Según estimaciones conservadoras, Nigeria ha perdido unos 351.000 kilómetros cuadrados (más de un tercio de su superficie total de 923.768 km2) a causa de la desertificación, que aún continúa a un ritmo de 0,6 km2 por año.
Un informe preparado por un comité federal acerca de las regiones áridas reveló que nueve estados situados a lo largo de la frontera septentrional de Nigeria con Níger y Chad están llamados a desaparecer por el empuje del desierto.
Estos nueve estados se cuentan entre los más calientes y secos de Nigeria. El estado de Sokoto, por ejemplo, recibe alrededor de 760 mm de lluvia cada año, con temperaturas de hasta 39 grados centígrados. En contraste con el sur tropical, los árboles en esta región son especies duras, como las palmeras.
La gente de la aldea de Gidan-Kaura, en el noroeste de Nigeria, ha sentido en carne propia la fuerza de las arenas del desierto.
Hace ocho años, las tormentas de arena barrieron el área que rodea a Gidan-Kaura y cubrieron una larga franja de tierra de 72 metros de ancho. La mitad de los pobladores de la aldea -que entonces no eran más de 7.400- tuvieron que huir a causa de la tormenta.
El informe federal advirtió que la desertificación es un gran problema para Nigeria porque "estas regiones representan alrededor de un séptimo de la superficie total del país, y alojan aproximadamente un cuarto de su población y la mitad de su riqueza animal".
Pese a que la desertificación amenaza a una parte tan grande de la población de Nigeria -100 millones de personas en total-, los esfuerzos para combatir este fenómeno comenzaron hace relativamente poco tiempo.
Antes del desastre de Gigan-Kaura, ni el gobierno estadual de Sokoto ni el gobierno federal de Nigeria habían prestado mucha atención al avance del desierto.
El resultado fue un programa masivo que incluye la plantación de árboles para detener la arena en las zonas áridas del estado, aunque el proyecto debió ser detenido por falta de fondos.
Le siguió el Proyecto Forestal Dos, para el cual el Banco Mundial comprometió 1,5 millones de personas. Su ejecución comenzó en 1988 y debía haber terminado en 1992, pero fue prolongado por otros cuatro años, según informó el coordinador del proyecto, Ahmed Bungudu.
Desde que empezó la ejecución del programa, la población de animales vivos en las zonas áridas, como Gidan-Kaura, se multiplicó por cuatro veces, y los aldeanos ahora siembran sorgo, guisantes y mijo sin temor a sufrir tormentas de arena.
En el estado vecino de Katsina, un Programa para Zonas Aridas apoyado por la Unión Europea desde 1987 ha logrado reducir la erosión causada por el viento y estabilizar las arenas móviles en las superficies afectadas por la desertificación.
No obstante, los ambientalistas del norte de Nigeria enfrentan la cuestión de si podrán continuar financiando el esfuerzo. En Sokoto, por ejemplo, se teme que el programa sea abandonado cuando se termine la financiación exterior. (FIN/IPS/tra-en/ro/kb/arl/en/96)