TURQUIA: Investigan contaminación del agua por petrolera

Greenpeace Internacional acusó a la multinacional petrolera Shell de haber "contaminado de forma permanente" las reservas agua potable de la ciudad de Diyarbakir, en el sudeste de Turquía, entre 1973 y 1994.

Los ambientalistas de esa ciudad afirmaron que durante esos años la Shell volvió a inyectar en las formaciones rocosas del subsuelo, en la zona de Midyat -que surte de cinco a 10 por ciento del agua potable del área de Diyarbakir-, aguas residuales de sus operaciones en los yacimientos de Mardin.

"Aunque aún no se han encontrado residuos de petróleo en el agua potable de la ciudad -dijo la ambientalista Senay Ozguner-, la reinyección de agua (que contiene sal y residuos oleosos de la explotación) representa un peligro para el futuro".

Ozguner afirmó que los expertos ya tienen pruebas de la contaminación existente en las formaciones rocosas de Midyat.

El grupo ambientalista Greenpeace Internacional -citando informes filtrados de la propia Shell- afirmó que la compañía virtió 487,5 millones de barriles de agua contaminada con petróleo, solventes y otros productos químicos, en el aqüífero de Midyat, entre 1973 y 1994.

Esas aguas, que fueron producto de perforaciones en el cercano yacimiento petrolífero de Mardin, contenían restos de crudo y otras sustancias, según Greenpeace.

La compañía turca subsidiaria de Shell, N.V. Turkse Shell (NVTS) vendió en 1995 sus activos a la multinacional anglofrancesa Perenco, antes llamada Kelt Energy, que ya no explota los pozos de Midyat.

"La calidad del agua potable no fue afectada por las operaciones petroleras de NVTS, que fue vendida a Perenco con efectos a partir de 1996", expresó la nueva compañía en una declaración.

No obstante, Perenco prometió poner en práctica un programa de verificación para observar el movimiento del agua inyectada en Midyat.

Pese a esa declaración, Greenpeace insistió en que, según los propios documentos de la Shell, antes del año 2001 los sucesores de la commpañía tendrán que reinyectar en el aqüífero otros 172,3 millones de barriles de agua contaminada.

Greenpeace agregó que los documentos revelan que los gerentes de la Shell hicieron caso omiso, deliberadamente, de las leyes turcas que les impedían revertir agua contaminada al Midyat, y en cambio les obligaban a utilizar otro método más costoso pero menos perjudicial para el ambiente y la salud humana. (FIN/IPS/tra-en/nm/rj/arl/en/96)

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