HABITAT-CUBA: Crisis económica favorece desarrollo sostenible

La crisis económica puede promover prácticas sostenibles, según indica el ejemplo cubano. El desastre provocado por el derrumbe del socialismo en Europa oriental obligó a Cuba a "repensar la ciudad" y muchas dimensiones del desarrollo, destacó en Estambul la arquitecta Selma Diaz.

La falta de petróleo, cuya importación cayó a la mitad en 1991, forzó a los cubanos a hacer uso de la bicicleta, de fuentes alternativas de energía y de la agricultura urbana para el abastecimiento.

La necesidad parece abrir camino al desarrollo sostenible, señaló Díaz, presidenta de Habitat-Cuba, una organizacion no gubernamental (ONG) cuyo programa "Arquitectos de la Comunidad", figura entre las 100 mejores experiencias elegidas por la segunda Conferencia de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (Habitat II).

La industria de la construcción, antes dominada por el Estado, pasó a depender del esfuerzo de la población, llevando a la participación y al abatimiento de costos mediante el empleo de materiales locales y tecnologías apropiadas.

Los arquitectos y urbanistas cubanos, que antes estaban "sin funciones", ahora "ya pueden pensar en la tomar el poder", bromeó Díaz en una sesión sobre Cuba en el Foro Mundial de ONG que sesiona en Estambul de modo paralelo a Habitat II.

"Arquitectos de la Comunidad" incluye en el diseño de viviendas la participación de los interesados y el asesoramiento de los 208 arquitectos de Habitat-Cuba, que actúan en 67 municipios de su país. La construcción es realizada en general por los mismos pobladores, aunque en ocasiones es contratada, a bajo costo.

Cuba se caracterizó desde el su revolución de 1959 por la movilización masiva, pero organizada "desde arriba". Ahora se asiste a una "movilización desde abajo", que "cambia la forma de ver" de la población, destacó Díaz.

Las relaciones entre gobierno y ONG "son distintas" en Cuba que en otros países, porque desde la revolución, "el Estado asumió la responsabilidad por el desarrollo social", explicó Lázaro Mora, coordinador de programas del Centro de Estudios Europeos, una ONG de la Habana.

Pero el papel de la sociedad civil se fortalece, ya que "ahora es más importante que nunca la participación de la población en la solución de problemas", dijo Mora.

Díaz teme que, una vez superada la crisis económica, "vuelvan los grandes paneles prefabricados, la construcción industrial. En algunos ministerios hay personas que piensan así", expresó.

Mientras, Mora se refirió a las conquistas sociales de la isla y criticó el endurecimiento del bloqueo económico estadounidense. Al respecto, señaló que el caso cubano difiere de la apertura neoliberal, pues la isla sólo está abierta a los inversionistas extranjeros que aportan tecnología y mercados.

El presidente del estatal Instituto Nacional de la Vivienda, Mario Cabello Marante, informó que el gobierno sólo construyó 30 por ciento de las viviendas terminadas en 1995, y 70 por ciento de las obras quedaron a cargo de la iniciativa privada o de la propia población. El Estado subsidia mitad del costo de cada unidad.

Cabello Marante destacó que 85 por ciento de las viviendas cubanas son propiedad de quienes las habitan. La crisis económica condujo a "un nuevo análisis" y el gobierno adoptó una política de descentralización y participación, con empleo de materiales locales y facilidades para la construcción por iniciativa propia.

La prioridad fue otorgada a las familias de los trabajadores de "los sectores emergentes", o exportadores, como la industria del azúcar, de la alimentación y del niquel, y el turismo y la biotecnología.

Mora explicó que se pretende "estabilizar la fuerza de trabajo de esos sectores", para superar la crisis económica. (FIN/IPS/mo/ff/dv pr/96)

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