Las canciones "conscientes" están, otra vez, de moda en Jamaica. Los músicos de reggae dieron una repentina vuelta de 180 grados, tras una incursión en la obscenidad y la violencia que conquistó nuevas audiencias pero generó confusión entre los seguidores tradicionales del género.
Muchos fanáticos sintieron repugnancia por las canciones compuestas durante la década del 80 en Jamaica, que hablaban de poca cosa más que de sexo y armas de fuego. Al igual que los cultores del rap estadounidense, estas letras atribuían una imagen maligna de las mujeres.
El cambio en las letras, que acercó a los artistas a la vertiente más tradicional de la música jamaiquina, la denominada "roots reggae", se produjo en forma simultánea a una alteración de la base rítmica del género.
En lugar de los golpes sincopados y el vaivén relajado que caracterízaban las canciones de Bob Marley, Jimmy Cliff, Peter Tosh, Burning Spear y otros artistas de la década del 70, el nuevo reggae se impulsa por tambores cardíacos y ritmos por computadora propios del "dancehall" (música de baile).
Previamente, en la década del 80, los cantantes tradicionales habían sido eclipsados por disc-jockeys (pinchadiscos) que lograron una imagen callejera mediante alardeos de proezas sexuales y tiroteos, reales o imaginados.
Hoy, 15 años después de la muerte de Bob Marley, el ídolo máximo del reggae, las nuevas manifestaciones del género vuelven a tener "conciencia". Las canciones se rebelan contra el orden establecido y, al mismo tiempo, contra la ecuación sexo-armas que reivindicaban los disc-jockeys.
Pero fueron algunos de estos mercaderes de lo profano quienes, paradójicamente, hoy cantan canciones con "mensaje" y lucen "dreadlocks", los largos rulos propios de los fieles a la religión rastafariana de Bob Marley.
Marley se mantiene en un altar especial de los jamaiquinos. Nacido en una cuna humilde en un rudo gueto de Kingston, el cantante y guitarrista logró un perdurable éxito internacional y es hoy la principal fuente de inspiración de las nuevas generaciones de artistas.
"El reggae es, antes que nada, una música de liberación a través de la cual un pueblo busca su identidad. Como Bob Marley siempre desafió al status quo, su música siempre será considerada como el auténtico reggae", dijo el poeta Yasus Afari, mentor de muchos artistas.
Garnett Silk es uno de los nombres que se asomaron en los últimos años. A comienzos de la década, fue un pionero de los nuevos vientos del reggae con canciones como "Zion in A Vission" y "Mama Africa". Pero murió hace dos años, en un incendio.
Luciano, Everton Blender y los disc-jockeys Toni Rebel y Capleton se destacaron entre una miríada de cultores del dancehall, gracias a un toque de conciencia que restauró el roots reggae y dio un aire renovado a la religión rastafariana.
El fenómeno de Marley alcanzó su zenith durante la década del 70, cuando la religión que había abrazado se difundió en toda Jamaica y ejerció en la población una influencia comparable a la desarrollada por los hippies en Estados Unidos.
Pero, aunque luminarias del reggae como Jimmy Cliff, Burning Spear y Black Uhuru mantuvieron en alto la bandera del género en Europa y Asia, las controvertidas letras de disc-jockeys como Shabba Ranks y Ninja Man dominaron la escena durante la década del 80.
"La conciencia, en realidad, nunca desapareció, pero los productores se volvieron menos 'culturales' y más 'comerciales', y, al mismo tiempo, hubo mucha influencia de la música de Estados Unidos", explicó Afari.
Si viviera, Bob Marley tendría 51 años. Un grupo formado por su hijo Ziggy, The Melody Makers, adquirió renombre por derecho propio y ganó dos premios Grammy en Estados Unidos con el estilo paterno.
Pero, al igual que su antecesor, el vástago actúa rara vez en escenarios de Jamaica, pues las salas de concierto en el exterior son más fértiles y receptivas. En cambio, los disc-jockeys recientemente "convertidos" Buju Banton, Capleton y Luciano conquistaron la audiencia jamaiquina.
Banton, considerado el antiguo rey del estilo "slackness" (descuidado), anunció implícitamente su "conversión" a través del disco "Til Shiloh", aclamado por los críticos como uno de los mejores del género editados en 1995. La placa lleva 250.000 copias vendidas.
Capleton, otro disc-jockey peinado de dreadlocks, obtuvo buenos comentarios por su disco "Prophecy", al tiempo que "Were There Is Life", de Luciano, suena sin cesar en las radios locales.
A pesar de que el roots reggae vuelve a ser fiebre en su tierra, no ocurre lo mismo en Estados Unidos, donde, con la excepción de Buju Banton y Shaggy, ningún artista de la nueva ola logró fama. Marley también fracasó en su incursión en el país norteamericano.
"Lo que es 'caliente' en Jamaica no necesariamente lo será en Estados Unidos", dijo Murray Elias, ex funcionario de compañías discográficas especializadas en reggae como Island y Priority.
Shaggy alcanzó fama con su disco "Boombastic", del que se vendieron más de 500.000 copias y es considerado el mayor éxito entre sus contemporáneos.
Los cultores del reggae tradicional siempre tuvieron seguidores en Europa. Burning Spear, Pablo Moses y Junior Delgado aún convocan a grandes audiencias en sus giras por el viejo continente.
Muchos afirman que el renacimiento del reggae al estilo tradicional es una moda que acabará pronto, igual que los peinados "afro", los pantalones ceñidos y las letras obscenas. Pero no ocurrirá así, según Afari.
"Lo que sucedió es que los jóvenes comenzaron a mirar dentro de ellos y se dieron cuenta de que no es necesario ser obscenos para ser entretenidos", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/hc/mj/cr/96)