UGANDA: Rebeldes planean secuestrar a 10.000 personas

El rebelde Ejército de Resistencia del Señor de Uganda (LRA) pretende secuestrar a 10.000 hombres, mujeres y niños y entrenarlos en campos militares de Sudán, según un ex guardaespaldas del líder del grupo, Joseph Kony, que confirmó los vínculos de los insurgentes con Jartum.

Benson Ojera, un policía de 28 años, fue capturado él mismo por el LRA en agosto de 1995, pero escapó el 15 de julio, luego de 11 meses. "Kony, incluso, compró cuerdas de nylon para atar entre sí a los secuestrados", dijo.

Ojera ingresó desde Sudán a Uganda con Kony el 8 de julio junto a otros 800 rebeldes. Se estima que actualmente 1.200 se encuentran en el país.

Uno de los grupos del LRA atacó el campo de refugiados sudaneses en Acholi Pii, donde asesinaron por lo menos a 108 personas. La masacre tomó a los militares ugandeses por sorpresa y fue la peor ocurrida en Uganda desde el asesinato de 250 personas en Atiak en abril de 1995.

Ojera dijo que Kony tiene intenciones de continuar con los secuestros en septiembre en los distritos de Gulu, Soroti, Kitgum, Lira, Apach y parte de Karamoja.

El LRA, que opera en Uganda hace ocho años y mantiene bases militares y de entrenamiento en el sur de Sudán desde 1994, surgió de los vestigios del Movimiento del Espíritu Santo de la "profetisa" Alice Lakwena, quien predicaba que las piedras arrojadas por los creyentes podrían explotar como granadas.

Después de que el ejército de Uganda acabó con la revuelta de Lakwena en 1987, algunos de sus seguidores se reagruparon en el LRA.

Los procedimientos del grupo conducido por Kony, un ex herborista que se dice inspirado por el Espíritu Santo, son brutales. Sus milicias cortan las orejas, la nariz o los labios a las víctimas que no acaban asesinadas.

En Acholi Pii, "los rebeldes tomaron hombres, mujeres y niños, les ordenaron que levantaran los brazos y les dispararon", según el encargado del campo. El único sobreviviente de ese fusilamiento fue un bebé que quedó debajo del cuerpo de su madre.

En otras partes del pueblo, las víctimas fueron macheteados hasta morir. "Rompieron las cabezas de los niños contra un árbol. Estábamos paralizados por el miedo. No queremos quedarnos más aquí", dijo un refugiado.

Versiones coincidentes de desertores del LRA señalan que Kony pretende tomar el poder en Uganda y gobernar a través de los diez mandamientos bíblicos.

La mayoría de los combatientes del LRA son niños secuestrados de sus hogares en el norte de Uganda, entrenados en campamentos en el sur de Sudán y obligados luego a regresar a su país para atacar a sus propios pueblos.

Según Ojera, Kony, quien estuvo por última vez en Uganda en febrero y marzo de este año, regresó en julio para probar las nuevas armas que, de acuerdo con esta versión, le fueron entregadas por el gobierno de Sudán.

Estas armas incluían lo que Ojera describió como "un silenciador" y un lanzagranadas, que serán entregadas por el coronel Otti Lagoni, quien dirigió las operaciones del LRA en Uganda y sentó sus bases, aparentemente, en el poblado de Gulu.

"Kony cree que estas armas le ayudarán a disparar contra los helicópteros artillados que le han sacado de sus casillas desde hace mucho tiempo", dijo Ojera.

A pesar de los rumores en contrario, el ex guardaespaldas dijo que no había desavenencias entre Lagony y Kony. En junio, el hermano de Lagony, un anciano de Acholi, fue asesinado por los rebeldes cuando se dirigía a negociar la paz con ellos.

Poco después, se informó que Lagony se había contactado con el general Salim Saleh, asesor presidencial para asuntos de Uganda septentrional, y se dijo que el dirigente del LRA se entregaría con 350 de sus hombres, lo que no ocurrió.

