El Ejército Patriótico Ruandés (APR) lanzó una campaña contra infiltrados que atacaron a civiles en el noroeste del país y mataron a más de 100 personas.
Fuentes militares en Kigali atribuyeron los ataques a "elementos criminales" del derrotado ejército del ex régimen hutu y las infames milicias Interahamwe, que entraron subrepticiamente al país desde la vecina Zaire.
Numerosos choques entre el APR e infiltrados en diferentes partes de Gisenyi, Kibuye y comunidades cercanas al Lago Kivu, han sido registrados en las últimas semanas.
"Las operaciones militares destinadas a limpiar de infiltrados los campos de refugiados en Zaire comenzaron hace cuatro semanas", informó el mayor Emanuel Ndahiro, vocero del APR.
"Las operaciones siguieron a la matanza de 100 personas, la mayoría sobrevivientes del genocidio, desplazados que volvían y líderes de comunidades de base", apuntó. "Tenemos la obligación de librarnos de esos elementos criminales para proteger a la población".
Las operaciones fueron precedidas por una campaña, propalada por líderes gubernamentales, para sensibilizar a la población sobre cómo pueden tutelar su propia seguridad. El público tambien fue advertido sobre los peligros de colaborar con los infiltrados.
El primer ministro ruandés, Pierre Celestin Rwigema, y miembros de su gabinete, recorrieron los distritos de Cyangugu, al sudoeste, Kibuye, al oeste, y Gisenyo, al noroeste, donde la situación de inseguridad aumentó dramáticamente.
"Esta campaña, complementada con un cordón militar de búsqueda, fue un suceso", afirmó Ndahiro. "Sobre la base de la información proporcionada por la población, se logró capturar una cantidad de infiltrados y se recuperaron equipos militares, incluyendo armas, municiones y uniformes".
Fuentes militares revelaron que el 12 de julio, en el área de Ginseyi, alrededor de 60 infiltrados fueron abatidos tras un choque con el APR. En Kigali Rural, siete ex miembros del ejército, sospechosos de haber asesinado a sobrevivientes del genocidio, tambien murieron en escaramuzas con el APR.
Fuentes militares apuntaron que gracias la ayuda de la población local lograron apresar a algunos infiltrados que habían estado ocultos en la selva y en una caverna en torno al área de Gisenyi.
Un infiltrado, capturado tras los choques de la semana pasada entre el APR y un grupo de 40 incursores que cruzaron el Lago Kivu y desembarcaron en Niamyumba, Gisenyi, confesó que habían recibido la misión de establecer un campamento en la selva de Gishwati, desde donde debían lanzar ataques contra la población local.
"El problema (para nosotros) es que aquellos que planearon el genocidio prosiguen sus acciones criminales y atacan a los sobrevivientes con el propósito de suprimir las evidencias", dijo el primer ministro Rwigema, en un discurso por el segundo aniversario del ejecutivo.
Rwigema señaó que los atentados, dirigidos sobre todo a líderes comunitarios y ancianos, estaban destinados a desacreditar al gobierno de unidad nacional.
El ex ministro ruandés del Interior, Seth Sendashonga, declaró en Nairobi que las operaciones del APR en el noroeste del país estaban dirigidas a eliminar miembros de la comunidad Hutu.
"No se están produciendo masacres", aseguró Ndahiro, quien rechazó las acusaciones de Sendashonga. No obstante, admitió que en los choques con infiltrados algunos civiles pudieron haber quedado atrapados entre dos fuegos.
Una organizacion extremista hutu que se autodenomina PALIR – Pueblo en Armas para Liberar Ruanda- se adjudicó la responsabilidad de las incursiones. El grupo dijo que sus ataques constituyen el comienzo de una insurrección contra el actual gobierno.
Sin embargo, en Kigali, el ejecutivo niega que PALIR exista.
"PALIR no existe", afirmó Ndahiro. "No hay una guerra de guerrilla en marcha. Lo que si afrontamos son actos criminales por parte de algunos elementos infiltrados desde Zaire, a veces beneficiados por la complicidad de cierta gente". (FIN/IPS/tra- en/jbk/kb/ego/ip).
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