AFGANISTAN: Un escaparate de rivalidades foráneas

Los recientes comentarios del subsecretario general de la ONU, Marrack Goulding, quien criticó a potencias extranjeras (no especificadas) por interferir en la guerra civil afgana, puso de relieve el papel que éstas jugaron en el estallido y la continuación del conflicto.

La contienda fratricida entró ahora en su quinto año, y la lista de naciones extranjeras que se inmiscuyeron incluye no solo a los vecinos de Afganistan, como Iran, Uzbekistan, Tayikistan y Pakistan, sino tambien a potencias distantes como Rusia, India y Arabia Saudita.

Con el pasar de los años, el conflicto se concentró en cuatro líderes afganos: el presidente Borhanuddin Rabbani, basado en Kabul, y el primer ministro Gulbuddin Hikmatyar, cuyo cuartel general está en Charasyab, al sudeste de Kabul, por una parte.

Por la otra, el general Abdul Rashid Dostum, jefe de la Alianza del Norte, con sede en Mazre Sharif, en el linde afgano-uzbeko, y Maulavi Muhammad Omar, líder del taliban (estudiantes religiosos, que ahora controla casi dos tercios del país y cuyo cuartel general está en Qhandar, en el sur.

En junio pasado, tras el acercamiento entre Rabbani e Hikmatyar, los centros de poder en el país se redujeron a tres: Kabul, Mazre Sharif y Qhandar.

Abdul Rashid Dostum, el líder uzbeko de la Alianza del Norte, se ha mantenido siempre cercano a Uzbekistan y su presidente Islam Karimov, enemigo jurado de fundamentalistas musulmanes. Dostum es el menos religioso entre los máximos líderes afganos.

En contraste, Muhammad Omar, un teólogo calificado, es un fundamentalista islámico comprometido. Su milicia taliban ha impuesto una estricta interpretación de la Sharia (ley islámica) en las áreas que ha capturado desde su dramática aparición en 1994.

Conducida por los hijos de los refugiados afganos en Pakistan procedentes de escuelas teológicas, la milicia taliban esta financiada, entrenada y armada supuestamente por Islamabad.

Idológicamente, Rabbani se encuentra a mitad de camino entre Dostum y Omar. Con el fin de resistir las ofensivas de sus rivales, ha recibido consistente asistencia militar de Rusia e India, así como ayuda intermitente de Iran.

Como la mayor parte del armamento pesado utilizado en el conflicto es de orígen soviético, Rusia ha tenido un papel cada vez más relevante.

Comprometido a contrarrestar la influencia de los fundamentalistas islámicos en sus fronteras -Tayikistan, Uzbekistan y Turkmenistan-, Moscú se opone al naciente poderío de los taliban, para lo cual cuenta con el apoyo del gobierno tayiko, a su vez amenazado por islamitas locales.

El mismo principio encuadra la política de India, que afronta a los radicales islámicos en Kashmir y está impulsada por su histórica hostilidad hacia Pakistan. Cada suceso diplomático de Islamabad es vivido por Nueva Delhi como una derrota india, por lo cual los elementos antitaliban deben ser ayudados.

Como los militares indios han estado usando armas sovéticas por largo tiempo, y debido tambien a que hay vuelos regulares desde Nueva Delhi a Kabul, India esta en condiciones de brindar mantenimiento y piezas de recambio a los pertrechos usados por las fuerzas de Rabbani, y así lo viene haciendo.

Finalmente, Pakistan se muestra decidido a abrir una ruta por tierra a través del sur de Afganistan y Turkmenistan, así como de otras repúblicas centroasiáticas. La cuestión es urgente porque las hilanderías paquistaníes estan siempre escasas de algodón y Turkmenistan lo exporta.

El reciente respaldo de Pakistan a los taliban, que dió lugar a la captura militar de las provincias de Laghman y Kunar, al este de Afganistan, así como la ciudad de Jalabad, indicó que Islamabad colocó la cuestión afgana en un lugar prominente de su agenda.

La perspectiva que Pakistan sea la casi exclusiva influencia foránea en Afganistan, tambien alarmó a Iran, entre otros.

Al respecto, Teheran debería estar complacido que los taliban, empecinados en convertir a Afganistan en un estado islámico, estén por desafiar a sus rivales. Sin embargo, eso sería ignorar la dinámica geopolítica y las ambiciones competitivas de los poderes regionales que hacen caso omiso de sus ideologías.

Si bien Iran tiene la ventaja de una larga frontera con Afganistan, y ha ayudado a Rabbani cada vez que estuvo acorralado, sus limitaciones surgen de su afiliación sectaria. Iran es un país con mayoría shiíta mientras los musulmanes sunnitas son la secta predominante tanto en Afganistan como Pakistan.

Los actuales enfrentamientos entre sunnitas y shiítas, en Pakistan y la zona tribal entre Pakistan y Afganistan, demuestran que las tensiones entre ambas sectas están lejos de apaciguarse.

Las ventajas paquistaníes en Afganistan no son solo sectarias sino tambien geográficas e históricas, porque tiene una larga frontera con Afganistan cuya capital, Kabul, esta conectada con la ciudad paquistaní de Peshawar. Por lo tanto, Islamabad brinda a Kabul un importante enlace económico con el mundo exterior.

Pakistan ha estado involucrado en los asuntos internos de Afganistan desde julio de 1973, cuando Muhammad Doud Khan destronó a su primo, el rey Zahir Shah, y proclamó la república.

Con todo, los demás países extranjeros interesados en la suerte de Afganistan difícilmente cesarán sus actividades destinadas a impedir la conquista total del país por los taliban, lo cual sería inevitable si Kabul cae en sus manos. (FIN/IPS/tra- en/dh/rj/ego/ip).

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