La mayoría de los ecuatorianos, incluido el mismo presidente saliente, centran en la economía los logros del cuatrienio de Sixto Durán Ballén, mientras colocan en su cuenta negativa traumas como la guerra no declarada con Perú, en 1995.
"Dejo una economía sana y estable, con índices de crecimiento alentadores y con una reforma política trascendente", dijo Durán Ballén esta semana en su postrer informe a la nación, antes de entregar el poder este sábado a Abdalá Bucaram, de 44 años.
Su gobierno estuvo signado por episodios traumáticos, como el conflicto armado con Perú, a raíz de un añoso litigio limítrofe, una crisis energética que provocó graves perjuicios económicos y la orden de prisión contra Alberto Dahik, su vicepresidente, acusado de malversar fondos públicos.
"Mi gestión será reconocida por la historia", cree Durán Ballén, de 76 años, quien se defiende de sus críticos con el argumento de que "emprendí una reforma política profunda que sentará las bases sólidas del nuevo Ecuador", en lar de apuntarse al camino fácil del "continuismo estatista".
Pero Durán Ballén tras pasar por periodos de alta popularidad, incluido el del conflicto con Perú, abandona la Presidencia con uno de los respaldos populares más bajos de los 187 años de historia republicana.
Tras cuatro años de gobierno, el mayor logro que el mandatario saliente deja a los 11,5 millones de ecuatorianos es el haber creado "condiciones propicias para el restablecimiento de la confianza y seguridad en el sistema financiero nacional".
Las exportaciones tradicionales y no tradicionales, con excepción del petróleo, crecieron 54 por ciento en comparación con 1992. En 1995 las exportaciones no petroleras (banano, camarón, café y cacao) superaron los 4.300 millones de dólares.
En el cuatrienio que concluye, el banano se consolidó como la segunda fuente de ingresos por exportaciones, después del petróleo, pero surgieron otros productos de gran aceptación internacional como las flores, lo que consiguió neutralizar en parte la dependencia petrolera.
Las reservas monetarias internacionales que encontrará Bucaram alcanzan los 1.571 millones de dólares, frente a los 225 millones de dólares, que encontró el gobernante saliente.
El mayor acierto de Durán Ballén, según los analistas, fue la reducción del costo de la vida.
En agosto de 1992, cuando asumió la presidencia, recibió un índice inflacionario de 54 por ciento. El gobierno de Abdalá Bucaram heredará una inflación de 24 por ciento.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) situa a Ecuador entre los seis países latinoamericanos con mayor poder adquisitivo. "De los 52 dólares mensuales que cada trabajador recibía en 1992, ahora recibe 162 dólares", sostiene Durán Ballén.
"Ni todo positivo, ni todo negativo", señaló Alberto Acosta, consultor del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS) "existen muchas tonalidades grises en el período de Durán Ballén".
Según Acosta, "la reducción de la inflación, en apariencia, es el mayor éxito de este gobierno, pero esto fue conseguido gracias a un esquema basado en congelar la paridad cambiaria", lo que requirió de elevadas tasas de interés "y el consecuente estancamiento del aparato productivo".
Bucaram "tiene poco margen de acción bajo esta estructura", consideró Acosta, "cualquier modificación desencadenará una crisis".
Pero el principal objetivo de su gobierno, se defiende Durán Ballén, fue emprender la "modernización del Estado" mediante una serie de reformas políticas y económicas que planteaban "modificar drásticamente la relación entre la estructura estatal y la sociedad".
Sin embargo, se enfrentó a un Congreso dividido y de mayoría opositora que, según su propia versión, representó un reiterado obstáculo para alcanzar la reforma institucional necesaria.
Durán Ballén convocó a dos consultas populares con el objeto de salvar la oposición legislativa.
La primera, que tuvo lugar en agosto de 1994, fue considerada como un triunfo del régimen. En ella se aprobaron las propuestas impulsadas por el ejecutivo, como la reelección presidencial inmediata, la doble nacionalidad y la negativa a los legisladores para que manejen partidas presupuestales.
En la segunda consulta popular, que se llevó a cabo a finales de 1995, tras la crisis energética y el escándalo de Dahik, quien terminó por huir a Costa Rica, las once reformas propuestas por el gobierno fueron rechazadas por la mayoria de los ecuatorianos.
En esa ocasión se abordaron temas polémicos como la capitalización de la Seguridad Social por medio de inversión privada, la posibilidad que el ejecutivo disuelva el Congreso por una sola vez en su mandato de cuatro años y la prohibición a los trabajadores de las áreas estratégicas de realizar huelgas.
Para los analistas más cercanos al régimen de Durán Ballén, estas reformas eran necesarias pero fueron planteadas mal y en un momento poco propicio.
Para el gobernante saliente, "lo esencial es que hemos emprendido serios y modernos esquemas, con una visión de futuro, y abrimos las puertas para el siglo XXI", concluyó el presidente saliente. (FIN/IPS/mg/jc-eg/ip/96) = 08082017 NYC408= 08090700 MVD01