CULTURA: Venezuela celebra centenario de su más popular poeta

Venezuela conmemoró hoy el centenario del nacimiento del más popular de sus poetas, Andrés Eloy Blanco, casi desconocido en el exterior pero considerado el que mejor retrató, con palabras, el alma de sus compatriotas.

Los venezolanos aprenden sus versos de memoria, los recitan en sus trances más solemnes, nutren con ellos sus actos escolares. Blanco, quien también fue político, parlamentario, diplomático y orador que enfervorizaba multitudes, ocupa un lugar destacado entre sus héroes civiles.

Nació el 6 de agosto de 1896 en Cumaná, ciudad oriental a orillas del Caribe que se repartió los actos del centenario con Caracas, y murió en México el 21 de mayo de 1955, donde vivía desterrado por la última dictadura militar de Venezuela, a consecuencia de un accidente automovilístico.

Con el político Rómulo Betancourt, el novelista Rómulo Gallegos (Doña Bárbara), el pedagogo Luis Beltrán Prieto y el sindicalista Valmore Rodríguez, fundó en 1941 Acción Democrática, el gran partido socialdemócrata y de masas de Venezuela.

Entre los más popularizados poemas de Blanco está "Angelitos Negros", mestiza requisitoria contra los pintores de retablos y estatuillas religiosas que omitían íconos de color, y "La Juanbimbada", donde pinta al descalzo y crédulo Juan Bimba, el Juan Pérez venezolano.

"Pintor que pintas tu tierra/si quieres pintar tu cielo/cuando pintes angelitos/acuérdate de tu pueblo/y al lado del ángel rubio/y junto al ángel trigueño/aunque la Virgen sea blanca/píntame angelitos negros", reza una repetida estrofa.

Andrés Eloy, repetía el fallecido novelista Miguel Otero Silva (Casas Muertas), "es el poeta de este pueblo y esta tierra, cuyos versos repetimos los venezolanos a media voz cuando amamos, cuando sufrimos y cuando combatimos".

A menudo, un poema romántico suyo deriva hacia el reclamo social: "He renunciado a tí, no era posible/fueron vapores de la fantasía/ficciones que a veces dan a lo inaccesible/una proximidad de lejanía", pero luego dice que renuncia "como a Dios el delincuente/o el niño pobre ante el juguete caro".

Humorista incorregible, tuvo oportunidad de burlarse de "La renuncia" en un periódico de los años 40: "He renunciado a ti, no era posible/fueron vapores de cervcería/ficciones que a veces dan al sumergible/cierta esperanza de refinería".

La crítica en Venezuela es esencialmente laudatoria para Blanco, y la escasa que regatea méritos líricos en su obra a menudo se reduce a excluirlo de antologías o escuelas reconocidas, admitiendo todos su enorme popularidad.

Desdoblado en crítico, el embajador de México en Venezuela, Jesús Puente, observó a IPS que "en verdad Andrés Eloy era un gran poeta, lo que ocurre es que la gente aprendió de memoria lo más rítmico y rimado de su obra, y lo que tenía relación inconfundible con la vida cotidiana del pueblo".

Recordó que, según Otero Silva, "existía una especie de conspiración para difundir la idea de que el poeta de Cumaná era popular pero poco profundo, lo que no es cierto".

Puente apeló al "Autorretrato" de Blanco, escrito en los años 30 cuando era un preso político, con versos como 'La tierra está calmada/como después de un cuento/Quien menos oye, oye amar a la semilla".

"Blanco tiene presente, en ese y otros poemas, que el hombre es esencialmente una fuerza que ama, que puede olvidar todo excepto que está inmerso en la creación y que aún el más sordo – quien menos escucha- oye amar a la semilla", dijo Puente.

Lo considera por ello un poeta de la memoria y también de la profecía. "Es profético, que no premonitorio", dice Puente, y recordó un poema de Blanco en que afirma "Yo no tengo noción del tiempo/por eso pienso muchas veces/que cuando muera, moriré/después del día de mi muerte".

Recordó que en México, poco antes de morir, Blanco dijo que a Venezuela la presidía el "signo del éxodo", y que a su patria, "la madre de Bolívar, la del millón de grandes", el "hijo vil se le eternizaba adentro y el hijo grande se le moría afuera".

Blanco consiguió notoriedad desde que en 1923 ganó, con su "Canto a España", un concurso promovido por la Real Academia Española de la Lengua, y en Madrid, cuando fue a recibir el premio, escribió "Las uvas del tiempo", que despide cada año en muchísimos hogares de su país.

En 1928 apoyó una rebelión armada de estudiantes contra la dictadura del general Juan Vicente Gómez (1908-1935), y desde entonces en su vida fueron una sola la poesía y la política.

Varios años estuvo preso o confinado, desde 1937 integró el clandestino Partido Democrático Nacional, embrión de Acción Democrática, y cuyo himno, por supuesto, escribió: "Adelante a luchar milicianos/a la voz de la revolución/libre y nuestra la Patria en las manos/de su pueblo por fuerza y razón".

En 1945, Acción Democrática y militares jóvenes dieron un golpe de Estado y se organizaron las primeras elecciones universales, para una Asamblea Constituyente, en 1946-1947, presidida por Blanco.

Elegido Gallegos presidente del país, Blanco le acompañó como canciller durante algunos meses de 1948, pero un nuevo golpe militar en noviembre de ese año le aventó al exilio.

"La popularidad de sus versos subsiste pese a la ola de norteamericanismo vasallo impuesto por la televisión y sus derivados, por la subcultura del espectáculo y la sustitución de los valores superiores", destacó en la jornada del centenario el crítico y ensayista Juan Liscano. (FIN/IPS/hm/dg/cr/96

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe