CHINA: La prueba nuclear en Lop Nor fue desconcertante

China mantiene una posición ambigua con respecto a la prohibición mundial de pruebas con armas nucleares que se negocia en Ginebra, mientras continúan las explosiones en su territorio, lo que desconcierta a la diplomacia internacional.

El país asiático realizó este sábado su explosión nuclear subterránea número 44 en la desértica localidad de Lop Nor, en la provincia occidental de Xinjiang.

Beijing anunció que realizaría otra prueba antes de septiembre y que entonces cumplirá con la moratoria mundial en la materia que, según las previsiones, se firmará a fines de este año.

Dos días antes de la explosión, el gobierno de China ofreció en Ginebra una "concesión" en las conversaciones que concluirán el día 28 con el borrador de un tratado de prohibición de pruebas nucleares que involucraría a 93 países.

Hasta entonces, China era la única de las cinco potencias nucleares que se oponía a la prohibición de las pruebas a las que denominaba "pacíficas". Las restantes cuatro potencias son Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.

Pero los analistas sostienen que Beijing reclama, a cambio de su renunciamiento, restricciones a los sistemas de detección de pruebas ilegales.

China también presiona con fuerza para que el acuerdo estipule que la prohibición recién entre en vigencia cuando los 93 países lo ratifiquen, un proceso que podría insumir una década y que abriría paso a más pruebas en Lop Nor.

"Los gobernantes de China no pueden evitar la discusión sobre el control de armas en el mundo sin algún costo para la imagen del país", escribió Alastair Johnston, de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, en un trabajo académico.

La organización ambientalista internacional Greenpeace alertó que la prueba nuclear del sábado podría provocar la ruptura de las negociaciones en Ginebra, al tiempo que deja interrogantes sobre el compromiso del país asiático en la prohibición total.

El buque insignia de la organización, MV Greenpeace, llegará este miércoles a Shangai, donde realizará protestas contra las explosiones chinas.

En conversaciones con ambientalistas, funcionarios del gobierno de China no negaron a la embarcación el derecho a ingresar a Shangai, pero "aclararon que están perturbados" por la protesta, dijo Damon Moglen, activista de Greenpeace en Hong Kong.

"Las pruebas nucleares son un problema ambiental grave, pues la contaminación que dejan dura decenas de cientos de miles de años. La decisión de Beijing de continuar su desarrollo nuclear deja dudas respecto de la estabilidad regional", agregó Moglen.

El gobierno de China afirma que las preocupaciones sobre el programa de pruebas nucleares son exageradas, pues la de este sábado fue la número 44 desde 1964, mientras Estados Unidos efectuó 1.030 y la antigua Unión Soviética 715 desde 1945.

Las pruebas realizadas por China son "extremadamente limitadas", dijo un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.

El país asiático es, de las cinco potencias nucleares, la que cuenta con menor cantidad de cabezas de misiles, aunque es la tercera en lo que refiere a poder explosivo.

El arsenal atómico de China es de contraataque, y carece de la flexibilidad que otorga el uso combinado de armas nucleares y convencionales.

Beijing afirma que las restantes potencias nucleares quieren negar a China lo que ellas ya tienen, y esta posición es compartida por analistas ajenos al régimen.

"China está lejos de Estados Unidos y las antiguas repúblicas de la Unión Soviética. Beijing cree que Estados Unidos y el resto de los países intentan bloquear su desarrollo nuclear", dijo un diplomático occidental en la capital del país asiático.

Beijing proyecta una gran expansión de su capacidad nuclear en las próximas décadas, mediante el desarrollo de pequeñas cabezas de misiles para ensamblar en una nueva generación de cohetes de combustible sólido que podrían dispararse de lanzaderas móviles y con rapidez.

Los actuales misiles chinos utilizan combustible líquido, lo cual permite el uso de cabezas nucleares más pesadas pero impide su movilidad.

"Ahora, cuando las armas nucleares pierden legitimidad, los estrategas militares chinos parecen ir en la dirección contraria", sostuvo Johnston.

Los analistas afirman que la resistencia de China a la prohibición de las pruebas nucleares refleja el dominio de los militares del país en la política de control de armas.

La situación se complica más aun debido a la lucha por la sucesión del agonizante líder Deng Xiaoping, pues todos desean complacer al poderoso ejército. (FIN/IPS/tra-en/rc/cpg/mj/ip en/96)

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