más ha resistido el paso del tiempo en Cuba, en clara alusión a la amplia divulgación dada al crecimiento de la producción agrícola que no se refleja en la dieta del cubano común.
La apertura de la agrucultura al libre mercado, en octubre de 1994, aumentó la oferta de productos alimentarios y estimuló la producción del sector pero no lo suficiente, según los expertos.
Fuentes oficiales indican que para este año podría igualarse la producción record de alimentos agrícolas de 1992, pero eso no significará un gran avance hacia la autosuficiencia alimentaria.
Datos de la Junta Central de Planificación aseguran que para 1989 Cuba importaba 79 por ciento de los cereales que consumía, 99 por ciento de los frijoles, 21 por ciento de las carnes, 44 por ciento de los pescados, 38 por ciento de la leche y sus derivados, 94 por ciento de las grasas.
La disponibilidad de energía de la población cubana osciló entre 2.552 kilocalorías diarias en 1965 y 2.953 en 1988, para comenzar a disminuir a partir de la década del 90, cuando el país perdió de pronto sus socios comerciales del antiguo bloque socialista europeo.
Aunque la disminución exacta no se hizo pública, investigadores del Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos estimaron que el descenso pudo acercarse en algunos sectores de la población a las 1.500 kilocalorías por persona.
El Programa Nacional de Acción presentado por el Ministerio de Salud a la Cumbre Mundial de la Infancia, en 1991, reconoció la existencia de un déficit de micronutrientes básicos como calcio, fósforo y ácido fólico a consecuencia de los bajos niveles de consumo de productos lácteos y huevo.
Con 11,9 millones de habitantes, Cuba reportó 7,9 por ciento de los nacidos vivos con bajo peso al nacer, una tasa de embarazadas con ganancia de peso deficiente de 6,5 por ciento y un aumento a 11,5 por ciento de la cantidad de mujeres que empiezan la gestación con menos peso del adecuado.
A simple vista, los parámetros reportados por el gobierno cubano son favorables si se los compara con otros países de América Latina, pero a nivel interno muestran un retroceso que, según los expertos, sólo será recuperable en la medida que aumente la disponibilidad de alimentos.
Según investigaciones del Centro del Centro de Estudios Sicológicos y Sociológicos de la Academia de Ciencias de Cuba, la baja oferta de alimentos en los establecimientos estatales es el elemento de la crisis que más afectó a la población desde 1990.
"En los mercados hay viandas, vegetales, carne de cerdo, pero uno sigue sin tener donde comprar, en pesos cubanos, un litro de leche, unos huevos, un queso o un pollo para los niños de la casa", comentó Juan Carlos Gómez, un ingeniero de 42 años.
Como parte de las reformas aplicadas al sector agrícola, el gobierno cubano abrió los mercados para la libre concurrencia y entregó parte de las tierras estatales a unidades básicas de producción cooperativa que ya ocupan 42 por ciento de los campos en explotación en la isla.
Pero, a pesar de la política oficial para estimular el despegue agrícola, fuentes sindicales aseguran que la producción de alimentos para el mercado nacional "anda todavía bien lejos de propiciar el equilibrio entre oferta y demanda a precios razonables".
Los expertos estiman que la autosuficiencia alimentaria sigue siendo un sueño bastante lejano para el gobierno cubano, que invierte 70 por ciento de los recursos destinados a la importación en combustibles y alimentos. (FIN/IPS/da/ag/if/96