Autoridades policiales de Estados Unidos y México se enfrascan en discusiones por temas vinculados a "lavado" de dinero, mientras sus pares militares apuntalan un tipo de cooperación antinarcóticos considerado "peligroso" por académicos y políticos.
Si el gobierno de México no fija límites a sus acuerdos con Washington en materia de narcotráfico y va más allá de la actual conyuntura de fricciones, se "militarizará" el tema y habrá una posible perdida de soberanía, advirtió José Piñeyro, investigador y profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Por tercera ocasión en los últimos diez meses, la semana pasada el secretario de Defensa de México, Enrique Cervantes, se reunió con su par estadounidense, William Perry, para revisar estrategias de cooperación antidrogas.
En la cita, que recibió menor atención de la prensa que la serie de fricciones que estallaron entre la Procuraduría General de México y la agencia antinarcóticos de Estados Unidos (DEA), se refrendó acuerdos para entrenar militares mexicanos en el vecino país.
Además se acordó intercambiar información y entregar helicópteros, aviones y otro equipo militar a las Fuerzas Armadas de México.
Si los cursos que reciban militares en Estados Unidos van más allá de perfiles estratégicos, no sólo habrá la posibilidad de que Washington influya en las decisiones del gobierno del presidente Ernesto Zedillo, sino que oficiales estadounindeses intervendrán en la planificación y dirección contra el narcotráfico, dijo Piñeyro.
Para John Saxe-Fernández, experto en temas militares de la Universidad Nacional Autónoma de México, "el tema del tráfico de estupefacientes ha sido abordado (en las relación Estados Unidos- México) de manera velada, como otra razón clara de intervención militar".
"Washington intenta aplicar en México una estrategia de posguerra fría, en la que las Fuerzas Armadas mexicanas deberán trabajar principalmente en cuestiones de seguridad interna", sostuvo Saxe-Fernández.
Según Gilberto Rincón, portavoz del Partido de la Revolución Democrática, segunda fuerza de oposición en México, la "militarización" de la lucha contra el narcotráfico avanza tras el velo de "supuestas fricciones" entre la Procuraduría y la DEA.
Siguiendo una cadena de roces iniciados la semana pasada entre México y la DEA, el procurador Antonio Lozano criticó el domingo a esa agencia y calificó de "irresponsable" a su administrador, Thomas Constantine, por realizar acusaciones sobre lavado de dinero sin aportar pruebas ni mencionar nombres.
De acuerdo a la DEA, organizaciones de narcotraficantes han comprado acciones en bancos mexicanos y están ahora en sus consejos directivos.
"Muchos bancos mantienen dos juegos de libros y los examinadores bancarios reciben paga de funcionarios corruptos", señala un informe de la DEA presentado al Congreso estadounidense.
El documento, que no menciona nombres de bancos, se publicó este lunes en el periódico Reforma luego de que la Cancillería expresó un "profundo y enérgico rechazo a Constantine -quien vistó México la semana pasada- por sugerir que el sistema bancario se ha convertido en un masivo mecanismo de lavado de dinero".
Las declaraciones de Constantine "atentan contra el ambiente de cooperación que existe entre los gobiernos de México y Estados Unidos en materia de lucha contra el narcotráfico", dijo la Cancillería.
La Secretaría de Hacienda y los banqueros también se sumaron a las críticas. Desde 1995 existe un acuerdo de intercambio de información e investigación financiera con Washington y hasta la fecha no existe evidencia de que bancos mexicanos estén lavando dinero del narcotráfico, afirmó Hacienda.
A fines de marzo, los dos países, socios junto a Canadá en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, establecieron el Grupo de Contacto de Alto Nivel, instancia que reúne a las principales autoridades antidrogas con el objetivo de coordinar acciones contra el narcotráfico.
"Sorprende que entre tanta cooperación la DEA haga críticas y la Procuraduría y la Cancillería respondan de esa forma", expresó Rincón.
El tema de la lucha contra el narcotráfico volverá a ser tratado en altas esferas oficiales entre los días 6 y 7 de mayo en la capital mexicana durante la reunión de la Comisión Binacional México-Estados Unidos.
México, que tiene 3.200 kilómetros de frontera con el mercado de drogas más grande del mundo -Estados Unidos- es considerado zona clave para el paso de estupefacientes provenientes de Colombia.
Investigaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México indican que las bandas de traficantes de drogas que operan en este país obtienen ganancias anuales de entre 15 y 30.000 millones de dólares, de los cuales 800 millones serían "invertidos" en sobornos que se pagan a las autoridades.
En materia de lavado de dinero hay investigaciones que aseguran que el monto anual de esas operaciones en México llegan a 6.000 millones de dólares, otros hablan de 20.000 y otros más de 30.000.
Según la policia federal de Estados Unidos, en México operan 19 de los 40 cárteles más importante de droga en el mundo. (FIN/IPS/dc/dg/ip/96).