La Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se iniciará el lunes el Panamá, tiene planeado pasar de sus tradicionales esquemas de componedora de crisis a planes de largo aliento y propuestas estratégicas para toda la región.
La agenda de la reunión, de unos 60 puntos, será debatida entre los días 3 y 7 en tres comisiones de trabajo, una general y ocho reuniones plenarias donde participarán alrededor de 1.000 funcionarios y expertos de los estados miembros de la OEA.
El área temática abarca asuntos relacionados con el tráfico de drogas, el terrorismo, desarrollo social y pobreza crítica, derecho interamericano, discapacitados, el canal de Panamá, "lavado" de narcodólares, asuntos jurídicos y corrupción.
Sin embargo, la parte medular de la reunión comenzará a ser debatida este domingo en tres rondas informales de trabajo de los 34 cancilleres, donde "el gran ausente" será el secretario de Estado de Estados Unidos, Warren Christopher.
Las áreas objeto de concreción de decisiones anteriores o de "tanteo previo" se refieren a temas de integración regional,, cooperación para el desarrollo y el "Consenso de Panamá".
En materia de cooperación, los 34 cancilleres constituirán formalmente el Consejo Interamericano para el Desarollo Integral (Cidi), que se encargará de llevar a cabo programas de apoyo a la integración, el comercio, la globalización y de mitigación de la pobreza en la región.
También evaluarán los mandatos y cumplimiento de los acuerdos de la cumbre hemisférica de de Miami de 1994 y las perspectivas de constitución de una zona de libre comercio para el año 2005, propuesta en ese encuentro.
El director de organismos internacionales de la Cancillería de Panamá, Marcel Salamín, señaló que en esa reunión informal los cancilleres también evaluarán la convocatoria de una segunda cumbre hemisférica en fecha aún no definida, que podría efectuarse en Chile.
Un tercer aspecto que tratarán los cancilleres se refiere al nuevo enfoque que se pretende dar a la declaración general de la reunión, la cual -según Salamín- debe estar a tono con los nuevos propósitos de la OEA.
Miembro del equipo organizador de la reunión, Salamín dijo que en el "Consenso de Panamá" -un tradicional pronunciamiento político de todas las asambleas generales- los estados miembros "intentarán superar el largo rosario de logros, oportunidades y propósitos que se hace en este tipo de reuniones".
Precisó que el propósito de "esta nueva etapa de la OEA" es que la declaración "tome un concepto articulador que permita luego formular propuestas de carácter estratégico que orienten el trabajo de la OEA para los próximos años".
Advirtió que a partir de la reunión de Panamá, en la OEA "se abre un proceso de transición de una vieja estructura hacia una nueva", cuya parte medular estará orientada a la economía, la integración, el comercio, la globalización y programas de desarrollo social y combate a la pobreza.
El planteamiento de Salamín fue compartido por el actual presidente del Consejo Permanente de la OEA, el embajador panameño Lawrence Fábrega.
A pesar de que el tema central de la agenda es la integración, Fábrega adelantó que a diferencia de asambleas anteriores, en esta ocasión no será tratado el asunto de la reincorporación de Cuba al organismo regional ni la ley Helms-Burton, que amplió las sanciones económicas de Estados Unidos contra ese país.
Aunuqe previó que "algunos cancilleres van a tocar el tema de laa ley Helms-Burton", insistió en que "no habrá decisiones" de parte de la asamblea general al respecto, ya que ese punto no forma parte de la agenda acordada anteriormente.
En cambio precisó que podría haber una declaración especial de apoyo al proceso de paz en Guatemala, el único país de América Central en que aún no han sido superados los enfrentamientos armados internos. (FIN/IPS/sh/dg/ip-if/96).
