Funcionarios del Banco Mundial destacaron hoy la recuperación de México como evidencia del éxito de sus recetas económicas y aseguraron que América Latina puede duplicar en la próxima década su actual ritmo de crecimiento.
Para lograr un crecimiento sostenido de seis por ciento al año, los países latinoamericanos deben continuar el desmantelamiento del Estado populista, aumentar el ahorro interno y reformar sistemas de seguridad social que ofrecen beneficios excesivos para sus posibilidades.
Los críticos replicaron que los representantes del Banco Mundial no sólo son demasiado optimistas en su diagnóstico de la situación económica de la región, sino que al utilizar el producto interno bruto (PIB) como única variable de crecimiento no pueden ver ciertos fallos de su estrategia.
"Creemos que la crisis regional ha finalizado", declaró en Washington Shadid Javed Burki, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina, en un breve informe a la prensa previo a la asamblea anual de la agencia, que comenzará el 1 de octubre.
La prueba de que "la confianza regresa" a América Latina sería "la robusta recuperación" de la economía de México, que se había hundido en diciembre de 1994, tras la devaluación de su moneda, dijo Burki.
Según el funcionario, el PIB de México se incrementó 7,5 por ciento en el segundo trimestre de este año.
Burki atribuyó el renacimiento económico de México a la persistente implementación del ajuste estructural promovido por el Banco Mundial y otros organismos financieros internacionales. Se trata de un conjunto de políticas que engloba la reforma del sector financiero y la reducción del papel del Estado.
Esas mismas políticas evitaron a otros países latinoamericanos el "efecto tequila", como se denominó al impacto de la crisis mexicana fuera de fronteras.
Burki afirmó que América Latina "regresa al camino hacia el crecimiento a largo plazo" y que "el gran desafío" de la región consiste en echar las bases para un mejoramiento anual sostenido de seis o siete por ciento en el próximo decenio, el doble de la tasa regional antes de la crisis mexicana.
"No hay razones para excluir la posibilidad de un proceso prolongado de crecimiento", señaló Guillermo Perry, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
De acuerdo con Burki y Perry, América Latina puede igualar los altos índices de crecimiento de los "tigres" de Asia si profundiza el ajuste estructural que ya se aplica en la región.
Las prioridades consisten en acelerar la reforma del sector financiero y aumentar el ahorro interno, que actualmente sólo representa la mitad de la tasa correspondiente a Asia oriental.
Perry explicó que esas medidas son necesarias para crear dentro de cada país latinoamericano "un sistema bancario que pueda prestar" dinero y aliviar de ese modo la dependencia de capitales externos.
Burki exhortó a América Latina a continuar la privatización de las empresas públicas y "el desmantelamiento del Estado populista".
Al respecto, indicó como "asunto crucial" la reforma de los sistemas de seguridad social de la región, según el ejemplo de Chile.
La mayor parte de los regímenes de seguridad social de América Latina fueron puestos en marcha "durante la etapa populista" de desarrollo, cuando los gobernantes no consideraban con seriedad cómo financiar los generosos beneficios que ofrecían a la población, dijo Burki.
Como resultado, los sistemas vigentes no pueden ser financiados a largo plazo, agregó. Los problemas son especialmente graves en Argentina, Brasil y México.
Burki opinó que el empeoramiento de la distribución del ingreso causado por las políticas del Banco Mundial, un hecho que reconoció, se corregirá únicamente con el crecimiento económico.
A su juicio, "hay ahora consenso" en América Latina a favor del modelo económico promovido por las agencias financieras multilaterales.
Thea Lee, del Instituto de Política Ecómica, radicado en Washington, observó que el modelo de libre mercado y de crecimiento apoyado en el sector exportador que impulsan el Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional busca la disminución de costos de producción mediante el recorte de salarios y la eliminación de regulaciones gubernamentales.
Lee cuestionó la pregonada recuperación de México, afirmando que la situación en ese país es aún "muy inestable" y descalificó la comparación realizada por los funcionarios del Banco Mundial entre América latina y Asia oriental.
Al referirse a las reformas de mercado y de comercio de Asia oriental, los funcionarios del Banco Mundial no aclararon que el Estado aún desempeña un papel determinante en esos países, donde "no ha sido desmantelado", puntualizó Lee.
Karen Hansen-Kuhn, coordinadora del programa de América Latina del Grupo de Políticas Alternativas de Desarrollo, agregó que el concepto del Banco Mundial de un Estado de reducidas funciones "es claramente inadecuado".
Hansen-Kuhn admitió la necesidad de reformas para mejorar la eficacia y la responsabilidad de los organismos y servicios del Estado, pero puso en duda las recomendaciones del Banco Mundial como instrumnto adecuado para lograr esos objetivos.
En vez de obligar al Estado a mejorar sus prestaciones, las políticas de ajuste estructural simplemente exigen el recorte de servicios, como la educación y la salud, advirtió Hansen-Kuhn.
Así mismo, cuestionó el empleo del crecimiento del PIB como único instrumento de medida del éxito de políticas económicas.
Chile, por ejemplo, registra un alto crecimiento del PIB, pero "la distribución del ingreso ha empeorado", aseguró Hansen-Kuhn.
Explicó que 43 por ciento de los trabajadores chilenos "no ganan lo suficiente para mantener a su familia". El énfasis en el aumento del PIB también ha permitido a los partidarios del libre mercado ignorar problemas adicionales, como la degradación del ambiente, agregó. (FIN/IPS/tra-en/pz/jl/ff/if dv/96