Paradójicamente, la guerrilla es una institución colombiana más, como el ejército y los partidos políticos, que a fuerza de retroalimentarse se ha convertido casi en un factor estabilizante.
La afirmación es de Juan Carlos Flórez, profesor de historia y ciencias políticas de la Universidad de Los Andes y concejal de la capital por un movimiento cívico independiente.
Flórez dijo a IPS que la guerrilla se mantiene "en el hueco negro del sistema", con actos de "inercia" que pueden ser emboscadas a patrullas militares, toma de poblaciones o quema de buses, sin que ello signifique un cambio esencial en el proyecto insurgente.
En este esquema, el narcotráfico, con el poder corruptor del dinero que genera, ha permeado todas las instituciones y sus representantes, que se mueven permanentemente entre las fronteras de lo ilícito.
Eso es válido para oficiales del ejército y comandantes, ya sean guerrilleros o paramilitares, comenta el concejal, para quien la actual crisis se caracteriza por "un cinismo desinhibido colectivo" cuyo desenlace por ahora es impredecible.
En 1995 la guerrilla recolectó el equivalente a 800 millones de dólares, de los cuales 33 por ciento provendrían de sus relaciones con el narcotráfico, aseguró Carlos José Herrera, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Javeriana.
La suma es equiparable a las ganancias de Bavaria, empresa matriz del principal grupo económico colombiano.
Por todo esto, los jóvenes guerrilleros con la aureola de revolucionarios de las décadas pasadas son percibidos ahora como miembros de organizaciones terroristas desligadas de los problemas cotidianos, dice Herrera.
Flórez se refirió al paro armado decretado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) a inicios de mes con un saldo de 25 muertos, la mayoría civiles, y a una emboscada a una patrulla militar que dejó 33 soldados muertos y 15 más heridos.
La emboscada, atribuída a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), se produjo en el sureño departamento de Nariño, una zona atravesada por el oleducto trasandino, cuya explosión calcinó varios cadáveres.
La ofensiva insurgente de este mes apuntó, según distintos sectores, a pescar en río revuelto, después de un período en que la guerrilla tomó cierta distancia del conflicto político.
Además, el alto número de víctimas que dejó la emboscada de Nariño puso en la picota pública a las Fuerzas Armadas, a las que se critica la ineficacia en el combate a la guerrilla.
Así, en medio de la discusión sobre si el presidente Ernesto Samper concluirá su periodo constitucional en agosto de 1998, y el aumento de cinco a siete del número de legisladores detenidos por presunto enriquecimiento ilícito, Colombia vuelve a la discusión recurrente sobre el rumbo y eficacia de la guerra.
"El ejército no es más ineficaz que otras instituciones, como el sistema eléctrico o el carcelario, o la guerrilla, que ha perdido toda conexión con grupos urbanos", sostiene Flórez.
"Siento que en el país hay una lógica de poder que se ejerce arbitrariamente. Un poder subterráneo y un poder visible, equivalente a lo legítimo e ilegítimo, con mutuas complicidades, difíciles de detectar", añadió.berales Hernando Gómez, dijo que la ineficacia del Estado en su lucha contra la guerrilla se debe a que a mediados de siglo se hizo un pacto no escrito pero sí preciso.
En función de ese acuerdo, las fuerzas armadas no deliberarían ni intervendrían en política, y los políticos, a cambio, no harían juicios de responsabilidad y reconocerían a los militares el monopolio sobre la preservación del orden público.
Tal fue el pacto que puso fin al la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla (1953-57) y dio paso al período del Frente Nacional, de alternación en el poder de los partidos Liberal y Conservador.
Contrariamente a la afirmación general de que la colombiana es una democracia formal y excluyente, Flórez afirma que es "incluyente" porque coopta para silenciar.
Por eso no hay oposición, señaló. Los intelectuales, aun de izquierda y democráticos, morigeran sus críticas a la espera de un cargo diplomático, y la guerrilla, como el ejército y los partidos, son instituciones que se retroalimentan en su inercia. (FIN/IPS/mig/dg/ip/96)
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