Un ex alto funcionario de la empresa Shell en Nigeria confirmó, dos días antes de una reunión de accionistas en esta capital, que la compañía anglo-holandesa provocó contaminación en gran escala en las operaciones que desarrolló en territorio del pueblo ogoni.
"Dondequiera que iba, pude ver que Shell no operaba sus instalaciones adecuadamente y no respetaba sus propias normas", declaró Bopp van Dessel, encargado de estudios ambientales de la filial nigeriana de la Shell entre 1992 y 1994, a una cadena de televisión británica.
En el programa documental se exhibieron este lunes grandes llamas que ardían 24 horas al día a causa del gas liberado por la extracción de petróleo, así como la fuerte contaminación del suministro de agua debido a los derrames.
Los realizadores del programa aseguraron que el petróleo recuperado de los derrames es arrojado a un agujero donde permanece hasta que llegan las lluvias.
La difusión del documental podría significar un gran golpe a la empresa Shell, que realizará su reunión anual en Londres este miércoles.
Una empresa consultora que asesora a 35 fondos de pensión que tienen fuertes inversiones en Shell recomendó a sus clientes que voten contra el informe anual y que se sumen a las protestas por la actividad de la compañía anglo-holandesa en el país africano.
Las operaciones de Shell en Nigeria, que producen unos dos barriles diarios de petróleo, fueron el blanco de campañas internacionales en noviembre del año pasado, cuando el régimen militar ejecutó al líder ogoni Ken Saro-Wiwa por sus protestas contra la compañía.
Van Dessel, quien renunció a su puesto en Shell en 1994 por "frustración profesional", dijo que elaboró dos auditorías ambientales y 50 informes técnicos con respecto a las operaciones en Nigeria.
Cuando renunció, entregó esos informes a la organización ambientalista internacional Greenpeace, pero reclamó a los activistas que no los difundieran. En base a estos documentos, el grupo impulsó su campaña contra Shell.
Van Dessel decidió hacer pública su posición en el programa televisivo británico World in Action. Los periodistas del espacio viajaron en secreto a través de Nigeria para registrar en película evidencias de las acusaciones del especialista.
Un segundo programa que se difundirá la semana próxima revelará la cooperación financiera prestada por Shell a las fuerzas de seguridad de Nigeria para la compra de equipos militares.
Por su parte, la compañía niega las acusaciones de negligencia. "Siempre fuimos cuidadosos del ambiente, aunque, de todos modos, hemos prestado más atención al problema en años recientes", dijo Brian Anderson, principal directivo de Shell Nigeria.
Cor Herkstroeter, presidente de Shell en Holanda, dijo al diario de ese país De Telegaaf que, si la compañía se retira de Nigeria, las operaciones continuarían, pues el gobierno es propietario de 55 por ciento de las acciones de la filial.
Herkstroeter afirmó que Shell intentaría limpiar los derrames de petroleo en territorio ogoni si se garantizara la seguridad de sus funcionarios.
"Queremos una solución constructiva, y abandonar Nigeria no lo permitiría. Lo más constructivo es permanecer allí e intentar la reconciliación", manifestó.
Robin Pellew, director del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), dijo que las operaciones de Shell en el país africano son un ejemplo de cómo "una compañía internacional que aplica criterios ambientales distintos en diferentes partes del mundo".
"La quema de gas de petróleo allí produjo más gas invernadero que todos los hogares del Reino Unido juntos", sostuvo Pellew.
Las 82 comunidades ogoni se vieron afectadas por la actividad de Shell. Entre 1985 y 1995, la región sufrió, por lo menos, 111 derrames de petróleo. La contaminación destruyó granjas y obligó a numerosos campesinos a cultivar en predios minúsculos.
Los funcionarios de la compañía, por su parte, atribuyeron 77 de los derrames a sabotaje y explicaron el agotamiento de la tierra en base al rápido crecimiento de la población.
Al mismo tiempo, aseguraron haber diseñado planes para el desarrollo de la agricultura y la construcción de centros de estudio y caminos, y que comenzaron un plan de escolarización para el pueblo ogoni.
Las protestas contra Shell iniciadas en 1990 fueron conducidas por el Movimiento por la Supervivencia del Pueblo Ogoni (MOSOP), liderado por Saro-Wiwa. El grupo demandó a la compañía por 10.000 millones de dólares como consecuencia del daño ambiental que provocaron sus operaciones.
Shell interrumpió su actividad en territorio ogoni después de la última serie de derrames, registrada en 1994, pero ahora se apresta a poner en marcha un plan de extracción de gas natural, a pesar de que organismos como el Banco Mundial retiraron su respaldo al proyecto.
Los primeros yacimientos de petróleo en Nigeria datan de 1956. Este fluido suministra más de 90 por ciento de las ganancias por exportación del país y 80 por ciento de los ingresos del gobierno. Casi la mitad del producto se exporta a Estados Unidos.
Pero poco dinero se dedica a los pobladores en cuyos territorios se extrae el petróleo. Hasta 1982, las comunidades locales no habían recibido ninguna compensación, pero entonces comenzaron a percibir 1,5 por ciento de las ganancias, porcentaje que asciende ahora a 13 por ciento.
Oloibiri es una de las comunidades que más sufrió las operaciones petrolíferas. Shell construyó allí un edificio de enseñanza media en 1992, 20 años después de comenzar sus operaciones en el lugar. Esa fue la primera contribución que la compañía aportó al poblado.
Mientras tanto, un hospital construido en 1982 permanece cerrado pues el gobierno jamás le suministró camas, y una torre de agua está seca porque el régimen olvidó instalar una estación de bombeo.
Los pobladores de Oloibiri reclamaron reiteradamente a las autoridades la construcción de un dique para contener la inundación que se produce regularmente cuatro meses al año y los obliga a abandonar sus hogares, pero nada se ha hecho. (FIN/IPS/tra-en/pc/mj/en/96)