Cinco gobiernos latinoamericanos gastaron en los últimos 14 años por lo menos 50.000 millones de dólares para "rescatar" a bancos endeudados y tapar huecos financieros dejados por fraudes cometidos por ejecutivos de las finanzas.
El dinero público utilizado por Brasil, Chile, Argentina, Venezuela y México equivale a poco más de la suma del producto interno bruto de Paraguay, Costa Rica, Uruguay y Ecuador en valores de 1994.
Se acerca también a las exportaciones conjuntas de Colombia, Venezuela, Chile, Perú y Ecuador, entre junio de 1994 y junio de 1995. Alcanzaría igualmente para construir aproximadamente 2,5 millones de viviendas económicas para la población pobre del continente.
El país que, según cálculos extraoficiales, más ha gastado en estas operaciones de rescate es Brasil, que desde 1982 habría utilizado cerca de 25.000 millones de dólares para ayudar a por lo menos cinco grandes bancos privados y estatales.
Le siguen México y Chile, con aproximadamente 10.000 millones de dólares cada uno, Venezuela, con 3.400 millones, y Argentina, con 2.500 millones de dólares.
Esos números, extraídos de archivos periodísticos y referidos sólo a los grandes escándalos, son considerados conservadores por Jane Bussey, del diario estadounidense Miami Herald, y por el economista Charles McMillion, de la empresa de consultoría MGB Information Services, de Washington.
McMillion afirma que sólo Chile, Colombia y Uruguay presentan actualmente bancos mínimamente seguros y estables. Todos los demás sistemas bancarios de los países latinoamericanos estarían en posición vulnerable.
La prueba más fehaciente de esa difícil situación es la secuencia de escándalos financieros y policiales que han involucrado recientemente a ejecutivos de las finanzas de Brasil, Venezuela y Argentina.
Un banquero venezolano prófugo es capturado en Estados Unidos. Dos ejecutivos brasileños fueron detenidos, mientras el presidente de la república amenaza con aumentar el castigo a este tipo de delitos. En Argentina, la demanda es cada vez mayor de acciones legales contra los acusados en un escándalo bancario en el que la transnacional IBM aparece implicada.
En las dos últimas semanas, ejecutivos de la finanzas de esos tres países latinoamericanos frecuentaron las páginas policiales de los principales diarios, agravando la crisis de credibilidad que afecta a la banca regional.
En menos de una década y media, los dirigentes de esas instituciones pasaron de ser vistos como guardianes del ahorro popular a ser considerados como los "malos" de la película de la recesión económica que afecta a la mayor parte de América Latina.
La lista de importantes financistas buscados por la policía, citados por jueces o acusados en los tribunales latinoamericanos es cada vez amplia.
Se trata de un fenómeno inédito en la banca continental y, según expertos, revela la cara impresentable de la especulación financiera en el período de inflación descontrolada y la complicidad de gobernantes con quienes manipulan las finanzas públicas y privadas.
El cubano-venezolano Orlando Castro fue capturado en Miami, acusado de estafar 55 millones de dólares del Banco Progreso, cerrado por el gobierno en Caracas, en 1994.
En Brasil, los principales ejecutivos del Banco Nacional son acusados de fraude de la friolera de 4.600 millones de dólares, mientras en Argentina varios ex responsables del estatal Banco Nación son sospechos de haber realizado millionarios negocios ilegales junto a directivos de IBM.
Los escándalos que involucran a destacados ejecutivos de la banca de Brasil, Argentina y Venezuela no son casos aislados.
En Perú, Paraguay, Costa Rica y México, para mencionar únicamente los casos más importantes, la credibilidad en el sistema financiero fue seriamente afectada por operaciones ilegales y en beneficio propio cometidas por dirigentes de instituciones públicas y privadas.
También se deterioró la confianza en la capacidad del Estado para controlar el sistema financiero.
Ese fue el caso de Brasil, donde el Banco Nacional (privado) falsificó durante casi una década sus estados de cuenta para ocultar que estaba en quiebra. (FIN/IPS/cc/dg/ip-if/96)