La reactivación de la economía cubana podría verse afectada negativamente si se mantienen las tendencias actuales en la estructura de precios del mercado mundial y el país no logra diversificar sus fuentes de ingresos.
A pesar de crecer 9,6 por ciento en el primer semestre de este año, la isla enfrenta serias dificultades para la consolidación de sus tendencias a la recuperación por su alta dependencia de importaciones cada vez más caras y de exportaciones cada vez más baratas.
Desde inicios de los años noventa, el país caribeño se vio atrapado en las redes del intercambio desigual que sufren las naciones en desarrollo luego de varias décadas de beneficiarse con los mecanismos de cooperación del extinto campo socialista.
Según fuentes oficiales, en el primer semestre de este año Cuba gastó 91 millones de dólares adicionales sólo para cubrir los aumentos de precios de los productos importados y reportó un deterioro del 18 por ciento en el intercambio total del país.
Granma, órgano oficial del gobernante Partido Comunista, reveló este miércoles que entre enero y junio creció el déficit de la balanza comercial.
EL Ministerio de Economía y Planificación informó que durante el primer semestre de este año las exportaciones crecieron 30 por ciento en relación con igual período del año anterior y las importaciones aumentaron 50 por ciento.
El vicepresidente Carlos Lage, principal ejecutor de la política económica de la isla, dijo el 23 de julio que la falta de divisas convertibles y el déficit del balance financiero externo se mantienen entre los principales problemas de la económica cubana.
"A pesar de los resultados del año pasado y del primer semestre de este año, no se puede decir que ha habido una mejora sustancial de la situación", que permanece "prácticamente tan difícil como en años anteriores", aseguró Lage.
Tras una caída en picada de 34,3 por ciento del producto interno bruto (PIB) entre 1989 y 1993, Cuba empezó a emitir signos de recuperación con un crecimiento de 0,7 en 1994 y 2,5 en 1995. Las autoridades prevén que este año concluya con un incremento de cinco por ciento en el PIB.
El semanario Trabajadores, órgano de la Central de Trabajadores de Cuba, reveló el día 12 que durante el primer semestre de este año los precios de los dos principales renglones de exportación, el azúcar y el níquel, bajaron siete por ciento.
Consideradas junto al turismo las principales fuentes de ingreso de la isla, las industrias azucareras y niquelíferas registran un despegue de sus principales indicadores pero, al mismo tiempo, sufren el impacto de las fluctuaciones del mercado.
Mientras los precios de sus exportaciones bajaron, la isla tuvo que comprar el combustible nueve por ciento más caro mientras que los precios de los alimentos que importa, en su conjunto, se elevaron 24 por ciento.
Eloy Concepción, especialista en temas económicos de Trabajadores, reveló que el país caribeño está adquiriendo la tonelada de arroz a 380 dólares, la de trigo a 245 dólares y la de leche en polvo a 2.700.
La situación alarma a los expertos, que abogan por disminuir los altos niveles de importación de alimentos y derivados del petróleo que, según fuentes oficiales, cubren más de 70 por ciento de las compras realizadas cada año en el exterior.
"Con el peso muerto de las importaciones crecientes de alimentos y energía no es posible despegar", advirtió Arturo Guzmán, director del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas, durante un congreso de economistas en febrero de 1995
A ello se suma la gran dependencia externa que tiene Cuba del sector azucarero, cuyo crecimiento en 33,6 por ciento durante la zafra finalizada en julio se reflejó, de inmediato, en la depreciación del dulce.
Sin embargo, según Granma, en la recuperación de las exportaciones el porcentaje mayor está dado por el azúcar, que creció 51,8 por ciento en cantidad y 40,3 en valores.
"Gran parte de lo que exportamos y crecemos se nos va en pagar caro, cada vez más caro, y en saldar deudas por los créditos a los cuales acudimos para financiar el restablecimiento de la economía", aseguró Trabajadores esta semana.
Con una deuda externa de 1.000 millones de dólares y las arcas del Estado casi vacías, la isla se ve obligada a acudir a créditos a corto plazo que, en la mayoría de los casos, hipotecan buena parte de los ingresos por las producciones que financian.
Además de los renglones tradicionales como el azúcar, el níquel, la pesca, el tabaco y los cítricos, las autoridades invierten en el desarrollo acelerado del turismo e intentan convertir la industria farmaceútica y la informática en importantes fuentes de ingreso.
Expertos gubernamentales aseguran que para contrarrestar los efectos de los precios del mercado en la economía nacional el gobierno tendrá que diversificar las exportaciones, sustituir buena parte de las importaciones con producciones locales y usar más racionalmente las fuentes de energía. (FIN/IPS/da/dg/if/96