Un nuevo libro del escritor bielorruso Nikolai Buchawetz presenta las condiciones históricas que dieron pie al accidente nuclear de Chernobyl, Ucrania, en 1986, y a la indiferente reacción de las autoridades.
"Chernobyl: accidente más allá del diseño" relata detalladamente la forma en que las autoridades de la ex Unión Soviética intentaron evitar que Ucrania conociera el alcance de lo sucedido y, una vez que lo sabía, minimizaron las consecuencias del accidente.
Estos son algunos de los temas raramente discutidos por el público, en parte debido a que poco ha trascendido de los archivos soviéticos, y porque gran parte de lo publicado ha sido escrito por extranjeros.
A la vez, Buchawetz sitúa los hechos en la perspectiva de las actividades nucleares soviéticas desde la segunda guerra mundial, y de la naturaleza de su estructura política. El autor fue periodista de radio en Gomel, Bielorrusia, una de las áreas más afectadas.
Pocos días después del accidente de Chernobyl, en las primeras horas del 26 de abril de 1986, pruebas radiológicas de alimentos almacenados en las viviendas que rodeaban el área revelaron que contenían materiales radiactivos de épocas anteriores a la explosión nuclear.
Según el libro, el hecho revela que actividades nucleares, entre ellas algunas muy peligrosas, se habían realizado durante años sin que el mundo prestara suficiente atención a la situación.
Como ejemplo de estas actividades, el periodista relata una experiencia que vivió cuando realizaba su servicio militar obligatorio. En 1968, su grupo recibió la orden de recoger jaulas de metal con distintas clases de animales, que por intervalos fueron sometidos a "pruebas".
Algunos animales murieron instantáneamente tras la explosión, pero muchos padecieron una "agonía torturante".
En otros casos, las víctimas fueron humanas. En una prueba realizada en Orenburg, al norte del acutal Kazajstán, una bomba nuclear de 10 kilotones fue detonada a 350 metros del nivel del suelo.
Según Buchawetz, gran parte de los soldados a los que se ordenó caminar en dirección al centro de la explosión no sobrevivió.
Aunque era claro para las autoridades que los niveles de radiación en Chernobyl crecían dramáticamente en las áreas aledañas inmediatamente después del accidente, las autoridades del partido comunista hicieron lo posible por esconder los hechos.
Para evitar que se filtraran noticias, incluso se cortaron los lazos de comunicación con los alrededores y áreas vecinas.
Un festival musical se celebró en Gomel a pesar de la situación, y cientos de músicos recorrieron las calles de la ciudad durante los tres días subsiguientes, absorbiendo altas dosis de radiación, simplemente porque desconocían la verdad.
Pero eso no fue todo, sostiene el libro. Cinco días después, cuando en el resto del mundo estaba claro que algo tremendo sucedía en Chernobyl, las autoridades soviéticas realizaron las celebraciones del 1 de mayo.
Como de costumbre, Kiev, la capital de Ucrania, recibió ese año a ciclistas de todo el mundo. Según Buchawetz, las celebraciones fueron conocidas con el tiempo como "la orgía en tiempos de plaga".
Buchawetz jugó él mismo un papel activo durante la crisis. Como trabajador de una radio local, informó extensivamente sobre el hecho, por lo cual su programa ganó en popularidad.
Esto no pasó desapercibido a las autoridades. Fue despedido, obtuvo trabajo en un periódico independiente, y nuevamente despedido, se ganó la vida de diversos modos. (FIN/IPS/tra-en/cr/sr/hdvb/lp/ip/96)