(Artes y Espectáculos) CINE: Negocio global de un único centro imbatible

El cine y productos audiovisuales afines constituyen uno de los negocios que más crecen en el mundo, pero de forma tan centrípeta y concentrada en Hollywood, que sobran solo migajas para el resto del mundo.

La economía de escala lograda por las siete grandes productoras estadounidenses les permite dominar la distribución y destinar sumas tan arrolladoras a publicidad y captura de talentos, que impiden cualquier posibilidad de competencia, según Alvaro Filpo, consultor en economía de la comunicación.

Para tener una estrella como Demi Moore o Arnold Shwarzenegger en una película, llegan a pagar más de diez millones de dólares, diez veces el costo total de la mayoría de las producciones brasileñas. Sumas similares se invierten en mercadeo.

Pese a ese cuadro, el gobierno brasileño decidió construir en Río de Janeiro un polo de producción audiovisual y estudia nuevos incentivos para potenciar el auge actual del cine nacional. La meta es llegar a 50 películas en 1997, la mitad de lo que se produjo en los mejores años de la década del 70.

Todo el esfuerzo logrará como máximo una limitadísima participación en el mercado mundial. Las firmas cinematográficas nacionales solo pueden aspirar a la conquista de pequeños nichos del millonario negocio dominado por Hollywood, sentenció Filpo, consultor de la empresa estadounidense Booz-Allen & Hamilton.

Mientras una película brasileña de éxito excepcional como "Carlota Joaquina, la princesa de Brazil" obtuvo unos tres millones de dólares en la taquilla, "Jurassic Park" alcanzó 900 millones, comparó Filpo.

Estados Unidos amplió su dominio en los años 80, en que cayó la producción europea y también la de países en desarrollo como Brasil.

Hoy la suma de los ingresos logrados por todos las películas británicas no alcanza a igualar lo que gasta una gran productora de Hollywood, como Columbia, Walt Disney o Warner Bros, según Filpo.

Ese poder les permite erigir "barreras insalvables al ingreso de otros competidores" en los grandes mercados, observó el consultor. Un mecanismo es la venta "casada". Con este sistema, para tener un éxito como "Jurassic Park"los distribuidores son obligados a comprar decenas de otros filmes de baja calidad.

El problema es que esa "basura", exportada como producto cultural aunque a veces ni es exhibida en Estados Unidos, ocupa las salas de cine y la televisión, y no deja espacio a obras nacionales, lamenta Roberto Mendes, dueño de Sagres, distribuidora de videos especializada en cine nacional.

Miembro de una comisión local que diseña el proyecto para hacer de Río un polo audiovisual, Mendes reconoce la imposibilidad de competir con Hollywood, pero confía en ampliar el nicho del cine nacional en el mercado brasileño, que en los años 70 llegó a 30 por ciento.

Estima que actualmente esa participación es de cerca de seis por ciento. Medidas como elevar tributos sobre la importación de grandes paquetes para reducir la venta "casada" e incentivos a los espectadores que favorezcan obras nacionales, pueden consolidar y agrandar poco a poco ese nicho, sugirió.

Tarcisio Vidigal, del Grupo Novo de Cine y TV, una productora de Río de Janeiro, se esfuerza por reconquistar un espacio para el cine brasileño en el mercado externo, perdido en el comienzo de esta década por absoluta falta de producción.

En 1995 logró exportar cerca de 200 mil dólares, este año tiene como meta 500 mil. "Falta divulgación", presencia en las ferias internacionales, mostrar películas de buena calidad que ya se volvieron a hacer en el país, evaluó Vidigal, que se considera el único que las distribuye en el exterior.

"Un país de más de 150 millones de habitantes tiene que tener su cine, que es la imagen internacional de una nación", argumentó, señalando que ha vendido películas en Australia, Corea del Sur y China. La creatividad es un factor que favorece a Brasil, acotó.

Pero el cine es un negocio de altísimo riesgo. Cada "megaéxito" comercial tiene que compensar unos diez filmes de resultado mediocre o con pérdidas, recordó Filpo.

Ocurren también desastres como "Waterworld", de Kevin Costner, que costó 150 millones de dólares, suma que pocos países gastan por año en toda su producción.

La rentabilidad es asegurada por el dominio de los cuatro "canales de distribución". Las salas de cine reciben apenas 30 por ciento de los ingresos de una película de Hollywood, según Filpo. Luego se explota el video, la televisión por cable y por último la TV abierta.

A los demás países quedan los nichos alternativos, producir "filmes de calidad que contribuyan a la cultura", o en cantidad que supera los cerca de 300 largometrajes estadounidenses, como hace India basado en su inmenso mercado interno, pero sin disputar el grueso del mercado mundial, concluyó el consultor. (FIN/IPS/mo/jc/cr/96

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