(Artes y Espectáculos) CHINA: El nuevo estilo de la República Popular

Las imágenes arquetípicas de China forman parte de la historia y no representan auténticamente su dinámica sociedad, afirma la chino-estadounidense Jianyng Zha en su nuevo libro, "China Pop".

Cuando los occidentales imaginan China, piensan en lugares comunes como el gobierno comunista, las reformas capitalistas de Deng Xiaoping y, a partir de 1989, en la masacre de Tiananmen, sostiene Zha, nacida en Beijing y residente en Hong Kong y Estados Unidos.

Su último libro revela una República Popular cambiada profundamente por un capitalismo con control estatal y la consiguiente afluencia de dinero, a la vez que describe su cambiante mundo cultural.

Todo lo prohibido o recelado bajo la era maoísta -desde las telenovelas a la pornografía, la influencia cultural de Hong Kong y la cadena estadounidense de restaurantes McDonald's- forma parte del paisaje de la China posterior a Tiananmen.

Pero el cambio más notorio consiste en la sustitución del idealismo de los manifestantes por la democracia aplastados en Tiananmen por una compulsión de hacer dinero rápidamente, que afecta incluso a muchos de los idealistas de aquel entonces.

Zha describe un mundo en el que tanto los ex Guardias Rojos como los activistas por la democracia se han rendido al poder del Partido Comunista, pero éste, a su vez, permite un cambio nunca imaginado de la sociedad. La lucha por el dinero ha remplazado la lucha por la democracia, afirma la escritora.

"En lugar de los dramáticos colapsos de antiguos regímenes, como los producidos en Europa oriental y la ex Unión Soviética, lo que ocurre en China es una apacible y lenta decadencia de la vieja estructura", dice Zha.

La escritora denomina a este fenómeno el "efecto embuste", es decir la sustitución de los valores de la era de Mao por el caos políglota del capitalismo moderno.

A diferencia de las repúblicas ex soviéticas, en China "la revolución fracasó en 1989, y el Partido Comunista permaneció en el poder para guiar y controlar el proceso de reforma".

Algunos de los efectos de ese control se revelan en el ámbito cultural, afirma Zha, y señala como ejemplo que el Partido promovió en los tiempos siguientes a Tiananmen una telenovela no ideológica, "Añoranza", para impulsar los valores familiares tradicionales en una época de grandes divisiones.

De manera similar, hoy la figura de Mao es más la de un ídolo popular que la del fundador de la ideología del Estado, observa la escritora. Uno de los casetes de más venta en 1992 fue "Sol Rojo", una adaptación de famosos himnos a Mao en versión rock, con sintetizadores electrónicos.

Ese mundo cultural está lleno de ironías: muchos artistas utilizan técnicas de vanguardia para llamar la atención y hacer dinero, pero son considerados subversivos por el Partido.

China Pop se solidariza también con el colorido ambiente de la cultura de masas, desde la prensa tabloide y la literatura erótica hasta el intercambio entre China y Hong Kong en materia de música y cine.

El análisis de Zha podría verse fortalecido por una consideración de las fuerzas que condujeron a las reformas capitalistas, así como de las condiciones laborales y de otras innumerables áreas en que no se produjo cambio alguno.

Por momentos el libro parece restringirse a un retrato de la clase ascendente de China, pero de todas formas logra describir una República Popular que Mao nunca hubiera concebido. (FIN/IPS/tra-en/fah/ml/cr/96)

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