La concentración de la pobreza facilita en Uruguay la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes que procuran así escapar de la marginalidad en que viven.
Un número indeterminado de niños de ambos sexos se prostituye tanto en Montevideo como en el interior de este país sudamericano, que recién ahora se está despertando a una realidad de la que vivió ajeno durante mucho tiempo.
El sociólogo Sergio Migliorata dijo a IPS que este fenómeno es "una realidad, lamentablemente", y demuestra que Uruguay "dejó de ser el oasis" en la materia que fue en América Latina y enfrenta los mismos problemas que el resto de las naciones de la región.
"Muchas niñas consideran que esa es la única opción de vida que les queda, pues estiman que a través de la prostitución pueden lograr 'consideración' superior y superar la situación en que viven", explicó Migliorata, asesor del estatal Instituto Nacional del Menor (Iname).
"Creen que esa historia que comienza en una zona marginal puede terminar en un prostíbulo de Milán o Madrid", agregó.
El primer estudio realizado en Uruguay sobre el problema, efectuado por Migliorata y su colega María Elena Laurnaga, estableció que en este país de 3,1 millones de habitantes hay niñas vírgenes que son "vendidas".
De acuerdo con la investigación, los registros oficiales de la policía sobre explotación sexual de menores no refleja la realidad.
"Lo registrado por el Estado es insignificante respecto de la magnitud del fenómeno. Aun en el interior del país, donde la policía asegura que no existe, encontramos menores explotados", dijo Laurnaga.
La experta dijo que en varios locales nocturnos del interior vieron menores varones que sufrían el comercio sexual.
La investigación constató niños de hasta 10 años en el círculo de la explotación, especialmente dentro de familias muy marginadas.
"La prostitución del niño es un instrumento de su madre, generalmente en situación de extrema mendicidad", según el estudio.
Laurnaga relató el caso, registrado en una zona rural del interior de Uruguay, de una mujer de penosa condición social que ofrecía a sus hijos por el equivalente de 0,60 centavos de dólar.
"La madre esperaba afuera de un monte a que el niño o la niña cumpliera con su función de objeto sexual de un adulto", recordó la experta.
En Montevideo se detectó un "mercado de vírgenes" explotado por pandillas juveniles o por las propias familias de las menores, de acuerdo con el trabajo.
El relevamiento indica que una niña virgen se "cotiza" a 100 dólares en los locales nocturnos del casco histórico de Montevideo, cerca del importante puerto de la ciudad.
También se señaló que existe un número "alarmante" de casos de abuso sexual contra niños y niñas, y que se ha usado a menores en la grabación de vídeos pornográficos.
El diputado Daniel Corbo, de la coalición de gobierno, reclamó medidas oficiales al margen de la actividad policial.
"Este problema pone de manifiesto la desintegración familiar. Se trata de una enfermedad que sufren las familias, que son un referente fundamental en la constitución de parámetros de valores y de conductas de los ciudadanos", dijo Corbo.
El número de hogares uruguayos en situación de pobreza aumentó en 1995 respecto del año anterior, según cifras oficiales divulgadas en julio.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, 15,7 por ciento de los hogares nacionales se encuentran por debajo de la denominada "línea de pobreza". Esta tasa es un punto y medio porcentual superior a la registrada en 1995.
Los hogares de indigentes (en situación de pobreza extrema, cuyos ingresos no cubren las necesidades alimentarias básicas) representaron en 1995 uno por ciento del total, lo cual significó un incremento de 0,9 puntos porcentuales respecto de 1994. (FIN/IPS/rr/mj/ip-pr/96
