El gobierno de Nicaragua firmó un acuerdo con un consorcio privado para iniciar de inmediato el estudio de factibilidad de un sueño ancestral: la construcción de una nueva ruta interoceánica por el territorio de este país.
"Estamos satisfechos con la autorización para realizar el estudio de factibilidad, éste es el resultado de 18 meses de negociación con representantes del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo", dijo a IPS Juan Carlos Rivas, Director Ejecutivo del consorio privado Canal Internoceánico de Nicaragua (CINN).
La Comisión Mixta gubernamental, que dio el visto bueno para este megaproyecto, está integrada por cuatro ministros y cuatro presidentes de comisiones legislativas.
El acuerdo dará paso al consorcio CINN a llevar a cabo los estudios de factibilidad, durante 10 o 12 meses, para confirmar si es viable o no la construcción de un Canal Seco por este país, que uniría el Pacífico y el Atlántico por una red ferroviaria de 375 kilómetros de extensión.
En los estudios de factibilidad, el consorcio de capital nacional y extranjero, tiene estimado gastar cerca de 20 millones de dólares, inversión inicial que tendrá un impacto positivo en esta nación centroamericana, donde extraoficialmente se estima que seis de cada diez personas no tienen empleo.
Además, "determinará si es posible o no llevar a cabo el sueño largamente acariciado por este país, de construir una vía interoceánica por su territoiro", añadió Rivas en entrevista exclusiva a IPS.
El proyecto, con un costo total superior a los 1.300 millones de dólares, abarcaría un área total de 4.120 hectáreas para la construcción de dos terminales portuarias y el corredor ferroviario de 375 kilómetros.
Por éste, de acuerdo a los inversionistas, correrían trenes de carga que transportarían contenedores de 40 pies a una velocidad superior a los 150 kilómetros por hora, en un tiempo máximo de cuatro horas.
Esta interconexión representaría una gran ventaja sobre el sistema de transporte ferroviario de Estados Unidos y la ruta del Canal de Panamá.
Se asegura que la ruta seleccionada, entre Pie de Gigante en el Pacífico y Monkey Point en el Atlántico, es la más factible ya que está alejada de grandes centros urbanos y de reservas naturales, aunque atraviesa puntos de actividad sísmica y volcánica.
"Se mantendrá esa ruta en dependencia de los resultados del estudio de factibilidad, cuya base fundamental será el impacto ambiental", explicó Rivas.
La veracidad del estudio de factibilidad, precisamente, es uno de los puntos que inquieta al legislador José León Talavera, ex Presidente de la Comisión de Recursos Naturales de la Asamblea Nacional.
"Nicaragua debe asumir el reto de explorar a fondo la viabilidad de una ruta interoceánica por su territorio, pero debe apoyarse en una Junta de Notables y en la opinión de expertos internacionales ligados a Naciones Unidas y la Unión Europea", señaló Talavera en exclusiva a IPS.
"Sólo así se podría evaluar a conciencia el impacto económico, social y ecológico de una obra de esta envergadura", añadió.
La ruta, de acuerdo al anteproyecto, cruzaría cerca de varios centros urbanos, a una distancia de entre dos y 55 kilómetros. Además, de siete zonas protegidas, sólo una -la Reserva Forestal de Cerro Silva, en Monkey Point- es atravesada por el corredor ferroviario.
La vía también atravesará tres puntos de fuerte actividad sísmica, así como el corredor volcánico nicaragüense.
"Estamos claros de estos riesgos sísmicos y volcánicos, pero las empresas participantes tienen la tecnología y la ingeniería necesarias para disminuir los riesgos en esas áreas", señaló Rivas.
La obra, según los cálculos de los inversionistas, abarcaría un período de 10 años, lo cual implica que la decisión final de construirlo o no dependerá del gobierno que resulte electo el próximo 20 de octubre.
"Nosotros estamos dispuestos a trabajar con cualquier gobierno que resulte electo", dijo Rivas. "No apoyamos a ningún partido, ni estamos financiando campaña alguna", aseveró.
Desde el descubrimiento de Nicaragua por los españoles, en 1502, la búsqueda y construcción de una ruta interoceánica fue el sueño y la pesadilla de muchos: conquistadores, comerciantes, emperadores y visionarios.
En 1567, Felipe II, rey de España, envió al ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli a estudiar la "Ruta de Nicaragua", como paso entre los dos oceános, pero éste señaló en su informe que esa opción tenía grandes dificultades.
Tres siglos más tarde, en 1852, otro técnico, el coronel Childs, dijo que "la obra era factible" en un período de seis años, a un costo superior a los 30 millones de dólares.
Poco después, el presidente Millard Fillmore presentó el estudio Childs al Cuerpo de Ingenieros Topográficos de Estados Unidos y éstos confirmaron la viabilidad de la ruta interoceánica por Nicaragua.
Sin embargo, los banqueros de ese entonces no se aventuraron a arriesgar su capital y el sueño se esfumó. Ahora, después de 144 años, el consorcio CINN quiere demostrar que se puede hacer realidad. (FIN/IPS/rf/jc/dv-en/96