La lista de pesticidas prohibidos en los países desarrollados podría extenderse pronto a la agricultura de las naciones en desarrollo si el propósito de hacer legalmente obligatorio el procedimiento llamado de Consentimiento Informado Previo (PIC) fuera impedir la venta y el uso de esos productos.
La mayoría de los pesticidas de esa lista -conocida como "la docena sucia"- son organocloros, los que fueron sustituidos en el mundo industrializado, a lo largo de las últimas tres décadas, por los organofosfatos (OP), considerados más seguros y menos persistentes.
Sin embargo, crecen ahora en Occidente nuevas evidencias de que los OP son peligrosos y pueden dañar el sistema nervioso y el inmunológico después de un uso prolongado de dosis pequeñas e incluso por una sola exposición a una dosis alta.
También son vinculados a graves desórdenes psicológicos, incluso la depresión que lleva al suicidio.
Una ronda de negociaciones realizada recientemente en Nairobi con el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (UNEP) tuvo por objeto abrir el camino a un acuerdo vinculante en la materia.
El acuerdo regularía efectiva y eficientemente las operaciones de importación y exportación de productos agrícolas.
El PIC fue puesto en práctica por primera vez en 1989 en el mundo industrializado, como un procedimiento internacional voluntario, destinado evitar el comercio de pesticidas peligrosos cuyo uso esté prohibido en el ámbito interno de los estados.
Según el procedimiento PIC, cuanquier país que prohíbe o limita un pesticida debe informar al secretariado conjunto UNEP-FAO, el cual evalúa entonces la efectividad de la prohibición.
Se elabora entonces un documento orientativo sobre ese pesticida, el cual es remitido a todos los países que participan en el sistema -actualmente 145 estados-, pidiéndose a los gobiernos que informen si desean continuar recibiendo ese producto.
A continuación se publica una lista con las respuestas recibidas, a la que deberán ajustarse los exportadores.
La lista actual de pesticidas incluidos en el PIC incluye 12 productos, entre los que se encuentran el DDT, el dinoseb, el EDB, el HCH, la flúoroacetamida, el heptocloro y compuestos de mercurio.
No obstante, ha tomado tres décadas alcanzar el funcionamiento de este sistema, desde que fue reconocido por primera vez el peligro de los cloros orgánicos. Algunos resultados indican ahora que los OP podrían ser aun más peligrosos para la salud humana.
Un estudio hecho recientemente en España encontró que la tasa de suicidio es más alta en las áreas donde se usan en forma intensiva los OP, que también han causado preocupación en Egipto a partir de la investigación que condujo el profesor Mahmoud Amr, jefe de Medicina Ambiental de la Universidad de El Cairo.
De las personas expuestas a los OP, 61 por ciento mostró indicios de envenenamiento crónico por pesticidas, y 50 por ciento acusaron efectos neurológicos. Una pérdida sensorial de superficie fue acusada en 36 por ciento de los casos.
También se registró un alto nivel de desórdenes psiquiátricos (31 por ciento), mientras que otro estudio reflejó problemas de salud en 65 por ciento de los plantadores de arroz controlados.
Datos como estos llevaron a que la FAO recuerde a todos los sectores vinculados al problema que éste exige una atención más amplia e inmediata. La conferencia de Nairobi se centró en Africa, pero "no debería limitarse a Africa, pues es un problema mucho más extenso", según expresó Niek van der Graaf, de la FAO.
La FAO promueve y apoya programas que tienden a favorecer la aplicación del sistema de Gestión Integrada de Pestes (IPM), destinado a reducir el uso generalizado de productos químicos.
Más de un millón de agricultores han participado hasta ahora en cursos de la FAO sobre el IPM, el cual se aplica ampliamente en Asia, donde se ha reducido en 70 por ciento el uso de pesticidas peligrosos. (FIN/IPS/tra-en/jmp/rj/arl/en-dv/96