El fiscal de Palermo, Gian Carlo Caselli, instó hoy al Estado italiano a llevar hasta las últimas consecuencias su ofensiva contra el ala militar de la mafia siciliana, cuyos principales jefes ya están detenidos.
El arresto este mes de Giovanni Brusca y el "arrepentimiento" de más de 800 mafiosos han significado duros golpes para la llamada Cosa Nostra, y esa organización se encuentra en graves dificultades, señaló Caselli al diario La Repubblica.
Pero la Cosa Nostra puede "sumergirse" hasta que el Estado baje la guardia, advirtió el fiscal, que simboliza el combate contra el crimen organizado.
La "priovra" (el pulpo), como es llamada la mafia por sus numerosos y potentes tentaculos, "sabe cómo esconderse en su propio territorio y en su cultura, y no sería ésta la primera vez que lo hiciese", dijo Caselli.
El fiscal destacó que la mafia se ocultó en los años 60 y también durante los primeros tiempos del fascismo, para dejar pasar el temporal que creía se le venía encima.
La Cosa Nostra podría renunciar al terrorismo durante un tiempo, hasta que se debilite la ofensiva del Estado, agregó Caselli, quien siempre está acompañado de una fuerte escolta y vive en un cuartel del ejército en Sicilia.
El fiscal aconsejó "reprimir la economía mafiosa, pero sin estrangular la (actividad) legal, mediante el control en la adjudicación de las obras públicas, la lucha contra la usura y la transparencia de la administración de Sicilia".
El Estado pasó de la defensiva al ataque, pero la "invisibilidad de la mafia creara grandes problemas", agregó.
También puntualizó que Giovanni Riina, hijo del jefe máximo de la Cosa Nostra, Totó Riina, encarcelado desde 1993, fue detenido por hechos concretos y no a causa de sus relaciones familiares.
Caselli respondió de ese modo a una carta de Antonina Bagarella, esposa de Totó Riina y madre de Giovanni Riina.
Antonina Bagarella aseguró en su carta pública, dirigida al fiscal de Florencia, Piero Luigi Vigna, y difundida por La Repubblica, que la única "culpa" de su hijo son sus apellidos, Riina y Bagarella, asociados a la jefatura de la mafia.
La redactora de la carta, de quien los diarios publican una foto de juventud, estuvo en la clandestinidad junto a su esposo durante 23 años, tras lo cual volvió a Corleone, su pueblo natal, que su esposo controlaba y seguramente aún controla desde la prisión.
El destinatario de la carta, Vigna, intentó el 22 de abril entablar conversación con Totó Riina, quien se negó tajantemente. "Usted se equivoca de persona", respondió el "capo de los capos" de la Cosa Nostra al fiscal de Florencia .
Vigna exhortó el sábado "a las mujeres de los mafiosos" a "salvar a vuestros hijos".
"Creo que los hijos de los mafiosos están cansados de crecer en el miedo y en la violencia". El destino de ellos "dependerá en gran parte de la actitud que asumirán sus madres, las mujeres de los mafiosos".
Antonina Bagarella pide "serenidad" a sus cuatro hijos" y asegura que éstos pueden aportar "su contribución moral y civil" a una sociedad "que los sepa aceptar como seres humanos".
El contenido de la carta es ambiguo, reticente. No acoge el llamamiento de Vigna, pero confirma la perturbación de las familias de la Cosa Nostra y señales de cuestionamiento de la relación de los hijos con sus padres mafiosos.
Aparentemente, se encuentra en discusión la relación padre- hijos, el nudo neurálgico que se debe cortar para poner fin a la maldición que obliga al hijo del mafioso a seguir el destino de su padre. (FIN/IPS/jp/ff/ip/96).
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