Un gobierno de transición integrado por abogados, profesores y ciudadanos sin actividad política previa fue designado hoy en Bangladesh para supervisar las elecciones previstas para dentro de 90 días.
Mohammad Habibur Rahman, ex jefe de Justicia designado como jefe de asesores del gobierno entrante, prometió que los comicios serán "libres y justos", aunque se prevé que transcurrirán bajo el signo de la violencia.
Pero los observadores políticos advierten que no será fácil restaurar la ley y el orden después de dos años de confusión y matanza. Por lo menos 80 personas fueron asesinadas sólo en los últimos dos meses.
Los simpatizantes de los dos partidos rivales, el Nacional de Bangladesh (BNP) y la Liga Awami, ambos conducidos por mujeres, están duramente enfrentados desde que la oposición lanzó en 1994 una campaña para voltear el gobierno de Khaleda Zia.
Zia renunció al cargo el sábado 30 de marzo, días después de asumir como primera ministra para un segundo período de cinco años tras las elecciones de febrero, que fueron boicoteadas por la oposición.
Funcionarios del gobierno se unieron a miles de opositores que se lanzaron a las calles para reclamar su renuncia a fin de convocar nuevas elecciones. Sheikh Hasina Wajed, de la Liga Awami, dijo que la decisión final de Zia constituyó "una victoria del pueblo.
Tanto Wajed como Zia aseguran que ganarán las elecciones, mientras cunde el temor de que se produzcan fuertes choques entre los simpatizantes del BNP y la Liga Awami, aun a pesar de que los dirigentes de la oposición solicitaron a sus seguidores que se comportaran de forma pacífica.
Después de rechazar en reiteradas ocasiones los reclamos de convocar a nuevas elecciones bajo un gobierno de transición, Zia promovió el mes pasado la aprobación de leyes que prevén que los futuros comicios serán supervisadas por administraciones neutrales.
Los analistas políticos consideran que, si esa medida se hubiera adoptado antes, Bangladesh habría evitado la pérdida de miles de millones de dólares en horas de trabajo e inversiones extranjeras.
Las reformas económicas impuestas por el gobierno de Zia cambiaron radicalmente a Bangladesh, cuyos indicadores macroeconómicos eran considerados los mejores del sur de Asia. La inflación se ubicaba en tasas cercanas al cero por ciento y la inversión y las reservas en divisas extranjeras estaban en auge.
Pero la crisis política provocó una inflación de dos dígitos y las huelgas y cierres de lugares de trabajo a los que llamó la oposición ocasionaron pérdidas por cerca de 800 millones de dólares.
Muchos economistas de Dhaka consideran muy difícil que el país logre este año el crecimiento de seis por ciento que se había propuesto el gobierno.
Los distritos septentrionales sufrieron hambre los dos últimos años, mientras en la agricultura se resgistró una severa crisis debido a la escasez de fertilizantes.
El BNP procurará acusar a la oposición del desorden en que se encuentra el país. A su vez, la Liga Awami acusará al oficialismo de corrupción. El hijo de Zia se convirtió en millonario mientras el BNP ocupó el gobierno, aseguró Wajed. (FIN/IPS/tra- en/ti/an/mj/ip/96)