GUATEMALA: Fin de la guerra no asegura la paz

El fin de la guerra civil comenzada hace 35 años en Guatemala, que parece inminente, ~cerrará el capítulo más sangriento y oscuro de la historia del país.

Desde que el 20 de marzo la guerrilla dispuso el cese de todas sus operaciones ofensivas y el presidente Alvaro Arzú se comprometió a suspender las acciones de contrainsurgencia, para muchos la guerra ha terminado.

"Estamos en el principio del fin de la guerra", dijo esta semana el canciller guatemalteco Eduardo Stein en el Diálogo Interamericano, un foro realizado en Washington con participación de más de 30 representantes de todas las corrientes ideolólogicas y políticas.

Atrás quedan decenas de miles de muertos, desaparecidos y torturados, y un futuro incierto se presenta a los combatientes.

"Cuando me digan que entregue el fusil, lo haré a través de alguien, pues yo no voy a dar la cara", advirtió el subteniente Bartolo, del Frente Luis Ixmatá, de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).

Bartolo, un campesino de 35 an~os que se unió hace 15 años a la guerrilla, duda de la buena voluntad del ejército y teme represalias.

"Hemos hecho mucho dañ~o al enemigo y no creo que nos perdonen fácilmente", dijo el guerrillero, entrevistado en el puesto de mando del Luis Ixmatá.

Pero en el puesto de mando se respira un clima de tranquilidad y confianza. "Obedeceremos cualquier orden de la comandancia general" instalada en México, aseguró el comandante del Frente Luis Ixmatá, un indígena mam, conocido como Nery.

"¿Que pasará con nosotros cuando nos tengamos que desmovilizar? Que venga la desmovilización, luego ya veremos", expresó Nery.

Faltan firmarse tres acuerdos entre el ejército y la URNG, y sólo después vendrá la desmovilización, señaló Toni, un combatiente de 23 an~os de edad.

Los guerrilleros ocupan poblados, cobran a los hacendados el llamado impuesto de guerra y realizan propaganda política, tres actividades deploradas por el gobierno, el ejército y los terratenientes.

"Nos reservamos el derecho de hacer esas actividades porque no podemos dejar a nuestros combatientes sin hacer nada en los campamentos" dijo en México el comandante Pablo Monsanto, dirigente de la URNG.

"El impuesto de guerra es político", agregó Nery, que está al frente del campamento guerrillero en el volcán Lancandón, a 250 kilómetros de la capital.

Cobrar ese impuesto 'es la única forma a nuestro alcance de hace sentir la guerra en carne propia a la gente rica. De otro modo, la sangre, el sacrificio y las muertes solamente las ponemos los guerrilleros y los soldados. O sea, los indígenas", dijo.

Para Rocky, otro combatiente, el tiempo anuncia la paz, pero su lugar personal es en la lucha "por la liberación del pueblo".

"Ahora nos preparamos para luchar en otros campos. En el político, por ejemplo", agregó.

La URNG se convertirá en partido político, unida al Frente Democrático Nueva Guatemala (FDNG), el primer grupo de izquierda que llega al Congreso desde hace mas de 20 an~os. La mayoría de sus miembros son indígenas.

"Colaboramos con la campañ~a política del FDNG", informó Mariana, de 17 años de edad y con seis en la guerrilla. ~"Los apoyamos como pudimos, porque coinciden con nuestros planteamientos".

"Creo que el futuro de nosotros, los guerrilleros, está en la política, en la concienciación de la poblacion". La guerra no ha terminado, sino que tendrá nuevas formas, "menos dolorosas", afirmó Mariana.

La gran diferencia que separa a los índigenas, que representan la población más pobre, de los mestizos ricos, sobrevive a cualquier intento de paz. "Recordemos que las causas por las que se empezó el conflicto armado aún no han desaparecido", puntualizó Bartolo.

Mientras, la URNG y el gobierno parecen celebrar desde ya la llegada de la paz. "La guerra ha terminado", aseguró el ministro de Defensa, Julio Balconi.

"No puedo creer que la paz llegue tan fácilmente. Siempre creí que a esta guerra seguiría la confrontacion racial, entre indígenas y mestizos", declaró un combatiente, sin identificarse.

Así mismo, el canciller Stein advirtió esta semana en Washington que "los sonidos de una explosión étnica se pueden escuchar en Guatemala". (FIN/IPS/rm/ff/ip/96).

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