BIRMANIA: Temen que inversores foráneos beneficien a la dictadura

La presión de grupos prodemocráticos podría obligar a algunos gobiernos y compañías occidentales a no invertir en Birmania, si bien el régimen de Rangún sigue atrayendo vitales capitales asiáticos a su mercado recién liberalizado.

Los grupos prodemocráticos en Birmania y fuera del país han montado en los últimos meses una campaña para que la comunidad internacional, en ningún caso, brinde ayuda al gobierno militar.

Los activistas temen especialmente que las inversiones foráneas ayuden a la dictadura a salir de su emergencia económica, y otorgue credibilidad a un régimen que rechazó el resultado de las elecciones de 1990, en que el gobernante Consejo de Estado para la Restauración de la Ley y el Orden (SLORC) sufrió una gran derrota.

También han estado urgiendo a los viajeros que hagan un boicot contra "Visite Myanmar Año 96", que el régimen de Rangún está promocionando con la esperanza de impulsar la industria turística.

El primer pedido para boicotear la afluencia turística provino de la ganadora del Premio Nóbel, Aung San Suu Kyi, que fué liberada en julio último tras seis años de detención.

Suu Kyi, líder del partido opositor Liga Nacional por la Democracia (NLD), es fuertemente crítica respecto a la lentitud de las reformas políticas prometidas por el régimen.

El mes pasado, Suu Kyi fué citada por un diario tailandés cuando criticó a los inversores extranjeros por tratar de beneficiarse con las leyes sobre liberalización de inversiones aprobadas por SLORC.

La dirigente expresó que al sector de negocios internacionales no parece importarle la cuestión de los prisioneros políticos, los niveles de sanidad, el bienestar y la tutela de los trabajadores.

En un informe publicado el año pasado, la agencia Human Rights Watch/Asia dijo que el trabajo forzado "es endémico"en Birmania.

La organizacion humanitaria dijo que "mientras el SLORC procura abrir la economía a los inversores internacionales, obliga a decenas de miles de civiles y prisioneros a reconstruir la infraestructura del país largamente descuidada".

Armados con informes que detallan flagrantes abusos en materia de derechos humanos, activistas prodemocráticos en Estados Unidos han logrado ejercer presión para que compañias multinacionales, antes de invertir dinero en Birmania, lo piensen dos veces.

La compañía estadounidense PepsiCo anunció el mes pasado que iba a vender sus acciones en Birmania, debido a la presión ejercida por activistas humanitarios en América del Norte.

Sin embargo, el repunte de las inversiones parece haber corrido por cuenta de países del continente, especialmente la nación más rica del Sudeste Asiático.

En la industria hotelera, por ejemplo, firmas de Singapur tienen las mayores cuotas en 10 proyectos con un valor contractual de 769,6 millones de dólares. Compañías tailandesas están involucradas en ocho proyectos similares por 300 millones de dólares.

Otros países de la región que invirtieron en Birmania son Japón, Hong Kong y Malasia.

La junta tambien tuvo éxito en establecer nuevos nexos aerocomerciales con algunos países en la región, dentro de su plan de promoción turística para este año.

En un principio, las autoridades birmanas pronosticaron que la temporada podría atraer a 500.000 viajeros, pero ha reducido sus aspiraciones a un máximo de 250.000 turistas.

El año financiero 1993-1994 dió cuenta que estuvieron en el país 62.547 turistas, según estadísticas oficiales. Esa cifra subió a 91.859 en el período 1994-1995. Los ingresos del sector subieron en ese mismo lapso a 34,18 millones de dólares en comparación con los 21,78 millones del año anterior.

U Tin Pe Paye, un funcionario de la Autoridad de Turismo de Myanmar, dijo que la liberalización de inversiones y turismo, incluyendo la política de visas, formaba parte de las medidas para "acelerar" el crecimiento turístico.

"La liberalización de visas y otras formalidades allanan el camino a un rápido aumento de la llegada de viajeros", dijo Pe Paye en una reciente conferencia de turismo en Tailandia.

Las reformas sobre inversiones tambien han respaldado al sector, con cambios que permiten el 100 por ciento de la propiedad en proyectos hoteleros.

Como cartas de presentación, se otorgaron excepciones en materia arancelaria a materiales de construcción y equipos importados, además de tres años de desgravación impositiva desde el comienzo de las operaciones.

"Las leyes birmanas sobre inversiones foráneas… dan garantías contra una eventual nacionalización y permiten la repatriación de las ganancias", señalo Pe Paye. Las inversiones en hoteles ascienden actualmente a 1.040 millones de dolares, "y más proyectos todavía están en negociación".

Una posterior expansión de los servicios aéreos tambien está en consideración, con conversaciones en marcha con Lufthansa, Royal Nepal, Garuda Airlines y Royal Brunnei Airways.

All Nippon Airlines de Japón anunciaron que acaban de llegar a un acuerdo con el gobierno birmano.

Existe además un enorme potencial de crecimiento en el turismo fronterizo, y viajes terrestres a través de puestos de control en China y Tailandia, apuntó Pe Paye.

Para el régimen de Rangún, todas esas son señales que la campaña prodemocrática para hacer que los inversores ignoren a Birmania ha fracasado.

Lutzi Matzig, gerente general de Diethelm Travel Thailand, no obstante, cree que la presión de los grupos prodemocráticos todavía puede afectar -si bien levemente- los designios de SLORC. (FIN/IPS/tra-en/rc/cpg/ego/if-hd).

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