COMERCIO: Protesta de Brasil por trabas de la UE a ventas de café

La política europea de favorecer con exenciones arancelarias a las exportaciones de café de los países andinos y centroamericanos como forma de estimular la lucha antidrogas ha provocado una ola de quejas brasileñas.

La Asociación Brasileña de la Industria de Café Soluble (Abics) quiere que el gobierno cuestione ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) lo que considera discriminación comercial contra su producto, gravado en nueve por ciento por la Unión Europea mientras otros son libremente importados.

La preocupación actual de los industriales brasileños contra una medida adoptada desde 1991, se debe a que sus exportaciones cayeron 3,5 por ciento el año pasado y el arancel cobrado se elevará a 10,1 por ciento a partir de enero, con la vigencia del nuevo Sistema General de Preferencias europeo.

El tratamiento distinto resta competitividad al café soluble brasileño, lamenta el presidente de Abics, Sergio Coimbra, argumentando que el apoyo a la sustitución del cultivo de coca no explica la inclusión de Venezuela.

También México es favorecido por un arancel más bajo, de cinco por ciento, y el arancel cero se extendió a los centroamericanos en 1992 como ayuda al desarrollo de los países más pobres, según la justificación recibida de la UE, agregó Mauro Malta, director de la misma asociación industrial.

Los dirigentes brasileños atribuyen a esas medidas la pérdida de mercado para los competidores latinoamericanos, que tienen sus exportaciones estancadas en 60.000 toneladas, equivalentes a 2,6 millones de sacos de 60 kilos de café en grano.

En 1990 le correspondía a Brasil 67 por ciento de los 3,6 millones de sacos exportados por los países productores de café. El año pasado esa participación cayó a 57,9 por ciento sobre un total de 4,5 millones de sacos, según los datos de Abics.

De 1989 a 1994 Ecuador aumentó 193 por ciento sus exportaciones a la UE y Colombia 58,5 por ciento, mientras Brasil sólo las amplió 21,5 por ciento, comparó Malta. Y Colombia está construyendo una nueva planta para abastecer al mercado europeo, añadió.

Brasil aún exporta más que esos dos países juntos, pero "lo importante es la tendencia, el mundo cambia muy rápido", observó.

Además de discriminar a Brasil, la UE está importando café en grano y reexportándolo en forma soluble al Este europeo, en una competencia con los países cafeteros que anula su supuesta ayuda al desarrollo y a la lucha antidrogas, anadió Malta.

Esa competencia tambiés es desigual, porque la industria europea se aprovecha de su libre acceso al café más barato, producido con mano de obra que gana sueldos bajísimos, como en Vietnam y países africanos, destacó.

Mientras, la industria brasileña sigue dependiente de la materia prima exclusivamente nacional. No hay prohibición de importar, desde que Brasil abrió su mercado a partir de 1990. Pero las autoridades sanitarias locales siempre bloquearon las importaciones intentadas en los últimos años.

Europa Oriental es el gran mercado emergente a ser disputado, evalúa Malta. Rusia es el principal consumidor del café soluble brasileño, y absorbe 42 por ciento del total exportado.

El soluble enfrenta problemas específicos, por su total dependencia de las exportaciones que corresponden a 95 por ciento de la producción, que sumó 63.000 toneladas el año pasado. El consumo interno es insignificante, al contrario del café en grano y tostado.

Los arraigados hábitos brasileños excluyen el café soluble y cambiarlos se ha mostrado casi imposible.

Personas que vivieron en el exterior o que aprecian la practicidad son los pocos nichos de ese consumo, también afectado por nuevas tecnologías que facilitan la preparación de la bebida tradicional, reconoció Malta.

Los dirigentes del sector argumentan que se trata de un producto de mucho valor agregado, un dólar para cada dólar de materia prima. Son sólo 11 empresas que emplean a 2.600 trabajadores, pero sus exportaciones alcanzaron 474 millones de dólares en 1995.

Como se vende ya envasado y con su marca rotulada, al contrario del grano, cuya procedencia el consumidor desconoce, el soluble divulga el país, difunde una imagen y así contribuye a otras exportaciones, concluyó Malta.

Los exportadores brasileños de café en grano también se quejan del arancel de cuatro por ciento que les cobra la UE. Pero la diferencia terminará en el 2000, afirmó Osvaldo Aranha, presidente de la Federación Brasileña de Exportadores de Café.

Una reducción gradual llevará a la exención ya concedida a los demás latinoamericanos, explicó, destacando que la diferencia arancelaria es pequeña, pero las pérdidas son significativas porque la UE importa más de la mitad del café en grano exportado por Brasil. (FIN/IPS/mo/jc/if/96

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