VENEZUELA: Buscan aliviar peso de la deuda tras pacto con FMI

Con aval del Fondo Monetario Internacional (FMI), que la semana pasada le otorgó un préstamo de 1.400 millones de dólares, Venezuela se propondrá aliviar el peso del servicio de su deuda externa sobre el presupuesto del Estado.

El ministro de Hacienda, Luis Matos, dijo que "dentro de dos o tres semanas, el sector financiero internacional entregará al gobierno propuestas para reducir el servicio de la deuda pública, cuyo peso representa 32 por ciento del presupuesto de 1997".

La deuda pública externa venezolana bordea 27.000 millones de dólares -eran 26.110 millones en un informe del gobierno en diciembre de 1995- y el grupo estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) debe otros 5.000 millones de dólares. En tanto, la deuda privada externa se estima entre 5.000 y 6.000 millones.

La administración central debía además, según sus cifras de diciembre, 1,5 billones de bolívares (3.200 millones de dólares al cambio actual), sin contar pasivos laborales con un millón de trabajadores al servicio del Estado y otras obligaciones.

El servicio de esa deuda externa e interna representó entre 5.000 y 6.000 millones de dólares en los últimos ejercicios, entre un tercio y 40 por ciento del presupuesto inicial, al que luego se añaden otros recursos, y 32 por ciento para 1997.

Matos dijo que en su viaje a Estados Unidos, para acompañar la aprobación del FMI al programa de ajustes conocido como "Agenda Venezuela", trató con representantes de entidades financieras el tema de la deuda, con miras a reducir su peso.

"Necesitamos estrategias que permitan cambiar el perfil de la deuda, y colocarla en niveles que no tengan efectos tan negativos sobre nuestro presupuesto", dijo Matos, y agregó que la meta es "reducir al menos a la mitad el componente del servicio deuda".

Los representantes de organismos financieros, que Matos no precisó, "se comprometieron a estudiar, para proponerlas en dos o tres semanas, fórmulas concretas en esa dirección".

El mayor segmento del débito externo, unos 17.700 millones de dólares, corresponde a deuda reestructurada con centenares de bancos en 1990, bajo un esquema de cinco clases de bonos dispersos entre un número indeterminado de tenedores, y se le considera deuda no reestructurable.

Sectores izquierdistas de Venezuela, sin embargo, demandan al presidente Rafael Caldera, de tendencia socialcristiana, que busque una reestructuración del conjunto de la deuda externa y demore sus pagos para utilizar esos recursos en reanimar la economía, que padece recesión y alta inflación desde 1993.

En el resto de la deuda destacan tres segmentos, sobre los que trabajarían hipótesis los entes financieros, según Matos: tenedores de bonos (2.076 millones de dólares al cierre de 1995), organismos multilaterales (2.928 millones) y bilaterales (2.682 millones de dólares).

En 1995, Matos pactó con el Banco Interamericano de Desarrollo agilizar desembolsos pendientes para, sin merma de los volúmenes de deuda, adelantar el flujo de recursos en favor de las reservas internacionales de Venezuela.

Operaciones como esa se resintieron por la existencia de un control de cambios y otras medidas de dirigismo económico, que Caldera echó por la borda en abril con la Agenda Venezuela, uno de cuyos compnentes fue una devaluación que impidió pérdidas en las reservas.

De un nivel de 9.983 millones de dólares en marzo, las reservas subieron a casi 11.000 millones al comenzar julio, con unos 6.000 millones de reservas operativas (líquidas), y en una semana se sumará un desembolso de 500 millones del FMI.

Venezuela también se acercó al Club de París, que reúne agencias financieras de países industrializados, para renegociar deuda bilateral con la propuesta de pagar los atrasos en el servicio en dos tramos, de los cuales el último en diciembre.

El embajador de Francia en Venezuela, Henri Vignal, reflejó la extrañeza del cuerpo de acreedores por los atrasos en los pagos.

"No entendemos por qué, gozando Venezuela de ingresos petroleros por encima de los previsto, e incremento de sus reservas, no adelanta esos pagos", afirmó.

Una explicación posible consiste en que Venezuela haya diferido pagos hasta que sus reservas y su plan de ajuste reciban la inyección de dinero fresco y el aval que representa el FMI.

Ese apoyo daría pie a expertos de oganismos internacionales para proponer medidas de alivio al servicio de la deuda externa, que ha sido de unos 3.000 millones de dólares anuales y desde este año debe incorporar amortizaciones al principal de la deuda renegociada en 1990.

Finalmente, la Iglesia Católica oficializó su respaldo "a las iniciativas en curso para buscar soluciones a la carga de la deuda externa".

"Frente a una deuda que además de externa ya es eterna, la Iglesia pide considerar su condonación en los términos que expuso el Papa Juan Pablo II", recordó Ovidio Pérez, el influyente arzobispo de Maracaibo, la segunda ciudad del país.

El Papa planteó, con motivo del año jubilar católico, el 2000, que las naciones industrializadas condonen deudas de los países del Tercer Mundo. (FIN/IPS/hm/ag/if/96

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