El gobierno de Brasil impuso un gravamen de 288,5 por ciento sobre lápices importados desde China, a partir de este lunes y por seis meses, como medida antidumping que se suma a las conflictivas relaciones comerciales con países asiáticos.
La decisión coincidió con la visita a Brasilia del primer ministro de Japón, Ryutaro Hashimoto, quien, aunque diplomáticamente, mantuvo la posición de su gobierno contra el régimen automotor brasileño, considerado discriminatorio y violador de las reglas internacionales.
Brasil estableció ventajas para las montadoras instaladas en el país, como importar vehículos con arancel de 35 por ciento, la mitad del cobrado a los demás. La oferta de una cuota de 50.000 automóviles a ser importados de Japón, Corea del Sur y la Unión Europea con el mismo descuento no solucionó el conflicto.
Hashimoto dejó en claro que su país mantendra el cuestionamiento ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Hace exactamente un año, Brasil ya había aplicado pesados sobrearanceles sobre otros productos chinos. Los candados fueron gravados en hasta 730 por ciento y los ventiladores en 96,58 por ciento, también bajo acusación de práctica de dumping.
En la ocasión tambíen se aplicó la misma medida sobre ruedas de bicicletas importadas de India y derivados de coco de diversos países africanos y asiáticos pasaron a pagar de 81,5 a 196,5 por ciento como derechos compensatorios por subsídios en origen.
El déficit comercial acumulado de 630 millones de dólares en el primer semestre, y de 3.157 millones en todo el año pasado, hace al gobierno brasileño vulnerable a las presiones. Varios sectores presionan por el restablecimiento de alguna protección perdida con la apertura del mercado iniciada en 1990.
El arancel de 70 por ciento sobre vehículos se fijó hace 16 meses para contener la explosión importadora provocada por una reducción de la protección a 20 y 32 por ciento durante algunos meses.
Las autoridades económicas cedieron a reclamos en algunos casos. El más reciente elevó de 20 a 70 por ciento el arancel sobre juguetes, a partir de junio y por 200 días, como salvaguardia contra la invasión de productos asiáticos.
La medida es cuestionada por la Asociación de Fabricantes de Juguetes de Estados Unidos, que solicitó aclaraciones al gobierno brasileño sobre los criterios adoptados para la decisión.
Con escasa experiencia de liberalización comercial, tras medio siglo de elevado proteccionismo en que miles de productos tenían la importación prohibida, Brasil es aún aprendiz en la defensa contra prácticas desleales de comercio exterior, según Mauricio Moreira, economista de la Universidad Federal de Rio de Janeiro.
En el caso de juguetes, no se debería recurrir al aumento general del arancel, sino aplicar la medida antidumping contra China y otros países asiáticos cuyas exportaciones efectivamente estaban dañando la industria nacional, afirmó. De esa forma se evitaria el conflicto con Estados Unidos y Europa.
El problema radica en que la investigación sobre dumping es muy prolongada, como lo demuestra que la decisión de aplicar la medida sobre los lápices chinos demandó casi un año. Se basó en las importaciones de octubre de 1994 a septiembre de 1995.
Se comprobó que eran exportados a Brasil con una diferencia de 369 por ciento en relación con el precio normal y que los lápices chinos representaron 74,7 por ciento de las importaciones brasileñas de 1995. La industria nacional vio reducida su participación en el mercado interno de 97,7 a 49,9 por ciento.
La misma medida, pero más dura aún, de 451 por ciento, se aplicó contra los lápices chinos en México en octubre de 1994, según Mauricio Cortes, secretario de Comercio Exterior brasileño.
El director del Departamento de Defensa Comercial, Armando Meziat, reconoció las debilidades de su organismo, dependiente del Ministerio de Industria y Comercio. El departamento cuenta con sólo 45 técnicos, mientras sus equivalentes en Argentina y México disponen de cien y 180 respectivamente. (FIN/IPS/mo/ag/if/96
