/AMBIENTE/: Escasez de agua amenaza seguridad alimentaria

Gobiernos y agencias internacionales no están reaccionando con suficiente rapidez a la amenaza que representa la disminución de las reservas de agua, alertó el ambientalista World Watch Institute en su último informe.

La creciente escasez de agua fresca amenaza la producción de alimentos, la salud de los ecosistemas, la estabilidad social e incluso la paz internacional, de acuerdo con el informe de 76 páginas.

Escrito por la directora del Proyecto Mundial de Política de Aguas en Massachusetts, Sandra Postel, el informe advierte que en el 2025 más de 3.000 millones de personas, alrededor de 40 por ciento de la población mundial del mundo, vivirá en países que afronten escasez de agua crónica.

La publicación "Dividiendo las aguas: Seguridad alimentaria, salud de ecosistemas y nuevas políticas de escasez" concluye que "la mayoría de las las naciones no son conscientes de cómo las limitaciones en el suministro de agua afectan la producción de alimentos y las perspectivas económicas".

"Muchos políticos aun deben darse cuenta que los problemas relacionados con el agua no deben ser arreglados apenas por ingenieros", afirmó Postel.

El Banco Mundial advirtió el año pasado que alrededor de 80 países que representan 40 por ciento de la población mundial no han tomado medidas contra la escasez de agua, que conspira contra la agricultura y la industria.

"Muchas de las guerras de este siglo se referían al petróleo, pero las guerras del siglo que viene se referirán al agua", pronosticó Ismail Serageldin, el vicepresidente del Banco Mundial encargado de Desarrollo Ambientalmente Sostenible.

El Banco Mundial exhortó a la realización de inversiones por 800.000 millones de dólares en todo el mundo hasta el 2005 con la finalidad de garantizar el acceso a agua potable para la población de los países en desarrollo.

La escasez de agua amenaza actualmente a los países de Asia, especialmente el Medio Oriente, y Africa, de acuerdo con el informe del World Watch Institute.

Los investigadores afirmaron que el problema se generalizará seguramente en esos dos continente, sobre todo en Asia, donde los pozos aquíferos se están agotando por la producción de cereales y muchos ríos se secan total o parcialmente en la estación seca.

"Millones de toneladas del suministro de granos de cada año son producidas a costas del agotamiento del agua subterránea", según el informe.

"El nivel de las capas freáticas cae un metro o más cada año en una gran zona de granjas irrigadas en el norte de China y 20 centímetros al año en dos tercios de la provincia de Punjab, el granero de India", agregó la publicación del World Watch Institute.

El uso mundial de agua se triplicó entre 1950 y 1990, hasta alcanzar alrededor de 35 por ciento del suministro accesible a líquido fresco. Por lo menos 20 por ciento del resto es empleado en el combate a la contaminación, el transporte bienes o en la industria pesquera, dijo Postel.

La mayor parte del incremento del consumo fue provocado por el crecimiento económico y de población registrado en esas tres décadas. Postel teme que el suministro de agua se vea sometido a una tensión sin precedentes en los próximos 30 años, pues la población mundial sumará otros 2.600 millones de personas.

"El uso de las aguas del mundo no puede triplicarse nuevamente sin un aumento sustancial del suministro, del reuso del suministro existente y medidas universales de prevención de la contaminación", sostuvo la experta.

Postel afirmó, de todos modos, que las represas, un medio importante de suministro de aguas corrientes en este siglo, son cada vez más impopulares debido a sus altos costos económicos, sociales y ambientales.

No parece factible que los reservorios que se construyan en los próximos 30 años aumenten el suministro más de 10 por ciento, dijo.

Las áreas irrigadas del mundo, que representan alrededor de 16 por ciento del total de tierras de cultivo pero producen 40 por ciento de los alimentos, no crecerán más rápido que la población, agregó Postel.

Mientras la desalinización (la producción de agua fresca a partir del agua marina) demostró su eficacia en los países del Golfo en los últimos dos decenios, su alto costo en energía la hacen inadecuada para el resto del mundo y, al parecer, contribuirá con una pequeña parte del suministro mundial.

Por lo tanto, el desafío clave reside más en difíciles decisiones políticas y presupuestarias de los gobiernos nacionales y las agencias mundiales que y menos en adelantos de ingeniería y tecnología, según el informe.

Una de las prioridades máximas es garantizar que tanto las personas como los ecosistemas obtengan el mínimo indispensable de agua de buena calidad para mantenerse saludables, dijo Postel.

En las personas, esto representa unos 50 litros por día para cada uno. Con una población mundial de casi 8.000 millones de personas en el 2025, la cantidad necesaria serían unos 65.000 millones de metros cúbicos al año, apenas alrededor de 1,5 por ciento del agua en uso actualmente.

Postel recomendó tarifas baratas que permitan a los pobres el consumo de la cantidad mínima de agua necesaria. Cualquier subsidio deberá ser respaldado con impuestos a los bienes de lujo, sugirió.

Los gobiernos deberán invertir más en conservación y eficiencia, con énfasis en la reparación de diques, tecnologías y reciclado de agua. Ello tiene menor costo que el desarrollo de nuevas fuentes de agua, según el informe.

El agua debe también disponerse para asegurar la salud de los ecosistemas fluviales, cuya importancia para la protección de la industria pesquera y las economías de los deltas no es considerada, en general, por los políticos.

Al reconocer los ecosistemas como un "bien público" y asignarles un valor monetario a su mantenimiento, los gobiernos los protegerían mejor, concluyó la investigación.

El consumo de agua en las ciudades se duplicará dentro de 30 años, por lo cual el agua residual tratada será una fuente de suministro cada vez más importante en el futuro.

El informe recordó que el uso de las aguas tratadas en la producción agrícola de Israel aumentará de 30 por ciento a 80 por ciento en el 2025.

En todo el mundo, el reuso de 65 por ciento del agua residual en las ciudades provocaría un incremento del suministro a la agricultura de 350.000 millones de metros cúbicos al año, de acuerdo con los investigadores. (FIN/IPS/tra-en/jl/yjc/mj/en/96

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