La oposición derechista en Chile envió una clara advertencia al presidente Eduardo Frei de que debe negociar con ella, al rechazar en el Senado la designación del ex ministro Carlos Massad como consejero del Banco Central.
Frei creía tener asegurados los votos para ratificar a Massad, su candidato para la presidencia del Banco Central, vacante desde junio, pero el Senado rechazó la designación este martes en una estrecha votación de 21 votos en contra y 20 a favor.
En el gobierno aún se analizan las razones de lo que la prensa local definió este miércoles como su "más sorpresiva e inesperada derrota", en un episodio que el ministro de Hacienda, Eduardo Aninat, no dudó en calificar de "grave y bochornoso".
Los dos principales partidos de derecha, Renovación Nacional (PRN) y Unión Demócrata Independiente (UDI), habían anticipado sus votos en contra, aduciendo que el gobierno no respetaba los equilibrios políticos que garantizan la autonomía del instituto emisor.
El senador Sebastián Piñera, del PRN, sostuvo que durante la administración de Frei, iniciada en marzo de 1994, se ha llegado a una relación de cuatro consejeros afines al gobierno y sólo uno vinculado a la derecha en el directorio del Banco Central.
Massad, un prestigioso economista que hasta hace tres semanas dirigió el Ministerio de Salud, no fue rechazado por la derecha en virtud de su calidad profesional sino por ser miembro, como Frei, del Partido Demócrata Cristiano (PDC).
La gobernante Concertación por la Democracia, de centroizquierda, es minoritaria en el Senado, pero el gobierno negoció voto a voto el apoyo a Massad entre los ocho senadores designados, que son los que dan mayoría a la derecha.
Se logró también el apoyo del empresario Francisco Javier Errázuriz, solitario senador de la opositora Unión de Centro- Centro Progresista, e incluso de Julio Lagos, del PRN, dispuesto a disentir de la posición de su partido.
El cálculo gubernamental indicaba que Massad debía tener el respaldo de 24 de los 41 senadores que participaron en la votación, del total de 47 miembros de la cámara alta.
Pero la votación, de carácter secreto, revirtió ese optimismo y aún se discute si fueron algunos derechistas los que faltaron a su compromiso con el gobierno, o si hubo deserciones de votos para Massad en el propio conglomerado oficialista.
Piñera y el senador Hernán Larraín, de la UDI, discreparon del dramatismo que el ministro Aninat y legisladores del PDC dan a este episodio, señalando que el Senado se limitó a cumplir con sus facultades en el marco de las posiciones de los partidos.
Ambos sostuvieron que Frei cometió un error al no negociar con la oposición el candidato para ocupar la vacante dejada en junio por Fernando Zahler, un rebelde economista del PDC que renunció inesperadamente a la presidencia del Banco Central.
Operadores de los mercados financieros y bursátiles estimaron que la derrota que tuvo el gobierno en la sede del Senado en Valparaíso, 120 kilómetros al oeste de Santiago, es un hecho estrictamente político, que no tendrá repercusiones económicas importantes.
Frei no está forzado por plazos específicos para proponer un nuevo nombre y podría mantener por un largo período el funcionamiento del directorio del Banco Central con cuatro consejeros y Jorge Marshall como presidente interino.
En términos legales, el mandatario no tiene impedimentos para volver a postular a Massad, si así lo decidiera, pero en medios políticos y empresariales predomina la impresión de que tras las primeras reacciones oficiales airadas se dará paso al diálogo.
El Diario, un rotativo empresarial cercano a la UDI, lanzó ya este miércoles los nombres de cinco connotados economistas de derecha como posibles candidatos: Felipe Morandé, Juan Andrés Fontaine, Joaquín Vial, Felipe Larraín y Vittorio Corbo.
Tiende a imponerse la impresión de que en esta materia Frei tendrá que reciclar la llamada política de los consensos, aplicada por el primer gobierno de transición del presidente Patricio Aylwin entre 1990 y 1994.
En la derecha se recordó que esta búsqueda de consensos se inició precisamente en el Banco Central en las postrimerías de la dictadura del general Augusto Pinochet, quien expidió en 1989 la ley que consagró la autonomía del instituto emisor.
Pinochet, ya derrotado en el plebiscito presidencial de 1988, negoció a comienzos de 1990 con Aylwin, triunfador en los comicios de diciembre de 1989, la designación de tres de los cinco consejeros del nuevo directorio del Banco Central.
Los interrogantes a dilucidar en el futuro cercano pasan por los alcances que la oposición otorgará a este reeditado marco negociador, en términos de circunscribirlo sólo al Banco Central o ampliarlo a otras materias.
Aninat desestimó la posibilidad de que el rechazo a Massad fuera una advertencia derechista contra la acusación constitucional que diputados del oficialismo planean presentar contra tres jueces de la Corte Suprema.
Los magistrados serían llevados a juicio político en el parlamento por haber aplicado la amnistía de 1978 en el secuestro y asesinato del español Carmelo Soria, desconociendo convenciones internacionales de protección a funcionarios de Naciones Unidas.
El PRN y la UDI, altamente sensibles a los juicios a la dictadura de Pinochet por violaciones de derechos humanos, rechazan la prevista acusación y afirman que quienes la promueven, especialmente los socialistas, ejercen presiones que violan la autonomía del Poder Judicial. (FIN/IPS/ggr/ag/ip-if/96