Los milicianos que ingresaron este mes a Uganda llevaron con ellos mil minas antipersonales y 200 terrestres. "Kony quiere dejar esas minas para que los civiles no salgan del área e impedir que los vehículos viajen al norte del país", dijo Ojera.

El policía afirmó que fue secuestrado y obligado a pelear contra los rebeldes del Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA) en el sur de ese país, una tarea que, aparentemente, asumió el LRA por encargo de Jartum a cambio de armas.

El gobierno de Sudán ha asegurado oficialmente que los campos de refugiados en Uganda son bases de reclutamiento del SPLA.

"Eso no es verdad. Vine a Uganda porque no quería pelear. Si hubiera querido que me reclutaran, me habría quedado en Sudán", dijo un refugiado en Acholi Pii.

El ataque contra ese poblado fue el primero efectuado por el LRA contra refugiados sudaneses, pero otro grupo ugandés, el Frente del Margen Occidental del Nilo (WNBK), ya había atacado campos del noreste del país y al personal de organizaciones no gubernamentales que trabajan en ellos.

Uganda sostiene que también el WNBK recibe ayuda de Sudán, versión confirmada por prisioneros de guerra.

Ojera también fue nombrado uno de los 60 guardaespaldas de Kony e incluso se le asignó un viaje a Jartum y el entrenamiento en comunicaciones, agregó Ojera. A pesar de su testimonio, Sudán continúa desmintiendo todo vínculo con el LRA.

Ojera rehusó explicar cómo escapó, para evitar que "muchas otras personas" que desean abandonar el LRA fracasen en su intento. Kony llegó a perseguir a quienes huyen para asesinarlos.

Después de la huída de Ojera, Kony dijo a sus soldados que mataría a toda la gente que viva a dos kilómetros a la redonda de los hogares de quienes escapen.

Los cautivos no tienen razón para dudar de su palabra. Poco después de que Ojera llegó a Sudán, cuatro personas intentaron huir. Cuando los recapturaron, les quitaron el ojo derecho y luego los golpearon hasta la muerte.

Los secuestrados recientes fueron luego obligados a sentarse sobre los cuerpos de los asesinados y a untarse con su sangre, aseguró Ojera.

Kony, de 35 años, siempre fue una figura misteriosa. El líder del LRA, que pasa los viernes rezando ataviado con una larga túnica blanca, dice encabezar una nueva religión que aún no tiene nombre y que recibe instrucciones en sueños, según Ojera.

"Su mente no es normal. Frecuentemente se contradice y pronostica cosas que no se cumplen", recordó el policía.

Los 800 rebeldes que están en Uganda intentaron nuevos secuestros en Lira después de la masacre de Acholi Pii, pero no lo lograron.

Ojera dijo que no entiende por qué el ejército de Uganda fracasó en su intento de acabar con la insurgencia, y opinó que la clave es Kony.

"Si el ejército mata o captura a Kony, será el fin de la guerra. Mucha gente está con él solo por lo que él les dice. No tienen ideas propias", sostuvo.

El ataque contra Acholi Pii no tiene precedentes en los nueve años de historia del LRA. Hasta entonces, su brutalidad se manifestaba fundamentalmente contra otros ugandeses. Pero en esta ocasión, antes de asesinar a los refugiados, identificaron a sus compatriotas y los dejaron ir, según testigos.

"Nos dijeron que deberíamos irnos de aquí, que nos asesinaban porque habían sido acogidos por el gobierno de Sudán y que querían que volviéramos allí", dijo un refugiado.

A principios de mes, el gobierno lanzó una ofensiva contra los rebeldes denominada "operación Norte Limpio", y, hasta la matanza del fin de semana, el ejército había destruido y ocupado las principales bases del LRA en el distrito de Gulu.

El asesor de la presidencia de Uganda en asuntos del norte del país, general Salim Saleh, dijo esta semana que llamará a 5.000 veteranos para vigilar el área.

Saleh también anunció que, a menos que se le ordenara lo contrario, no consideraba la posibilidad de intentar el fin de la rebelión a través de conversaciones de paz. (FIN/IPS/tra- en/ab/pm/mj/ip/96

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