Líderes aborígenes australianos calificaron el anunciado recorte de 300 millones de dólares en fondos del gobierno a sus comunidades de "irrespetuoso y desconsiderado", y afirmaron que descarrilará el proceso de reconciliación con sus connacionales blancos.
"Hace un año, creí que Australia se estaba convirtiendo en un país con la suficiente madurez para afrontar el lado oscuro de su pasado. Una nación con la valentía de zanjar diferencias y no demandar a la gente de vestir el uniforme del grupo dominante", expresó Mick Dodson, de la Comisión de Aborígenes e Isleños del Estrecho de Torres (ATSIC).
"Sin embargo, lo que ha surgido de la campaña electoral y del actual clima político es una nueva y perturbadora cultura. Una cultura de falta de respeto, desconsideración, resentimiento y difamación", agregó.
Dodson reaccionó ante el anuncio oficial de la semana pasada que, como parte de la campaña gubernamental para reducir el déficit público de 6.600 millones de dólares, se recortarán 333 millones en la financiación de proyectos para los 200.000 aborígenes del país.
El primer ministro John Howard, que encabeza la coalición nacional-liberal que derrotó a la administración laborista anterior en las elecciones federales de marzo, dijo que los cortes se distribuirán en un período de cuatro años y están incluídos en una serie de reducciones que serán anunciadas esta semana cuando presente el presupuesto oficial.
ATSIC fue creada por el gobierno laborista anterior, al comienzo de la década, como un organismo aborígen nacional con poderes autónomos para usar fondos oficiales en la incentivación de programas y servicios para comunidades autóctonas. Su presupuesto anual es de 833 millones de dólares.
Uno de los propósitos declarados del consejo, que está integrado por prominentes figuras australianas de todos los sectores, fue promover la reconciliación entre los indígenas australianos y la población blanca antes del centenario de la federación en el 2001.
Sin embargo, el comisionado de ATSIC en Queensland, Terry O'Shane, dijo que el ejecutivo puso un bastón en la rueda del proceso de reconciliación. "Este presupuesto indica que la reconciliación desapareció, que es una burla…", apuntó.
El ministro de Asuntos Aborígenes, Senator Herron, no obstante, defendió los cortes y afirmó que no afectarán áreas de servicios claves como viviendas, educación y programas de empleo.
Esto podría ser así, pero los líderes aborígenes adujeron que el gobierno tomó como blanco otros aspectos cruciales como programas culturales y artísticos en la radiofonía comunitaria, servicios legales y respaldo a iniciativas pastorales y de negocios.
"Se trata del derecho de interpretar, pintar y ver a través de nuestras propias obras de arte, escribir y leer mediante nuestras propias palabras, jugar nuestros juegos y ser recompensados gracias a nuestras iniciativas de negocios. Esos programas son un componente fundamental de la cohesión comunitaria", dijo Dodson.
La autodeterminación es la base de cualquier tipo de futuro real para la población aborígen, añadió, explicando que a través de la financiación de ATSIC los indígenas han esperado ser autosuficientes. "La autodeterminación no es un resultado final. Es un proceso".
Un prominente aborígen anciano y jefe del Consejo del Territorio Septentrional, Galarrwuy Yunupingu, tambien consideró los recortes como "una espina en el corazón" para la autodeterminación indígena.
En señal de protesta, anunció el viernes que renunciará al Consejo para la Reconciliación Aborígen. La titular de ATSIC, Lois O'Donoghue, tambien indicó que tanto ella como otros miembros de la dirección de ATSIC iban a renunciar.
Los líderes aborígenes tambien pretenden llevar su protesta al campo internacional mediante una campaña para desalentar a países, especialmente en Asia y Africa, que tomen parte de los Juegos Olímpicos del 2000 en Sidney.
Peter Yu, jefe del Consejo Territorial de Kimberley, un grupo aborígen de Australia Occidental, está galvanizando el apoyo para una campaña a través de Asia que exponga los antecedentes australianos sobre derechos humanos respecto a la población indígena.
Debido a que Asia representa "considerables inversiones potenciales" para Australia en el marco de la preparación de las Olimpíadas del 2000, y al hecho que el país siempre está apuntando el dedo acusador al resto de Asia por cuestiones humanitarias, podría ejercerse fuerte presión sobre el gobierno de Canberra mediante una campaña en la región.
"La gente en Asia necesita estar más enterada de la inconsistente retórica australiana sobre derechos humanos", dijo Yu, y agregó que si bien los países asiáticos tienen políticas cuestionables respecto a sus poblaciones indígenas, al menos pueden identificarse en la lucha contra el "colonialismo blanco".
Los líderes aborígenes se mostraron especialmente furiosos porque a pesar de que durante la clausura de los Juegos Olímpicos en Atlanta a comienzos de mes hubo una ceremonia indígena, cuando se pasó la bandera a Sidney, una semana más tarde el gobierno anunció recortes financieros en programas culturales.
Como dijo Yu, "pretenden que saquemos nuestra cultura del maletín para cerrar las Olímpiadas pero no quieren admitir qué significa esa cultura desde un punto de vista cotidiano".
Un importante grupo de bailarines, el Teatro de Danzas de Bangarra, con sede en Sidney, que actuó en la ceremonia de clausura en Atlanta, se verá afectado por los cortes en el prespuesto. Su director, Jo Dyer, dijo que eran los fondos de ATSIC los que permitían consultar a los ancianos y reclutar bailarines en Australia central y otras partes del continente.
Los grupos aborígenes de danza, incluyendo Bangara, están amenazados de no participar el año próximo en el llamado Festival del Sueño, el primero en una serie de demostraciones indígenas anuales planeadas por Sidney como anticipo de las próximas Olimpíadas del 2000.
"A la luz de los cortes artísticos y de ATSIC, deberemos reconsiderar nuestra participación", dijo Jan Irvine, gerente general de Bangara. (FIN/IPS/tra-en/ks/cpg/ego/pr-ip).
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