El número de bajas es el primer indicio de éxito o fracaso en guerra, especialmente cuando las malas noticias del frente tardan en llegar o, en el caso de la última ofensiva turca en su disputada region sudoriental, fueron muy controladas.
Las pérdidas no son algo nuevo en la guerra contra los guerrilleros del Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK), que ya ha causado más de 20.000 muertos desde 1984.
Sin embargo, el anuncio esta semana que 30 soldados turcos resultaron abatidos "en acción" durante la Campaña de Primavera del ejército contra el PKK, golpeó un nervio sensible en una comunidad tensa y hambrienta de otras novedades.
Cerca de 35.000 hombres fueron desplegados en el área montañosa en torno a la región de Diyarbakir para dar caza a 250 guerrilleros del PKK que operan en ese inhóspito terreno. En cambio de sus pérdidas, el ejercito se adjudicó la muerte de 99 kurdos.
"Si en lugar de 30 soldados hubieran sido 30 políticos, Turquía habría temblado de temor reverencial", escribió el popular columnista Rauf Tamer en el diario Sabah, quién es conocido por su posición nacionalista y conservadora.
"¿Cuántos más deberán morir antes que Ankara logre una solución razonable para la guerra?", demandó Tamer. El PKK pretende la autodeterminación para los 15 millones de kurdos del país.
El jefe del Estado Mayor turco, general Ismail Hakki Karadayi, consideró que las bajas fueron "normales". En celebración de lo que llamó "un bello golpe contra los terroristas", dijo que el ejército no podía detener su avance por temor a las pérdidas.
"Toda operación comporta un elemento de riesgo. Si no se asume es imposible realizarla", declaró el miércoles en Ankara.
Un oficial del ejército, que no se identificó, culpó de las pérdidas relativamente altas a las difíciles condiciones del frente. "Las tropas deben luchar en nevadas alturas superiores a los 3.000 metros. Como atacan desde la planicie resultan un blanco muy fácil", señaló.
El oficial describió las acciones como "típicos combates de baja intensidad", una guerra predominantemente combatida por patrullas de infantería en choques intermitentes, en lugar de grandes ofensivas con concentraciones de tropas en gran escala.
"Los estadounidenses perdieron en Vietnam un hombre por cada 11 enemigos abatidos. Los rusos en Afganistán uno en 10, pero nuestro índice es uno por cada siete, y esto es muy bajo. Expertos militares occidentales, no obstante, nos elogiaron", dijo.
Gungor Mengi, otro columnista de Sabah, no obstante, cree que las pérdidas fueron injustificadas. "Estoy en contra de sacrificar 30 soldados para eliminar a 90 terroristas", expresó. De todos modos, "profesionales bien equipados con material de alto nivel no tienen derecho a sufrir semejantes pérdidas", apuntó.
Un vocero de la organización política del PKK, el Frente Popular de Liberación de Kurdistán (ERNK) negó las cifras turcas. Afirmó que cayeron 150 soldados turcos y 15 aldeanos de las montañas de Andoq, pero declinó revelar las bajas del PKK.
Un alto oficial del Estado Mayor, el general Erol Ozkasnak, aseguró que los civiles fueron mantenidos lejos de la línea de fuego. "Todas las medidas a nuestro alcance fueron consideradas para la salvaguardia y protección de los habitantes del área".
No dió detalles de evacuaciones en masa.
El primer ministro turco, Mesut Yilmaz, en una alocución al grupo parlamentario de la coalición ANAP, aseguró que el ataque estuvo justificado por informaciones que el PKK se disponía a levantar su cese unilateral del fuego, declarado en diciembre.
"Informes de inteligencia dieron cuenta que grupos terroristas se estaban movilizando hacia sus posiciones fortificadas para lanzar una nueva campaña con la llegada de la primavera", dijo.
El vocero del ERNK en Alemania negó lo dicho por Yilmaz y afirmó que las unidades kurdas en Turquía solo estaban luchando en "defensa propia". Desde ese punto de vista, el cese del fuego aún se mantiene.
"Desde diciembre las bajas totales en el área totalizaron 166, esto es un hombre por día en comparación con el período anterior de 20 diarios", indicó Husnu Ondul, secretario general de la Asociación de Derechos Humanos de Turquía.
En su opinión, esa es una prueba "de hecho" que rige una tregua desde el 14 de diciembre.
Eren Keskin, una abogada de Estambul, dijo que el gobierno sigue subordinado a los militares respecto a la conducción de la guerra contra los kurdos. Señalo que Yilmaz demandó un arreglo pacífico antes de las elecciones, avaló despues una solución política y ahora pasó por alto una ofensiva militar. (FIN/IPS/tra- en/nm/rj/ego/ip).
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