Un obispo católico colombiano se pronunció hoy por la despenalización del cultivo y del comercio de drogas como alternativa para la erradicación del narcotráfico y de la corrupción que éste provoca.
Belarmino Correa, obispo de la oriental diócesis de San Juan del Guaviare, señaló que la despenalización del cultivo de drogas debería hacerse "de manera universal" y mediante una reglamentación "seria y honesta".
En su opinión, el fracaso de la política antidrogas en todo el mundo demuestra la necesidad de "enfrentar de otra manera el problema" del narcotráfico.
Correa estimó que la legalización de los cultivos de coca, marihuana y amapola y de la venta de drogas pondría fin a la creciente corrupción vinculada al tráfico ilegal de sustancias psicotrópicas.
"Mientras las drogas ilegales sigan teniendo valor habrá gente que seguirá en los cultivos ilícitos", advirtió el obispo del departamento de Guaviare, uno de los principales centros de producción de coca de Colombia.
Correa lanzó su propuesta en momentos en que la crisis institucional del país coloca a la Iglesia Católica en posición abiertamente crítica ante el parlamento y sectores del gobierno.
Los obispos Darío Castrillón, de Bucaramanga, en el noreste, y José Pimiento, de Manizales, en el centro del país, señalaron en sus sermones de inicio de Semana Santa que "da verguenza mostrar al mundo el parlamento que tiene Colombia".
Según Castrillón y Pimiento, el país está "moralmente enfermo" a causa del narcotráfico, que se apoderó de la política "y oscureció la conciencia de los colombianos".
Esas afirmaciones fueron condenadas por el gobernante Partido Liberal y por el Conservador, la segunda fuerza política, y el presidente Ernesto Samper pidió a los obispos "no echar más leña al fuego".
En opinión de Samper, los dirigentes de la Iglesia Católica utilizan los púlpitos para profundizar "las heridas abiertas por la confrontación" y las divisiones políticas causadas por la crisis.
La investigación abierta a Samper por la presunta financiacióm de su campaña con dinero del narcotráfico ha polarizado al país entre quienes apoyan al mandatario y quienes exigen su desplazamiento del poder. (FIN/IPS/yf/ff/ip/96).